Los negociadores de la cumbre del clima de comenzaron hoy a desgranar los términos del acuerdo que esperan anunciar el próximo día 11, aunque van "de forma muy lenta", según indicaron fuentes negociadoras.
Los negociadores manejan un documento de 55 páginas "muy abierto", con "más de 200 opciones" posibles y que, por tanto, todavía no genera grandes problemas a ningún país, reseñó Efe.
Se espera que el texto mantenga cuestiones abiertas durante varios días porque "nadie quiere ceder demasiado pronto", señalaron.
Los negociadores tienen el mandato de dejar "limpio" el borrador de acuerdo el próximo sábado y se espera que las conversaciones se aceleren a partir del lunes, cuando comienza el tramo ministerial de la cumbre para cerrar el acuerdo definitivo.
Como suele suceder en este tipo de negociaciones "los primeros días están más dedicados a las cuestiones de procedimiento que al contenido", señalaron las fuentes.
El texto que sirve de base para la negociación pivota sobre cinco puntos esenciales que la presidencia francesa espera que cristalicen en un gran protocolo.
El primero de ellos se refiere a los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero, que pese a ser el más mediático "no parece que sea el que va a presentar los mayores problemas", agregan.
El segundo es el de adaptación a los efectos del calentamiento climático o, lo que es lo mismo, la construcción de infraestructuras que atenuen sus efectos negativos.
En tercer lugar, la "diferenciación" entre países, puesto que, a diferencia del Protocolo de Kioto, que solo incluía compromisos para los países ricos, de París se espera que salga un acuerdo que incluya a todos, por lo que hay que diferenciar en qué forma debe actuar cada uno.
La inclusión de un mecanismo de revisión periódico "parece que cuenta con bastante respaldo", indicaron las fuentes, después de que China lo acordara con Francia en un reciente viaje del presidente francés, François Hollande, a Pekín.
Finalmente, uno de los temas más espinosos es el de la financiación de los esfuerzos para la lucha contra el calentamiento climático en los países en vías de desarrollo.
El anuncio de la creación de una gran coalición para la energía solar y de fondos importantes para África van en ese sentido, aunque todavía están lejos de los 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020 que reclaman los países más pobres.
La cumbre del clima de París (COP21), inaugurada ayer, se cerrará el día 11 con un acuerdo que la presidencia gala espera que sea lo suficientemente ambicioso para que la temperatura media del planeta no aumente de media dos grados a finales de siglo.
Desde los desiertos que amenazan los campos de cultivo africanos al aumento del nivel del mar en las islas del Pacifico Sur, líderes de las naciones pobres más afectadas por el cambio climático compartieron el martes sus historias sobre el calentamiento global con los responsables de algunos de los países más ricos.
Los encuentros — el presidente de Francia, François Hollande, se reunió con líderes africanos mientras el estadounidense Barack Obama hizo lo propio con enviados de naciones insulares — pusieron de manifiesto uno de los mayores debates entre los delegados que negocian un acuerdo global para hacer frente al cambio climático: ¿Cuánto deben ayudar los países ricos a los pobres para adaptarse a la situación y reducir sus emisiones?
El lunes, en un encuentro de líderes mundiales sin precedentes en las afueras de París, presidentes, primeros ministros y miembros de la realeza instaron a los delegados a construir un planeta mejor para generaciones futuras. Los organizadores esperan evitar repetir el embarazoso fracaso de una cumbre similar en Copenhague en 2009, donde no se cerró ningún acuerdo global.
El martes, los negociadores comenzaron a trabajar con el objetivo de descubrir quién pagará por todo lo que según los líderes queda por hacer.
“Ahora han comenzado el trabajo fundamental”, dijo el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, a los negociadores. “Les imploro que avancen en el tema de un modo que nos permita respetar el firme mandato dado por los diversos jedes de estado y de gobierno ayer”.
En una reunión con Hollande, líderes africanos describieron cómo el desierto del Sahara está invadiendo campos de cultivo, los bosques desaparecen desde Congo a Madagascar y el aumento del nivel del mar barrió viviendas en deltas de ríos del África Occidental.
Más tarde el martes, Obama se reunió con representantes de países insulares que sufren el aumento del nivel de los océanos y tormentas cada vez más violentas, que los científicos atribuyen al cambio climático generado por las emisiones de gases con efecto invernadero.
Los países en desarrollo sostienen que necesitan apoyo financiero y tecnología para reubicar a las poblaciones amenazados y hacer su propia transición a energías más limpias.
El príncipe Carlos de Inglaterra, líderes indígenas sudamericanos y otros dignatarios celebraron un encuentro especial el martes para llamar la atención sobre la reducción de la masa forestal en todo el mundo, desde Sudamérica a Rusia o África por la tala ilegal.
Ayer lunes, el ministro del Ambiente, Manuel Pulgar Vidal, traspasó la presidencia de la Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático al canciller francés Laurent Fabius, quien liderará la COP 21.
