Alejandro Vanoli le estropeó un negocio a la petrolera estatal YPF. La empresa informó hoy a la Bolsa que, "por motivos ajenos a las partes",se le cayó la compra -en sociedad con la familia Sielecki- de la petroquímica Petroken y de parte de Petrocuyo, que habían sido pactadas en US$ 122 millones.
¿La razón? El Central no autorizó el giro de divisas al exterior. La operación, que debía cancelarse el 1 de diciembre, iba a ser pagada con un préstamo del HSBC que tenía que convertirse en divisas porque el cobro era en el exterior. La vendedora era la holandesa LyondellBasell.
Según trascendió, la compañía vendora no fue muy comprensiva con la situación de la Argentina. Aunque negoció, YPF no logró posponer el pago, en busca de que el cambio de gobierno le allanara el camino hacia las divisas. Ahora, LyondellBasell está en condiciones de negociar la venta de Petroken a un competidor de la firma estatal o conversar nuevos términos con la firma que lidera Miguel Galuccio. Petrocuyo pertenece a la familia Sielecki.
A través de dos operaciones simultáneas, YPF pretendía incrementar su presencia en el negocio petroquímico, área en la que se había achicado en la época de Repsol.
La compañía iba a comprar la mitad de Petroken junto con la familia Sielecki, que iba a adquirir el otro 50%. A su vez, también sumaría la mitad que esa familia posee en Petrocuyo. Por ambas transacciones, iba a pagar US$ 122 millones. Ahora, sin Petroken, que era la firma de LyondellBasell, la adquisición de Petrocuyo no tendría sentido.
Los Sielecki tienen un 92% de Petrocuyo, mientras que el grupo brasileño Kelvin guarda el otro 8%.