Techint tuvo su primer cruce con el gobierno de Mauricio Macri este mediodía, cuando Luis Betnaza irrumpió en panel de la UIA para preguntarle a Francisco Cabrera si continuarán los acuerdos comerciales con China, una de las principales preocupaciones de la principal siderúrgica del país.
El cruce se dio durante un panel de la 21 Conferencia Industrial Argentina en Parque Norte, en el que Cabrera era invitado y Eduardo Nogués, de Ledesma, el moderador.
Pero Betnaza no soportó la ansiedad. Apareció de repente, mandó a Nogués a la tribuna y se pudo a moderar, no para mejorar la calidad de la jornada sino marcar la cancha.
“Le quiero preguntar qué van a hacer con la administración del comercio y con los acuerdos con China”, lo apuró el directivo de Techint.
El ministro de Industria, que no fue preparado para el desafío, trató de salir del paso. “Los acuerdos tienen cláusulas secretas y vamos revelarlas, todo va a ser transparente”, se escudó.
Luego intentó reencauzar la charla con la promesa de eliminar las Declaraciones Juradas de Anticipación de Importaciones (DJAI) y derogar "el régimen abusivo de información de precios y estructura de costos y márgenes de ganancias que se les exigen a las empresas".
Pero el tema China quedó flotando. Diego Guelar, designado embajador en ese país, aclaró a LPO que el único acuerdo secreto que existe con la potencia oriental son las cláusulas sobre la base espacial que se contruye en Neuquén.
“Ni bien accedamos a la información la vamos a remitir al Congreso”, garantizó Guelar, pero se preocupó por explicar que la falla es sólo del Gobierno argentino por no informar. “Acceder a estos datos no altera la relación bilateral, porque China no debía informarnos de nada”, explicó.
Guelar subrayó sin embargo, que le llama la atención la falta de datos sobre la construcción acordad con China de dos centrales nucleares (Atucha 3 y 4) por un financiamiento estimado en 15 mil millones de dólares.
“Necesitamos saber cómo son esos proyectos porque se rubricaron en la última semana de Gobierno. Pero no tiene que ver con nuestra filosofía energética”, aclaró Guelar, en respuesta a las sospechas que deja correr el kirchnerismo sobre una supuesta presión de Estados Unidos para frenar la producción de uranio.
La interna en la UIA
La desprolija aparición de Betnaza se explica hacia adentro de la UIA, donde los representantes de Pymes no están muy de acuerdo en restringir la relación con China, sobre todo porque en muchos casos incluye inversiones importantes que disparan contratos con industrias pequeñas.
El dueño de Techint, Paolo Rocca, no tiene esa visión, preocupado sobre todo en garantizarse el monopolio del acero. “La relación con China es un pacto con el diablo, que está basado sobre la exportación de productos primarios y de commodities hacia China, en la importación de productos industriales, en la captura por parte del Estado a través de retenciones y dividendos sobre compañías en distintas áreas y la carga impositiva creciente”, afirmó hace un mes en una de sus últimas apariciones públicas.
En México, la otra gran base de operaciones de Ternium, logró imponer esa visión y consolidó detrás suyo a casi toda la industria siderúrgica en un fuerte lobby contra el gobierno de Enrique Peña Nieto, para que bloquee el ingreso de acero de China. En Argentina todavía no tiene quién lo escuche y ni siquiera logra consenso entre los industriales.
Hasta no muchos años atrás, el principal país que financiaba inversiones de infraestructura fuerte en la Argentina era Brasil, a través del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes), pero el escándalo de corrupción que involucró a las principales constructoras brasileñas y puso a la presidente Dilma Rousseff al borde de la destitución, la obligó a congelar los proyectos. El más relevante que quedó pendiente es el soterramiento del Ferrocarril Sarmiento, que Macri le reclamó reactivar en su reciente visita a Brasilia.
La salida de Brasil como financista de grandes obras de infraestructura llevó a Cristina a cerrar acuerdos con China y Rusia, pero sólo la primer potencia desembolsó fondos.
Como los pequeños industriales, Guelar prefiere la mesura a la hora de cuestionar al gigante asiático. “Yo tengo una absoluta prudencia con este tema, porque China hizo inversiones importantes en el país como el Belgrano Cargas, las plantas hidroeléctricas o la petrolera Sinopec en Santa Cruz, donde hay 4 mil empleados y sólo 20 son chinos”, puntualizó, despejando el fantasma que crean empleos para sus propios trabajadores.
La posible llegada de mano de obra china fue uno de los focos de conflicto del tratado bilateral sancionado por el Congreso hace un año, que obligó a una modificación de último momento, pero luego se confirmó exagerada.
Para el futuro embajador, aún a la espera del acuerdo del Senado, esa ley no abre el riesgo de la invasión de productos chinos. “Habilita acuerdos de Estado a Estado, pero no suprime las licitaciones y yo creo que ese es el mejor mecanismo”, aclaró Guelar. Rocca no está de acuerdo. Y Betnaza ya le hizo saber a Macri.