Eduardo Cunha, presidente de la cámara baja del Congreso brasileño, dijo el miércoles que permitirá que se abran procedimientos de juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff, poniendo en marcha lo que probable sea una lucha de poder amarga y prolongada.
La solicitud de juicio político, presentada por un prominente abogado, sostiene que el gobierno de Rousseff violó leyes federales de contabilidad en 2014 y 2015, una afirmación que la presidenta ha negado en repetidas ocasiones.
La acción de Cunha es un nuevo capítulo en el enfrentamiento político entre partidos rivales que ha sido exacerbado por el hundimiento de la economía de Brasil y un escándalo de corrupción masiva en torno al gigante estatal Petróleo Brasileiro SA, o Petrobras.
Analistas esperan que el proceso de juicio político dure varios meses, mientras los legisladores arman el caso contra la presidente y ésta prepara su defensa.
Cunha dijo a periodistas en la capital de la nación que le hacía “feliz” tener que tomar esta decisión. El legislador agregó que había tenido en cuenta el hecho de que Brasil está pasando por un período difícil, con la economía en una profunda recesión. Sin embargo, dijo, no había argumentos para rechazar la solicitud de juicio político.
El propio Cunha está luchando para mantener su cargo en la Cámara. El legislador ha sido acusado por fiscales de lavado de dinero y corrupción en relación con la investigación de Petrobras.
El Comité de Ética del cuerpo legislativo ha aplazado hasta el jueves una decisión sobre la conveniencia de iniciar un proceso que podría despojar a Cunha de su cargo en la Cámara.