China ha puesto en marcha su maquinaria reguladora para intentar calmar los mercados. La actuación del regulador del mercado, las medidas del Banco Central y la intervención de los fondos estatales han contribuido a frenar el desplome. Estas son las medidas anunciadas:
Como primer paso, el regulador del mercado anunció ayer que suspende desde hoy el nuevo mecanismo de bloqueo automático de las Bolsas que entró en vigor el pasado lunes y que ya ha sido activado en dos ocasiones en la semana ayudando a propagar las turbulencias locales en los mercados de todo el mundo.
“Actualmente, los efectos negativos del mecanismo son mayores que los efectos positivos. Por tanto, la Comisión Reguladora del Mercado de Valores de China decide suspender el mecanismo interruptor para mantener la estabilidad del mercado”, afirmó un portavoz del organismo, Deng Ken, en un comunicado divulgado por la agencia oficial Xinhua.
El anuncio, a última hora de ayer en China, ayudó a rebajar las pérdidas en los mercados europeos. En paralelo, como hoy expiraba la prohibición impuesta en julio a los accionistas de referencia de las compañías vender sus carteras durante seis meses, China impuso ayer que solo puedan vender un 1% durante los tres próximos meses y que deban preavisar con 15 días si lo van a hacer.
El final del bloqueo automático no ha sido el único factor que ha ayudado a calmar los ánimos. El Banco Popular de China (PBOC, por sus siglas en inglés) ha fijado este viernes una referencia media para el yuan de 6,5636 dólares, por encima de la tasa de referencia de 6,5646 dólares del jueves y por encima del cierre de 6,5929 dólares de la víspera. Se trata en cualquier caso de la primera subida tras nueve sesiones de recorte, con lo que ha contribuido a frenar el desplome de los últimos días.
El jueves, el regulador chino también anunció que se renovaban algunos límites a las ventas de los grandes accionistas, que se impusieron el pasado mes de agosto y que en principio finalizaban hoy vierens.
La CNMV china señaló que durante los próximos tres meses, estos grandes accionistas (con más del 5% del capital) no podrán vender más de un 1% de los títulos, y además estarán obligados a anunciar al mercado sus planes de hacerlo con al menos 15 días de antelación.
Los expertos del mercado señalan que fondos estatales chinos están realizado importantes compras en el mercado para contribuir a restaurar la confianza. Según señala Bloomberg, las compras se han acelerado este jueves y viernes.
Reuters señala además que el banco central de China habría intervenido el mercado para apoyar al yuan a través de bancos estatales. "Algunos bancos estatales ha ofrecido liquidez, a un cambio de yuan dólar cercano a 6,59, y se sospecha que se habría realizado a nombre del banco central", ha señalado un operador a la agencia.
La venta generalizada de acciones en China del jueves tuvo más que ver con la economía del país que con su mercado bursátil. El mercado se hundió, y fue cerrada, debido a la decisión de Beijing de devaluar aún más su divisa. Eso en sí está enviando un mensaje sombrío a los inversionistas: todos los esfuerzos del gobierno por estimular la economía simplemente no están funcionando.
Una devaluación de la divisa es considerada como el último recurso para impulsar las exportaciones. El temor es que China no pueda mantener sus metas de crecimiento mientras intenta trasladar el peso de su economía de la manufactura a los servicios.
Para los inversionistas individuales chinos, los cuales impulsan el mercado, esta pérdida de confianza los ha motivado a guardar sus ahorrps en efectivo o tratar de sacar su dinero del país. No hay una razón válida para mantener sus inversiones en acciones chinas, donde las ganancias se están debilitando, si también tienen que enfrentar una lucha desigual con el yuan.
Desde mediados del año pasado, la principal razón para comprar acciones chinas fue la creencia de que Beijing impulsaría al mercado, sin importar el costo. Si los inversionistas creen que Beijing no puede o no quiere hacerlo, el argumento básico para comprar acciones se cae.
El declive en la divisa también expone las contradicciones en la política gubernamental de China. Beijing ha prometido mantener la estabilidad del yuan como parte de su esfuerzo para que este fuera seleccionado como divisa de reserva por parte del Fondo Monetario Internacional. Pero apenas obtuvo ese ese estatus, el banco central Chino bajó la divisa.
El año pasado, Beijing trató de impulsar a la economía y resolver algunos de sus problemas de deuda al impulsar un auge en el mercado bursátil. Cuando este fracasó, trató de mantener a las bolsas estables y a la vez darle a la economía un impulso al devaluar el yuan. El problema es que una divisa debilitada hace que las acciones no sean tan buen negocio. Los inversionistas dicen que Beijing no puede tener ambas cosas a la vez.
Claro, hay que considerar que los encargados de trazar las políticas en Beijing están en una posición nada envidiable. Debido a que su divisa estaba más o menos ligada al dólar, esta ha subido frente a la de la mayoría de sus competidores globales. Eso ha hecho que las exportaciones sean más costosas. Recientemente, el país cambió su indicador de referencia a una canasta de divisas, lo que le da más flexibilidad. No obstante, esa medida fue tardía y devaluar ahora en base a este cambio se ve mal.
Otro problema es la volatilidad del mercado chino. Aunque la adición de “circuit breakers”, los sistemas que interrumpen la cotización de la bolsa si esta cae por debajo de un umbral predeterminado, fue un buen paso y pone al sistema a la par con los mercados occidentales, China no tuvo en cuenta las fuertes oscilaciones de su mercado cuando fijó el umbral.
