El único candidato que ha realizado planteamientos específicos para destrabar los proyectos mineros paralizados ha sido Alan García. Acierto indudable del ex presidente el hacer propuestas concretas como la creación de un canon comunal. Pero, ¿por qué un canon comunal no parece ser la mejor idea?
En primer lugar porque ya existe canon regional y distrital. Y un observador imparcial no diría que los recursos del canon son gastados con eficiencia y libres de corrupción. ¿Por qué, entonces, un nuevo canon comunal sería gastado de mejor forma? ¿Qué ventaja comparativa, en términos de gestión y menor corrupción, ofrecerían las comunidades? Además, ¿no es acaso la propiedad comunal una rémora para el desarrollo del país? Considero que cuando no hay derechos de propiedad individuales se hace harto complicado el proceso de negociación y resolución de conflictos.
En segundo término, establecer un canon comunal no parecería atacar la raíz de la oposición a los proyectos mineros. De hecho, en el caso de Conga y Las Bambas, los opositores a los proyectos no viven en las comunidades vecinas a las minas, sino más bien a varias decenas de kilómetros. Ejemplo claro de una relación complementaria y virtuosa entre mina y comunidad es el de Porcón en Cajamarca.
La comunidad de Porcón es un modelo de desarrollo: explota recursos forestales, provee servicios turísticos, tiene producción agropecuaria y de artesanías, además de acuicultura. Y las truchas en sus piscigranjas nadan en aguas previamente tratadas en la mina Yanacocha. Este tipo de colaboración entre empresa y comunidad, que desarma la demagogia de la antiminería sobre las consecuencias medioambientales de la minería moderna, no parece necesitar ningún tipo de canon comunal.
Finalmente, habría que precisar cómo se financiaría el canon comunal. ¿Se tomaría parte de los recursos que financian el canon distrital y regional? ¿Se aumentaría la participación del canon total en el impuesto en la renta? ¿Se incrementaría la tasa del Impuesto a la Renta?
Dos sugerencias para destrabar los proyectos mineros: recoger la experiencia positiva del “óbolo minero” que el gobierno de Humala desactivó sin explicación. El Programa Minero de Solidaridad financiaba proyectos locales eficientes y hacía beneficiarios directos de la explotación minera a los pobladores. La segunda sugerencia es potenciar el programa de Obras por Impuestos.
Es crucial que el próximo gobierno no sea enemigo de la minería. Explotar nuestra enorme riqueza geológica es fundamental para alcanzar el desarrollo.