Hace 40 años, Estados Unidos, aún tambaleándose por la crisis petrolera de 1973, prohibió la mayoría de las exportaciones de petróleo crudo. Esa prohibición fue levantada por el Congreso en diciembre de 2015, y el primer envío bajo las nuevas reglas partió el 31 de diciembre del puerto texano de Corpus Christi. El renovado flujo de crudo ya está cambiando cómo se fija el precio del petróleo.
No todos los barriles de petróleo son iguales. Los crudos pueden ser viscosos como el alquitrán o tan “ligeros” que flotan en el agua. Su contenido de sulfuro varía de insignificante (“dulce”) a altamente ácido (“amargo”)
Aunque cientos de grados son comprados y vendidos, los operadores de las compraventas usan un puñado de referencias para darle sentido al mercado. El Brent, procedente del Mar del Norte, es el estándar internacional actual. Los estadounidenses prefieren usar un grado similar conocido como West Texas Intermediate.
El WTI era la principal referencia mundial. Tiene varias ventajas sobre el Brent. Por un lado, llega al punto de entrega --Cushing, Oklahoma-- por oleoducto, y por ello puede ser vendido en lotes de tamaño variable. El Brent, por el contrario, solo puede venderse por carga de buque tanque.
Como el Brent ve menos transacciones y más grandes, generar precios continuos es complicado. El precio siempre cambiante del WTI puede ser observado directamente, lo que le hace más transparente. Finalmente, el Brent está umbilicalmente conectado con una región petrolera en declive. Proviene de un puñado de campos petroleros, mientras que un contrato de WTI puede ser surtido por cualquier petróleo adecuado que llegue a Cushing.
Sin embargo, el WTI tenía un defecto vital. La prohibición de las exportaciones significaba que podía desconectarse de los precios mundiales del petróleo si Estados Unidos producía más crudo del esperado, ya que el superávit no podía ser exportado. Durante la mayor parte de fines del siglo XX ese riesgo fue hipotético, ya que la producción de Estados Unidos declinó constantemente.
No obstante, en los últimos años, el auge del petróleo de esquisto ha revivido la producción estadounidense. Surgió un exceso de crudo, primero en Cushing y luego por parte del conjunto de refinerías en el Golfo de México. Eso hizo caer los precios del crudo estadounidense por debajo del Brent. El diferencial alcanzó su nivel máximo en 2011 en 28 dólares por barril. Como el precio del WTI empezó a decir cada vez menos sobre el estado del mercado mundial, los operadores lo abandonaron a favor del Brent. Las operaciones en los contratos vinculados con el Brent superaron a los relacionados con el WTI a principios de 2012.
16 Millones de barriles de petróleo diario es la expectativa de crecimiento de la demanda de crudo en Asia.
La reanudación de las exportaciones estadounidenses ha cambiado eso. Las dos referencias ahora se comercian más o menos al mismo precio. El WTI ha recuperado debidamente su posición como la referencia petrolera más comerciada.
Sin embargo, este cambio podría resultar en una distracción comparado con otro cambio en el mercado petrolero: su centro de gravedad está moviéndose inexorablemente hacia el este. La OPEP, un cártel de exportadores de petróleo, espera que la demanda en Asia crezca en 16 millones de barriles diarios para 2040. Si eso sucede, Asia terminará consumiendo más de 46 millones de barriles diarios, cuatro veces más que Europa. Conforme Asia crezca, se volverá la fuerza dominante en el mercado mundial.
Una buena referencia tiene que reflejar la oferta y la demanda de petróleo siempre que se use. El WTI podría seguirse viendo influenciado por los cuellos de botella en el mercado estadounidense. El Brent refleja el mercado para el petróleo en el noroeste de Europa. Eso fue alguna vez positivo, pero, conforme declina la participación de Europa de la demanda mundial de petróleo, la proximidad al continente ya no es la ventaja que era.
Eso sugiere que surgirá una referencia asiática. El Mercado Energético Internacional de Shanghái planea lanzar su propio contrato denominado en yuanes este año.
La nueva referencia tendrá problemas desde el inicio. Por una parte, los controles de capital de China hacen difícil que los extranjeros compren los yuanes necesarios para comerciar los contratos. Las agitadas oscilaciones en los mercados de valores de China establecen un ejemplo inquietante para los inversionistas.
Sin embargo, el tiempo está de su lado.