La banca acreedora de Abengoa se ha reunido para trazar una estrategia definitiva ante el encuentro que mantendrá este miércoles con los representantes de la compañía y que considera definitivo para obtener la liquidez necesaria. Los asesores de la empresa y de los bancos, Álvarez&Marsal y KPMG, respectivamente, han cuantificado estas necesidades inmediatas en torno a 125 millones de euros; es decir, una cifra superior a la calculada inicialmente, que estaba en los 100 millones.
Las entidades financieras exigieron el pasado lunes a la compañía que insistiera en buscar el apoyo de fondos de inversión después de que fracasara en los intentos contra reloj. Se espera que en esta reunión de hoy la empresa relate si ha logrado o no avances al respecto. Si no es así, la banca, que había condicionado su apoyo a que antes lo buscara en los fondos, tendrá que decidir si aporta esa liquidez. La inyección de 125 millones empieza a ser urgente para la empresa, que debe hacer frente a las obligaciones inmediatas, principalmente, pagos a proveedores, la paga extraordinaria de Navidad, que tendría que haberse abonado este martes, y la nómina de diciembre.
Según fuentes empresariales, esa inyección comienza a ser apremiante y, si no la consigue, puede abocar a una situación límite a la compañía. También se ha planteado la posibilidad de que la ayuda sea compartida y que la banca no tenga que poner todo el dinero que pide la sociedad, que ha subrayado las dificultades de convencer a unos fondos algunos que están escaldados por los bonos que adquirieron de la compañía. Parte de esos fondos estudian, no obstante, la conveniencia de entrar en auxilio de la sociedad.
La empresa presentó un boceto de plan de salvación consistente en reducir los gastos entre el 38% y el 40% y desprenderse de activos que no resultaran imprescindible para la rentabilidad futura, centrándose en plantas de energía y tecnología punta, lo que daría lugar a desprenderse de salinizadoras, algunas plantas de biomasa y tendidos eléctricos.
Además, contempló, ante la insistencia de los acreedores, la venta de Abengoa Yiled, considerada una joya particular del grupo y que cotiza en el índice Nasdaq. Sin embargo, según fuentes financieras, la empresa se resiste a vender parte de su participación porque teme que la venta suponga una caída del valor de forma imparable y argumenta que eso tampoco le interesa a la banca porque el grupo industrial pierde valor.
Abengoa cifró entre 400 y 450 millones las necesidades de liquidez para los cuatro bancos que dura el preconcurso de acreedores. Ante eso, la banca encargó a KPMG un análisis exhaustivo del balance del grupo, para determinar cuáles eran esas necesidades de liquidez reales, así como la deuda financiera y el pasivo total. Este se eleva a casi 25.000 millones, una vez descontados los recursos propios. De ellos, 5.500 son con proveedores y 8.904 con la banca, si bien en tono a la mitad son operaciones de tipo project finance (es decir, financiación de proyectos con terceros). Además, KPMG estudió la viabilidad de los proyectos iniciados, la situación de las filiales, la evolución a futuro, las alternativas de financiación y las potenciales garantías. Los resultados de todo ello los tienen sobre la mesa el comité negociador que forman los bancos Santander, Popular, Sabadell, CaixaBank, Bankia, HSBC y Crédit Agricola a través de su filial Calyon.