Todos descuentan una devaluación. La gran pregunta es de cuánto, cuándo y bajo qué condiciones. El cambio de gobierno próximo produjo, sobre todo, una mejora en las expectativas económicas en el país y el mundo, pero también abre interrogantes sobre cómo se resolverán problemas como el atraso cambiario y tarifario con costos políticos y sociales aceptables para la nueva gestión.
Los expertos perdieron el miedo. "Seguramente, la Argentina irá hacia una política cambiaria más realista, y eso implicará un nivel de sacrificio en el corto plazo", advirtió Rúbens Ricúpero, ex ministro de Hacienda de Brasil y padre del Plan Real. "La transmisión a precios de una corrección cambiaria no se produce o se produce en forma moderada sólo si la demanda también cae", estimó sobre el probable impacto de un sinceramiento cambiario en el corto plazo ayer durante el seminario anual 2015 que organizaron Abeceb e Isonomía en Puerto Madero
"Hoy lamentablemente los ciclos de la Argentina, donde ganó el cambio y las expectativas fueron renovadas, y Brasil, donde el cambio frustrado es en gran parte motivo de la crisis política, no están en armonía", describió el ex funcionario. "Podrían estarlo en el corto plazo, en especial con el nuevo escenario político que se abre con el proceso de juicio político. Por eso es importante evitar desencuentros en esta etapa inicial", aconsejó.
Con relación al nuevo gabinete económico fragmentado en seis piezas, Ricúpero dijo que la Argentina necesita un "comando económico unificado". Y advirtió: "En Brasil una de las principales causas de la crisis fueron las diferencias internas fuertes entre el ministro de Hacienda y el de Planeamiento".
"El dólar tenderá a acomodarse cerca del dólar blue o del contado con liquidación". Esto significa para el director de Abeceb, Dante Sica que luego del 10 de diciembre la cotización oficial de la divisa podría estar por arriba de los 14 pesos. Para que no supere ese límite, "la confianza será clave", afirmó.
"Hay una fuerte herencia y muchos desafíos", describió el ex secretario de Industria en un breve diálogo con periodistas ayer en Madero Walk. "Son de corto y mediano plazo pero hay que atacarlas todas al mismo tiempo", dijo. Entre esos desafíos sumó el tipo de cambio, la falta de reservas y el desequilibrio fiscal.
Adentro de la sala, Livio Gallo, director de Infraestructura y Redes del Grupo Enel, había llegada a ese último tema desde una diagonal. "Las tarifas [de energía] deben ser incrementadas y hay que bajar los subsidios. Lo que hay hoy es un derroche de energía", sugirió el ejecutivo en el panel de empresarios moderado por el director de Editorial Perfil, Jorge Fontevecchia.
"El factor clave para que las organizaciones progresen son las instituciones", alertó Alfredo Moreno Charme, ex ministro de Relaciones Exteriores de Chile, que citó la máxima estadounidense del "rule of law". Una bocanada de aire fresco para los empresarios que en el país reclaman hace años reglas de juego claras.
"Se requiere un Banco Central independiente", señaló el político, justo en momentos en que se descarta una renuncia del presidente de la entidad local, Alejandro Vanoli , golpeado por imputaciones judiciales sobre mal desempeño. "Acá hay un 30% de inflación y esto proviene de emisión monetaria para financiar el déficit del Gobierno", criticó el hombre que caracterizó a la economía del país como "muy cerrada" y pidió más confianza en el sector privado.
"Hay un cambio de expectativas fuerte. Pero todo dependerá del programa y el timming de anuncio de las medidas", predijo Sica, que estimó que el año que viene será de transición y de acomodamiento de los precios relativos.
El director de Abeceb estimó que las cadenas productivas vienen hace tiempo trabajando con precios de reposición cercanos a los del dólar bolsa (por arriba de los $ 14). "El grueso de los argentinos no compra dólares pero son muchos los que saben que una suba de la divisa afectará su operatoria cotidiana", afirmó Pablo Knopoff, director de la consultora Isonomía. "El valor de un dólar a $ 14 o $ 15 ya está naturalizado", agregó el experto en opinión pública.