Después del desastre del jueves, el regulador de valores de China suspendió el nuevo mecanismo, el cual ha estado en el centro del las turbulencias del mercado.
Bajo el nuevo sistema, que entró en vigencia el lunes, el corretaje en China se detendría si el mercado caía en 7%, lo cual hizo en la primera media hora de corretaje el jueves. El lunes, el corretaje fue suspendido después que las acciones cayeron 5% y cuando se reanudó, descendieron a 7% en cuestión de minutos.
En el mercado estadounidense, que es mucho más dócil, las acciones necesitan caer 20% para que el mercado cierre. Para efectos prácticos el “circuit breaker” chino fijó en piedra las pérdidas del día. Los inversionistas, viendo un rápido declive, apuraron agravaron el pánico al deshacerse de acciones antes que el mercado se cerrara, quitándole la posibilidad de que se afianzara una recuperación. Así mismo, aún quedan miles de millones en préstamos de margen en circulación, lo cual acelera las caídas.
Aunque se invierte poco dinero extranjero en la bolsa china, las caídas de esta semana son importantes para los inversionistas occidentales y para China por dos razones. Primero, expone la incomodidad de Beijing con los mercados, es decir aquellos que no puede controlar.
Segundo, las empresas occidentales aún inyectan miles de millones en inversiones directas en China cada año, debido a que las compañías creen que pueden beneficiarse del rápido crecimiento de China. Si ellos no creen en el crecimiento, el flujo de efectivo se secará.
Para los líderes chinos, lo que realmente importa es el crecimiento económico y no el mercado bursátil. En algún momento tendrán que abandonar sus sueños de mercado alcista y enfocarse en la economía, lo que significa que las acciones y el yuan podrían caer aún más.
El Promedio Industrial Dow Jones cayó casi 400 puntos el jueves, luego que profundas caídas en los valores chinos contagiaran a los mercados globales.
La venta generalizada del jueves se desató después que el Banco Popular de China hiciera su mayor ajuste del yuan a la baja desde agosto. El mercado bursátil del país cayó más de 7% en medio de preocupaciones sobre una fuga de capital del gigante asiático. Las bolsas chinas detuvieron operaciones después de apenas 30 minutos, registrando la sesión más corta en su historia, después que el mecanismo recién instalado para limitar la volatilidad fuera activado por segunda vez esta semana.
El Dow cedió 392,41 puntos, o 2,3% a 16.514,10 puntos. El S&P cayó 2,4% y el Nasdaq Composite perdió 3%.
Los corredores dicen que aunque se prepararon para una sesión de corretaje frenética, hubo relativamente poca urgencia en las ventas.
“Los mercados estadounidenses están involucrados con los mercados globales, y con toda razón, pero hasta el momento no hay un pánico masivo de venta”, Jonathan Corpina, socio gerente de Meridian Equity Partners.
La caída del mercado empeoró en la tarde, a medida que los inversionistas se preparaban para otra posible caída de los mercados chinos el viernes. Los corredores dijeron que muchos inversionistas hicieron apuestas en la tarde contra el S&P 500 en caso que hubiera turbulencias adicionales en China el viernes que se extendieran a los mercados de EE.UU.
Otros mercados del planeta también cayeron el jueves. El Nikkei de Japón, el S&P/ASX 200 de Australia y el Índice Hang Seng de Hong Kong perdieron cada uno más de 2%. El Stoxx Europe 600 cayó 2.2% después de llegar a perder hasta 3,6% durante la sesión.
La primera semana del año nuevo ha estado dominada por China.
Los inversionistas han estado debatiendo el jueves si las pérdidas de los mercados chinos continuarán y si provocarán más caídas en los mercados internacionales.
Además, los inversionistas en Estados Unidos siguen digiriendo las actas de la Reserva Federal publicadas el miércoles, que mostraron que los miembros de la Fed tienen cierto miedo a que la inflación permanezca más tiempo por debajo de su objetivo del 2%.
A esto se suma que el Banco Mundial recortó el miércoles sus previsiones de crecimiento por tercer año consecutivo, lo que empeora el panorama para los mercados emergentes.
El regulador del mercado bursátil de China anunció el jueves que limitará las ventas por parte de los grandes accionistas a un máximo del 1% del total de las acciones en circulación de una compañía en un periodo de tres meses, después de que los mercados del país cerraran antes de hora por segunda vez esta semana como consecuencia de la activación del mecanismo para contener la volatilidad.
La Comisión Reguladora del Mercado de Valores de China ha decidido que los grandes accionistas, aquéllos que poseen un 5% o más de compañías cotizadas, no podrán vender más del 1% de los títulos en circulación en un plazo tres meses, según el comunicado publicado en su página web.
La comisión también anunció que los grandes accionistas deben comunicar sus planes de reducción de participaciones a las bolsas con 15 sesiones de antelación.
Las nuevas medidas llegan antes de que el viernes se levante la prohibición de seis meses de vender acciones impuesta a grandes accionistas y buscan “evitar una concentración de la reducción de participaciones” y “estabilizar las expectativas de mercado”, según el comunicado.
El regulador estableció la prohibición de vender acciones a estos accionistas el 8 de julio del año pasado en un intento por detener la sangría de la bolsa china.