El caso petrolero de Río Negro tiene la particularidad de haberse reestructurado íntegramente en medio del movimiento telúrico que significó la política de hidrocarburos que llevó adelante, desde el 2012 con la nacionalización de YPF, el gobierno kirchnerista. Fue la única provincia que renegoció contratos con el signo de la renovada ley de Hidrocarburos (Nº 27007) y bajo la vigilancia de la –ahora derogada– Comisión de Planificación de Hidrocarburos.
Incluso hubo más. Sacó a flote los nuevos contratos en medio de fuego político interno y atravesando el campo de heridos que dejó la reforma de la ley petrolera nacional, un clima que complicó más a las pequeñas provincias productoras y no tanto a las potencias. Fueron doce áreas primero y, posteriormente, otras tres.
Así dio el puntapié inicial para la puesta en marcha a una actividad que en la provincia estaba en stand by producto de la cercanía de los vencimientos de las concesiones (plazo en el que las empresas sacan el pie del acelerador), un momento de transición política local y las señales de un mercado internacional que comenzaba a resentirse.
"Las expectativas están puestas en el cumplimiento de los contratos de inversión acordados en las renegociaciones y por el momento no hay nada que nos insinúe que no será así", explicó a "Río Negro Energía" Sebastián Caldiero, secretario de Hidrocarburos de la provincia. Para este año los compromisos de inversión, en exploración y producción, son de 550 millones de dólares, una cifra significativa para el sostenimiento de la actividad y la continuidad de la cadena de servicios y de empleos en la provincia.
EL GAS QUE VIENE
Desde el equipo que coordina Caldiero ponen la producción hidrocarburífera en su justa medida: entienden que se trata de un período inicial para la puesta en marcha de una actividad que cada vez posiciona más a la provincia en el mapa petrolero y gasífero nacional.
Sobre el anuncio del ministro de Energía, Juan José Aranguren, de retrasar el precio del barril criollo un 10%, Caldiero expresó que era una situación que, si bien se esperaba, "sirvió para destrabar al sector", que con la devaluación se había contraído a la espera de novedades oficiales y precios específicos. El funcionario reconoció que un dato de peso para la provincia serán las definiciones que se tomen para el gas.
Caldiero sigue de cerca las negociaciones que podrían terminar con mejores precios para el fluido y –lo que es más auspicio aun– con un valor que sea reconocido como tarifa plena en boca de pozo y de esa manera trasladarse a regalías. El principal proyecto que tiene la provincia está ubicado en Allen y allí YPF, a través de Ysur, desarrolla el yacimiento Estación Fernández Oro, un activo de gas que en el 2015 mantuvo sus niveles de producción con alrededor de 1,7 millones de m³/día.
APUNTADO A LOS BARRILES
El primero de abril se abrirán los sobres de los cinco bloques petroleros que la provincia licitó el año pasado. El acto se pospuso porque había quedado en medio del cierre de un año electoral que terminó con el cambio de signo político en el gobierno nacional.
Lo que sí se conocerá en los próximos días serán los plazos y condiciones para que YPF ponga en marcha su plan exploratorio en la flamante área Chelforó. Se trata de un yacimiento de 6.000 km² que no existía y que fue delimitado a requerimiento de la petrolera nacional. Los geólogos tienen expectativas de que una continuidad de la Cuenca Neuquina les entregue barriles de crudo hasta ahora desconocidos.
El plan de los diez años
Recuperar terreno en la actividad petrolera no ocurre de un día para el otro. La renegociación de los contratos en los yacimientos rionegrinos incluyó un horizonte de inversiones que va hasta los próximos diez años. Es difícil de imaginar que antes de ese plazo el peso específico de esta industria pueda sobresalir por encima de otras economías que el rico territorio provincial incluye.
Sin embargo los planes de inversiones sumados por las cinco empresas, cuatro en la primera etapa y la restante el año pasado, totalizan unos 3.289 millones de dólares. Se esperaba que los primeros años, que son los que se transitan actualmente, fueran los de mayor impulso pero el contexto internacional de precios con valores mínimos históricos permite pensar en un cumplimiento de los contratos y solo eso.
En paralelo parece tomar forma el impacto indirecto de la actividad. La apuesta empresarial y un mercado que se prepara para el crecimiento petrolero ya asoman en el Alto Valle a la vera de la Ruta 22.