Mientras la Unión Europea (UE) tiene que luchar con su grave crisis interna, América Latina, una aliada histórica de Europa, teje lazos con nuevos socios, sobre todo para adquirir tecnología rusa y dinero chino. ¿Está cambiando el eje geoestratégico en el continente?
Hasta donde alcanza la vista no se ve más que sal blanca que brilla bajo el cielo azul. En el salar boliviano de Uyuni, a 3.600 metros de altura, se encuentran las mayores reservas mundiales de litio, en una superficie de 10.000 kilómetros cuadrados. El litio se usa en las baterías de los coches eléctricos cuya producción está aumentando. Y con ello el precio del carbonato de litio, que ya llega a más de 6.000 dólares la tonelada. El presidente boliviano, Evo Morales, encargó a la firma alemana K-Utec la planificación de la extracción, pero al final es posible que quienes la lleven a cabo sean empresas de China.
El gigante asiático acaba de prometer a Bolivia créditos por valor de 7.000 millones de dólares para la ampliación de la red de carreteras y trenes. Según Morales, su par Xi Jinping se mostró dispuesto a que lleguen 10.000 millones más.
Europa está sumida en una de sus peores crisis desde la Segunda Guerra Mundial, con lo que está perdiendo influencia en un continente que colonizaron en su día españoles y portugueses. En los aeropuertos, por ejemplo en Brasil, llama la atención la gran cantidad de chinos que viajan por la región por cuya vestimenta se ve que vienen a hacer negocios.
En su visita en agosto a Brasil, la canciller alemana Angela Merkel no logró más que promesas verbales de que Alemania participará en el plan de inversiones de 57.000 millones de euros para ampliar la infraestructura ferroviaria, portuaria y de aeropuertos del país.
Además, desde 1999 la UE negocia con la alianza del Mercosur un tratado de libre comercio pero sin avances. El pacto está frenado sobre todo por Venezuela, que también recibe el alimento de los créditos chinos.
A ello se suma una tendencia a la falta de interés por América Latina en Europa, pese a que de todas las grandes regiones del mundo esta es la que tiene menos conflictos.
Morales acordó también con el presidente ruso, Vladimir Putin, la construcción de un centro de investigación nuclear con tecnología rusa cerca de La Paz. Y Venezuela quiere comprar 12 jets de combate rusos Sukhoi-30.
Yang Zhimin, del Instituto Latinoamericano de la Academia de Ciencias Sociales china, subraya que China ha anunciado hasta 2023 inversiones por valor de 250.000 millones de dólares. Hay una coordinación bien organizada entre "arriba" (el gobierno) y "abajo", las empresas chinas que cada vez ponen más el pie en Latinoamérica, subrayó el experto en la revista Nueva Sociedad.
También EE.UU. observa cómo su "patio trasero" cierra tratos preferentemente con rusos y chinos antes que con ellos, y teme la formación de un nuevo bloque en su contra, después de que a principios del año se organizara la primera cumbre China-Celac con 33 países latinoamericanos.
Beijing va creando sus esferas de influencia. "Los intereses de China en Latinoamérica son sobre todo económicos", subrayan los investigadores Nele Noesselt y Detlef Nolte. Se trata de conseguir materias primas, ampliar mercados para las exportaciones y nuevas oportunidades de inversión para los capitales chinos. Para China, lo que parece más importante es acortar las vías comerciales, y por eso proyecta un canal que atraviese Nicaragua del Atlántico al Pacífico, a un costo de hasta 50.000 millones de dólares, así como una línea férrea de unos 5.000 kilómetros de largo desde Brasil hasta Perú.
Jorge Castro Analista Internacional
La zona euro alcanzó en noviembre el mayor nivel de crecimiento en 4 años – el Índice PMI trepó a 54,4, mientras que fue 53,9 en octubre –, encabezada por Alemania (RFA). El producto de la eurozona es 20% inferior al nivel que tendría si la expansión se hubiera mantenido a la tasa de los 15 años previos a 2007. Por eso, el Banco Central Europeo (BCE) estima que la pérdida acumulada del producto de la zona euro equivaldría en 2030 a tres veces el total del PBI de 2008.
Los países de la eurozona sufren una persistente tendencia deflacionaria, con un nivel general de precios que disminuye desde 2011.
Hay un nítido debilitamiento del nivel de incremento de la productividad. Aumentó 1,7% anual entre 1981 y 2000, cayó a 0,5% por año entre 2001 y 2008, y se ha mantenido en una pauta de 0,2% anual desde entonces.
La deflación europea es arrastrada por el alto nivel de capacidad instalada no utilizada –30% en la zona euro –, en relación con los niveles alcanzados en 2007. La tecnología de esa capacidad no utilizada es la previa a la crisis 2008-2009, obsoleta en términos competitivos. El crecimiento europeo muestra un carácter estructuralmente depresivo, acentuado por la disminución de la fuerza de trabajo y el envejecimiento generalizado.
El PBI industrial de la RFA es 22% del producto, el segundo del mundo después de China (32%). La participación alemana en el valor agregado industrial europeo es 33% del total (Italia, 15%; Francia y Reino Unido, 10%; España, 7%); y es la primera exportadora mundial de bienes de equipo y capital de alta tecnología, con el mayor superávit de cuenta corriente del mundo en relación con el producto (US$3,2 billones) y a la población (82 millones de habitantes).
Innovar es la única alternativa a la decadencia estructural. La nueva revolución industrial puede aumentar 30% la productividad alemana en 10 años, con un alza acumulada de valor agregado de US$305.000 millones (267.000 millones de euros) en ese período, a pesar de la disminución forzosa de la fuerza de trabajo de 10% hasta 2025 y al debilitamiento del crecimiento potencial.
El vínculo entre ingeniería eléctrica, mecánica y revolución tecnológica del procesamiento de la información es el núcleo de la nueva revolución industrial. Este también es el resorte de mayor fortaleza del sistema productivo alemán, que abarca no sólo a las grandes empresas –Bosch, Siemens, Deutsche TeleKom–, sino también a las pequeñas y medianas firmas del Mittelstadt, muy competitivas a escala global: 22 de las 100 principales son productoras de maquinaria y plantas especializadas, y 3 integran el pelotón de las 10 más competitivas.
La situación europea expresa en forma aguda un estadio de depresión estructural empujada hacia abajo por las constantes presiones deflacionarias. La capacidad instalada no utilizada en China es más de 30%, y la tasa de inflación en 2015 es 1% anual o menos.
De ahí la paradoja de que la fuerza de trabajo disminuye y al mismo tiempo lo hace el crecimiento de la productividad. La nueva revolución industrial sería la cuarta en la historia del capitalismo.