Dejó en manos de Francia la negociación que él considera “la más difícil del planeta”. Fue un traspaso hacia la posible firma de un futuro acuerdo climático global. El mismo Laurent Fabius, durante la primera sesión de los negociadores celebrada el domingo pasado, destacó “la competencia, la precisión, la generosidad y el buen humor” de Pulgar-Vidal. Desde que finalizó la COP 20 en Lima y durante el 2015, ambos han orientado codo a codo el proceso de negociación de las 195 partes que integran la Convención. Ha sido una alianza equilibrada, integrada por un líder de un país desarrollado y otro, en desarrollo. Es por ello que el actual presidente le pidió a su antecesor que lo acompañara esta semana, informó al público Fabius el domingo pasado en la primera sesión de los negociadores.
SEMANAeconómica conversamos con el Manuel Pulgar-Vidal sobre la posición de Perú en el acuerdo, las expectativas que éste genera y sus lecciones aprendidas como presidente de la COP 20.
Creo, y con mucho optimismo, que el 11 de diciembre tengamos un pacto climático. Como toda negociación, tiene sus partes y durante esta semana, se iniciaron unas reuniones pre sesionales, que es una buena manera de generar confianza con los grupos y bloques de negociación con las partes [cada país equivale a una parte]. Hoy [ayer lunes] se ha iniciado [la sesión] y ha mostrado mucha flexibilidad en los países. Hay que recordar que en la actualidad estamos negociando bajo la denominada Plataforma de Durban [ADP, por sus siglas en inglés], que se adoptó en el año 2011. El ADP es el nombre del espacio donde las partes se reúnen.
Hemos empezado un día antes del inicio de la COP a fin de dejar ya abierta la sesión de negociación y que las partes puedan hacerse consultas. Así, durante el segmento de negociación –el martes– la negociación ya esté abierta. Luego, el ADP se seguirá negociando y debe cerrar el sábado 5, cuando dejaría un texto que será alcanzado a la presidencia francesa, que el día 7 empezará a hacer las últimas consultas para que el 11 celebremos un acuerdo.
Creo que es un proceso adecuado, por el cual podemos felicitarnos, porque desde Lima se dejó marcada la pauta. Es un proceso con mucho respaldo político y muy distinto al de Copenhagen. (*)
Son varias cosas. Lo que todos comparten y hay consensos es la meta de los US$100,000 millones anuales al 2020 que se deben cumplir. Todos comparten la importancia que tiene el Fondo Verde del Clima como un mecanismo de canalización de estos recursos. Otra cosa sobre la cual se tuvo consenso desde Lima es que este financiamiento es tanto para mitigación como para adaptación. A un país como Perú le interesa la adaptación.
El mundo espera que quede claro no sólo el financiamiento después de 2020, si no a su vez el pre 2020. Porque hay que tener en cuenta que el acuerdo que se adopte el 11 de diciembre recién empezará a regir en 2020. Entonces, lo que hay que tener es una trayectoria. En ese sentido, creo que ayudó mucho la reunión de finanzas climáticas que hubo en Lima, con ocasión de la Junta de Gobernadores del Banco Mundial y el FMI, que por primera vez logró a través de la OCDE –a pedido de Francia y el Perú– contar con una metodología para ver cómo y qué contamos. Hoy quedó demostrado que en el 2014 se han movilizado US$62,000 millones. Tener trayectoria en finanzas climáticas y la seguridad de que va a llegar a los países más vulnerables y pobres, a los que más lo requieren, es fundamental.
Muy fuerte. En ese sentido, yo me siento muy orgulloso como peruano de que el Perú lograse con Francia crear la Agenda de Acción Lima París [LPAA, por sus siglas en inglés], que ha sido la primera vez en la historia de la negociación climática que ha involucrado al sector privado. Hay que tener en cuenta que en esta COP van a haber seis días de reuniones climáticas temáticas. La primera es sobre bosques y segunda sobre resiliencia. Son organizadas por el Perú. El sábado 5 se va a realizar el Día de Acción Climática a cargo de Francia. Creemos que este mecanismo (creado en la COP 20 de Lima), que involucra a actores estatales y no estatales, se va a consolidar [en la COP 21].
Se aprende mucho. El rol ha sido del Perú, de todo un grupo de peruanos que se esforzaron y creyeron en la importancia de organizar una conferencia como la COP 20. Que se dan cuenta la importancia que tiene para el Perú –un país en desarrollo– jugar en las grandes ligas, que es estar en las negociaciones más complejas del planeta. Hoy la negociación climática es reconocida como la más compleja del planeta y me siento muy orgulloso de que Perú haya demostrado ser capaz de estar y de liderar la negociación. Como ha reconocido el Ministro Fabius, hoy que vamos a seguir trabajando juntos hasta el final de la conferencia. Eso es un orgullo para todo los peruanos: que el Perú no deja nunca más los liderazgos a nivel internacional. Hay que recordar que en 1987 fue un peruano, Javier Pérez de Cuellar, quien encargó a una comisión que dirigió al primer ministro de Noruega que elabore un documento que se llamó Nuestro futuro común. Este que se emitió en 1987-1988, con el concepto de desarrollo sostenible; 28 años después es el concepto que rige al desarrollo en el mundo. Entonces, los peruanos hemos estado en grandes procesos internacionales y debemos recuperar eso en todo nivel.
