Los 1.500 millones de dólares que la empresa Vale invirtió para su planta de potasio en Malargüe, son los condicionantes para el futuro de la reactivación de la minera.
Justamente el futuro del emprendimiento fue el tema de conversación entre el CEO de Vale en Argentina, Edoardo Santana, y el subsecretario de Minería y Energía de Mendoza, Emilio Guiñazú, en una reunión que mantuvieron en los últimos días.
Los interesados en hacerse cargo del proyecto parecen estar en China y en Rusia, ya que ha habido mineras que han preguntado, según dijo Santana ante los funcionarios provinciales. La clave del interés radica en que en el último año, el precio internacional del potasio se incrementó nada menos que 32 por ciento.
Se calcula que para poner la mina en marcha hacen falta unos 8.000 millones de dólares, lo que para grandes mineras internacionales no sería mucho. Pero para Mendoza –y para Cornejo– sería nada menos que poner en marcha la mina de potasio más grande del país y una de las más importantes del mundo.
Potasio Río Colorado, por el material a extraer y su proceso, no chocaría en nada con la ley antiminera 7.722, confirmada hace pocos días por la Corte local como perfectamente constitucional.
Vale, por su parte, también ha dado señales de apuro. En junio pasado, envió un equipo de técnicos a inventariar las instalaciones, y a hacer un informe sobre el estado de las instalaciones. Más allá de las conclusiones técnicas –está todo en muy buen estado, a tres años de haber paralizado los trabajos–, se debería reactivar el emprendimiento antes del 2017, sino la concesión de la Provincia se caerá y deberá volver a licitarse, algo que, bajo ningún punto de vista, quiere Vale que ocurra.