Pablo Fernández Blanco
La pregunta se repite cada vez que suben los precios de los combustibles: ¿por qué las naftas aumentan en la Argentina mientras bajan en el resto del mundo? Una respuesta completa a ese interrogante obligaría a hundirse en los vaivenes de la historia económica, pero la explicación de la suba del 6% que ocurrió esta semana es relativamente sencilla.
En primer término, las empresas que venden combustibles, como YPF, Shell, Axion, Petrobras y Oil les cobran a los consumidores finales en pesos (salvo una porción mínima que se exporta). Pero al menos un 80% de sus costos está en dólares, la moneda en que cotiza el petróleo, la principal materia prima de las naftas y el gasoil. El 17 de diciembre el Gobierno abrió el cepo cambiario , pero también convalidó una devaluación que, hasta ayer, alcanzó el 44 por ciento. De manera que esas empresas necesitan más pesos para pagarles a sus proveedores. Es la primera clave del aumento.
Según sus cuentas, deberían haber trasladado toda la devaluación a los precios. Sin embargo, el aumento de las naftas y el gasoil fue mucho menor. Eso se debe a un acuerdo con el Gobierno. El ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren , dispuso una baja del 10% en el precio local del petróleo, que moderó parcialmente las necesidades de incrementos de las refinadoras. El crudo de Neuquén, el mejor del país, cuesta ahora U$S 67,50. Las petroleras recibirán menos que antes, pero más del doble de lo que cobran en el resto del mundo (ayer el WTI, de Estados Unidos, cerró a U$S 33,27, el mínimo en 12 años). Como en la mayoría de los países los precios de los combustibles están atados a la cotización internacional, bajaron en los últimos meses.
En el país, en cambio, el Gobierno sostiene el subsidio de la demanda -los automovilistas- a las petroleras para evitar un colapso de la actividad, en especial en la Patagonia. Esa decisión conlleva una penitencia: si hoy se abriera la importación de crudo, los automovilistas pagarían la mitad cada vez que llenan el tanque.
Surtidores
Si se tiene en cuenta que los patagónicos tienen un beneficio exclusivo en el precio de los combustibles, la diferencia de lo que paga un barilochense respecto a un formoseño, un chaqueño, un correntino o un misionero, es del 50,65 por ciento.
El valor de la nafta súper de la petrolera estatal YPF en las estaciones de servicio de la Capital Federal se ubica en los 13,80 pesos por litro mientras que en Resistencia ya alcanzó los 16,03 pesos: una diferencia de $2,23.
Así, llenar el tanque de 55 litros de un Volskwagen Gol Trend -uno de los modelos más vendidos en la Argentina en los últimos cinco años- tiene un costo de 759 pesos en Capital y de 881,65 pesos en Resistencia (una diferencia del 16,15 por ciento).
La fórmula Infinia -la nafta premium de la petrolera de bandera- se ubica en los 15,56 pesos tras el reciente ajuste del 6 por ciento aplicado por el Gobierno de Mauricio Macri y en Resistencia se cobra a 17,37.
En una localidad del interior de la provincia del Chaco, como Pampa del Indio, Castelli o Quitilipi hay que sumarle unos 60 centavos más por litro tanto a la nafta súper como a la Infinia, al Diesel 500 y al Euro.
En todos los casos, los precios de YPF son más baratos que lo que muestran en el resto de las empresas y cuanto más distancia hay entre los pueblos y la refinerías, mayor es la dispersión de valores.
La nafta V-Power nitro plus (premium) de la angloholandesa Shell alcanzó los 18,65 pesos en Corrientes capital mientras que en la Ciudad de Buenos Aires la misma compañía cobra 16,45 el litro del mismo combustible.
En la Patagonia, los combustibles son más baratos que en cualquier otro lado: desde 1991 rige un descuento al sur del Paralelo 42 (a la altura de las localidades de El Bolsón en la zona Andina y Sierra Grande en la zona Atlántica) y hasta Tierra del Fuego.
Desde el 1 de diciembre último se aplica el mismo descuento a la zona conocida como Patagonia Norte, gracias a la exención del Impuesto a la Transferencia de los Combustibles (ITC), una ley impulsada por los senadores Miguel Pichetto (Río Negro) y Guillermo Pereyra (Neuquén).
El privilegio alcanzó entonces a la totalidad de los territorios provinciales de La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, así como al departamento mendocino de Malargüe y al partido bonaerense de Patagones.
Cuando se sancionó en 1991, la ley 23.966 pretendía beneficiar a una región muy alejada del centro del país y con condiciones climáticas adversas, donde el valor del combustible tiene un alto impacto en el turismo, la industria, el comercio y el transporte. Por ello, en Viedma y Bariloche el precio actual de la nafta súper de YPF es de 10,64 pesos; y en el caso de la premium, de 12,30 pesos.