"Hay un ánimo de cambio en la sociedad. Mauricio Macri deberá aprovechar en el corto plazo ese clima para imponer el cambio de ciclo y otro estilo de liderazgo", analizó Knopoff, que agregó que tan importante como las medidas será la forma en la que se comuniquen a los argentinos en el futuro cercano.
Le tocó cerrar el evento a José Miguel Insulza, ex secretario general de la OAE. "La performance de Macri en la primera vuelta fue espectacular y eso le permitió llegar a la victoria", analizó el chileno, que se preguntó si con el escaso margen en el ballottage podrá encarar las transformaciones que necesita el país.
Es que, dijo Insulza, la misión de Macri es enorme. "Con visión y generosidad deberá conformar no sólo un nuevo ciclo sino un proyecto nacional", finalizó.
Los principales bancos de inversión como JPMorgan, Merrill Lynch, UBS, Credit Suisse y Goldman Sachs –entre otros– enviaron a sus representantes comerciales a la Argentina con una misión bien clara: seducir a todo aquel potencial emisor de bonos para que vuelva a tomar deuda en el mercado internacional. Llegaron esta semana y aún hoy están en el país los principales ejecutivos que mantuvieron reuniones reservadas con el nuevo equipo económico de Mauricio Macri, con la conducción de esa cartera en la Provincia (a cargo de Hernán Lacunza), la Ciudad de Buenos Aires, la provincia de Córdoba y otros potenciales emisores corporativos como la misma YPF.
La llegada masiva de los financistas responde a una realidad cierta: la acuciante necesidad de financiamiento que deja el kirchnerismo. Los hombres de los bancos prometen dólares contantes y sonantes a quien quiera. Saben que no sólo el nuevo gobierno nacional necesitará fondos frescos sino también las empresas y el resto de las provincias. Córdoba, por ejemplo, también está siendo tentada por los bancos para retornar al mercado de capitales internacional con una emisión. Fue de las primeras que en 2010 y en medio de la crisis griega salió al mercado a tomar USD 400 millones. "Tiene muy buena reputación en el mercado", dicen los ejecutivos.
La situación del equipo económico de Macri a cargo de Alfonso Prat Gay es más compleja. Tienen al juez Thomas Griesa que impide cualquier posible emisión de deuda hasta que instaure un perdón o cautelar al país si muestra buena fe para negociar. Por eso, un retorno al mercado de capitales vía bonos es algo que tardará más. Pero el resto de los potenciales emisores tienen vía libre para dejarse seducir por las promesas de los financistas.
Por ejemplo, a la Ciudad de Buenos Aires le están advirtiendo que puede conseguir fondos frescos a 200 puntos básicos menos que la emisión pasada. La administración porteña (ahora en manos de Horacio Rodríguez Larreta) llegó a colocar bonos este año a menos del 9%. La promesa de los financistas es conseguir dinero alrededor de 7%. Calculan los emisarios de los bancos de Wall Street que cualquier emisor que quiera financiarse en el mercado lo podrá hacer a una tasa más baja que en el pasado. La crisis de Brasil también ayuda porque el problema político paraliza los negocios en ese país. El dinero tiene que moverse hacia algún lado y los bonos argentinos prometen altas ganancias.
La situación de la Provincia es más acuciante. Lo sabe la gobernadora electa y el equipo económico que comanda Lacunza. La Provincia podría reducir algo el costo de endeudamiento pero no tanto como la Ciudad dada sus dificultades y sus números en rojo. A ellos los financistas le están diciendo que pueden conseguir dólares abajo del 10% (hoy los bonos de la Provincia cotizan arriba del 11%).
"Están con la valija llena de promesas diciendo que hay dólares para todo el mundo", resalta un funcionario que mantuvo reuniones con estos banqueros. "Son la pata comercial de los bancos que vienen pero sin nada en concreto. Laburan a comisión y solo quieren ganar un negocio", agrega un tanto desconfiado la fuente. Lo cierto es que más allá de esto, el atractivo que empiezan a tener las empresas argentinas como candidatas a emitir bonos en el exterior es demasiado alto para los financistas. Nadie quiere quedarse afuera de la "fiesta" de emisiones que promete el país.