(*) En 2008, en Copenhagen, Dinamarca, se celebró la XV Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático. Pese a la gran expectativa que había entonces de lograr un acuerdo global, las negociaciones fracasaron.
La meseta de Tibetana-Qinghai es el corazón y los pulmones de Asia. Aquí, se forma el clima del continente, aquí nacen sus ríos. Y la altitud y el frío lo convierten en una región con uno de los climas más extremos de la tierra.
Cuando visité el lugar, los vientos helados alcanzaban los 80 kilómetros por hora y hacían que una especie de tormenta de arena incomodara el rostro de Qie Qun Jia cuando pastoreaba su rebaño de ovejas camino a casa. Este pastor tibetano de 28 años sólo ha conocido esta vida.
Pero el cambio climático está convirtiendo los pastizales que una vez alimentaron a su manada de yaks en un desierto y ahora a Qie Qun Jia solo le queda un rebaño de ovejas.
"Los veranos eran más calientes y los inviernos eran mucho más fríos. Pero en años recientes, ha habido muchas tormentas de arena, las flores están desapareciendo y el pastoreo empeora año tras año", cuenta.
"Por eso, nuestros rebaños de ovejas se están reduciendo. No nos podemos dar el lujo de comprar hierba para alimentarlas", se lamenta.
Contando el costo
China es tanto víctima como perpetradora del cambio climático. Después de tres décadas y media de un vertiginoso crecimiento industrial, impulsado por el carbón, China es el mayor contaminante del mundo. En el norte y el occidente, el país enfrenta un proceso de desertificación. En el sur y en el este, lucha contra las inundaciones.
Su población sufre algunos de los procesos de contaminación del aire, el suelo y el agua más graves del mundo. De hecho, China se ha convertido en un converso climático.
Aunque este cambio de actitud no sólo es impulsado por las amenazas cada vez más alarmantes del cambio climático y la contaminación, sino también por oportunismo. China cree que el mundo está al borde de una revolución energética y ve en ella una oportunidad para dominar y sacarle provecho a las nuevas tecnologías de un siglo más verde.
Después de colocar, durante mucho tiempo, el crecimiento industrial por encima del medio ambiente, el gobierno chino ahora cree que el crecimiento sostenible solo puede darse rescatando el medio ambiente.
Y ahora la lucha contra el cambio climático es un interés nacional. Este es el gran momento de la energía solar. Los encargados de la granja solar Huanghe en la meseta de Qinghai aseguran que se trata de la granja más grande de su tipo en el mundo.
Cerca de cuatro millones de paneles solares se inclinan hacia la vasta cúpula azul del cielo. Y aunque mientras camino entre las filas de paneles con el ingeniero Shen Youguo el frío viento escupe maleza y arena contra nuestros rostros, mi guía se muestra emocionado.
La estrella: la energía solar
Es un gran momento para estar en el negocio de la energía solar en China.
"Lo que estamos haciendo ahora mismo es para que el cielo sea más azul y el agua más clara. Queremos un mejor futuro para todos. Por eso, estamos comprometidos a ser parte de ese empujón", dice Youguo.
La Agencia Internacional de Energía estima que la energía solar será la principal fuente de electricidad para la mitad de este siglo.
China quiere dominar las tecnologías renovables como esta y la competencia entre sus fabricantes está reduciendo los costos no solo en China pero globalmente, explica Shen.
"A medida de que los avances tecnológicos se siguen desarrollando, la eficiencia de nuestras baterías solares mejora y los costos bajan. Por eso, es que hay muchas probabilidades de que un día la energía solar se vuelva más barata que la energía tradicional", dice.
"Personalmente yo soy muy optimista sobre eso", agrega.
Incluso los activistas medioambientales están impresionados.
Yuan Ying, de Greenpeace, considera que todavía existen muchos desafíos para integrar la energía renovable completamente en la red de energética china, pero la tendencia general es positiva.
Las cicatrices
De regreso a la meseta de Qinghai, Qie Qun Jia pone su oveja en la cama. La fría tormenta de arena lo lleva a sentarse junto a una estufa con un tazón de té con leche humeante.
Años atrás, este pastor vivía en una tienda, pero ahora habita una casa de dos habitaciones con un panel solar ubicado afuera de su puerta.
El bombillo que cuelga del techo es alimentado con energía solar como también lo es la televisión que sus hijos usan para distraerse con dibujos animados.
Le preocupa el futuro, le preocupa no saber en qué se convertirá.
"Crecimos con tanta libertad, paseábamos nuestros ganados por la vasta pradera. Cada día era divertido. Pero nuestros hijos e hijas no pueden continuar con esta vida de pastoreo. Me siento muy triste", reflexiona.
Tomará varias generaciones para poder curar la adicción china al carbón y para incrustar la energía renovable en el corazón de su economía. Y mientras tanto, la pradera se va reduciendo.
Aunque se produzca un acuerdo en París y se adquieran compromisos más ambiciosos en los años por venir, las cicatrices autoinfligidas del cambio climático en China podrían profundizarse ante de que se curen.