El primer plan para intentar mejorar los números de Ancap fracasó, por eso ahora los técnicos de los ministerios de Industria y los de Economía y la propia petrolera diseñan un Plan de Adecuación Financiera (PAF) que permita a la empresa navegar con resultados positivos al menos hasta 2026.
Las medidas implementadas hasta ahora "no son suficientes" y si bien "hemos avanzado, podemos repetirlo todos los años, pero no harán que la empresa sea sustentable", admitió en la Comisión Investigadora el gerente de Servicios Compartidos, Hubert Arbildi.
El eje del nuevo plan está ahora, como adelantó El País, en el manejo de la deuda de la petrolera con foco en una capitalización que se concretará mediante la condonación de una deuda que mantiene Ancap con el Ministerio de Economía por un préstamo que le otorgó la cartera para pagar por adelantado la deuda con Pdvsa.
El gobierno se juega las cartas a que la reducción del pasivo permitirá incrementar el patrimonio neto y así darle liquidez a la empresa (siempre que se mantengan los activos) no solo para Ancap en sí misma sino para las otras empresas del grupo.
Hoy la deuda de Ancap con Economía es el equivalente a US$ 623 millones en Unidades Indexadas. El Ministerio de Economía prestó US$ 784,3 millones a Ancap en dos oportunidades: US$ 517,4 millones en 2013 y US$ 267 millones en 2015. En ambos casos la deuda con Pdvsa era mayor pero al cancelarla antes que venciera, Ancap hizo una ganancia financiera. A cambio, Ancap generó una deuda en Unidades Indexadas a la inflación con Economía. La deuda con el MEF es a 10 años de plazo y la única en moneda nacional.
La idea es no tener que poner dinero en efectivo sino generar la operación contable.
El Banco Hipotecario (BHU) es el antecedente más notorio que cuenta el gobierno de capitalización sin inyectar dinero. La misma se definió por US$ 250 millones en 2007 acompañada de una reestructura que llevó a que los pasivos del BHU sean transferidos al Ministerio de Economía y los activos a fideicomisos administrados por la Agencia Nacional de Vivienda cuyo beneficiario sería Economía.
Pero al manejo del pasivo que se prevé hacer en Ancap con la cancelación de la deuda generada por el pago a la venezolana Pdvsa se suman otras operaciones en el mismo sentido. Lo primordial es alargar plazos de pago y cambiar moneda ya que el 80% de la deuda está en dólares.
"La dolarización de la deuda financiera y comercial se puede traducir en un 57% en dólares y un 43% en Unidades Indexadas", dijo Arbildi.
Ancap y Economía pidieron a la CAF financiamiento para cambiar deuda de corto plazo a un período de diez años. Asimismo prevén hacer "un llamado mediante el decreto que habilita UTE para que se permita invitar a determinadas instituciones (financieras) a fin de que haya un financiamiento", dijo Arbildi. El llamado sería como mínimo por US$ 150 millones y un máximo de US$ 500 millones "que no es para aumentar endeudamiento, sino para cambiar los plazos". Asimismo la operación permitiría pasar deudas en dólares a deudas en pesos o unidades indexadas.
El endeudamiento financiero de Ancap es de US$ 1.455 millones y a nivel de las empresas vinculadas, esto es, ALUR, Ansol, ATS, CABA, Carboclor, Cementos del Plata, Conecta, Ducsa, Gas Sayago, Gasoducto Cruz del Sur, Petrouruguay, Pamacor, la empresa tiene generada una deuda financiera equivalente a US$ 297 millones.
Además hay US$ 130 millones que se le deben a proveedores y otros US$ 702 millones que se le deben pagar a los bancos.
Con estos números, el patrimonio de la empresa cerró el año pasado en torno a los US$ 400 millones y se estima que se reduciría a la mitad este año de no concretarse la operación. Pese a los esfuerzos, se espera que las pérdidas de Ancap van a superar los US$ 200 millones este año.
Ancap pretende, según explicó Arbildi que el plan de capitalización "esté basado en la sustentabilidad de los flujos, de aquí al 2026, donde se asegure vida creciente, patrimonio creciente y resultados positivos". En este marco está pendiente la elección del gerente económico financiero, cargo que no está ocupado desde el 1° de enero de este año.
Pensemos que no hay ilegalidades, ni irregularidades; incluso para hacer este ejercicio mental, concedamos que ni siquiera hubo mala gestión en ANCAP y que, como dicen los mujiquistas, todo se debió a costos de la empresa, a inversiones, a una deuda dolarizada, a su contribución a rentas generales y a 200 excusas o argumentos más. Claro, más allá de debates y ponchos revoleados al aire por dirigentes que en vez de guapeza deben mostrar seriedad, ANCAP debe ser recapitalizada con mil millones de dólares.
Hay un sector de la población que comprende cabalmente lo que significa esto. Otro sector, para que comprenda, se le podría decir que contando niños y ancianos que no trabajan ni aportan a la riqueza nacional (medida en pesos obviamente), sería como si unos señores de corbata en representación del gobierno golpearan a su puerta y le pidieran US$ 300 dólares por cabeza para llenar el hueco de la deuda de ANCAP . Si quieren sacar del negocio a niños y ancianos, entonces debería pagar unos US$ 590 por activo. Tremendo ¿verdad? Lo que quizás no sepa este sector de la población y el otro sector, calificado como el grupo influyente, es que deudas de esta venimos acumulando hace décadas.
Esta sangría no es gratuita, ya no en términos económicos, sino vitales en toda la expresión de la palabra. Por qué una sociedad como la uruguaya, con un Estado de bienestar de los más extendidos de la región, con ventajas sociales y geográficas envidiables, luego de una década de crecimiento a tasas insólitas tiene una clase media cuyo 50% está en estado de fragilidad, o sea, que basta un vientito para que vuelvan a la pobreza.