"Mientras la presidente de Argentina, Cristina Kirchner , transita sus últimos días al frente del gobierno, su más grande - y podría decirse más polémico - legado apenas se pone en marcha en las remotas praderas de la Patagonia".
Así arranca la nota que publica el diario británico The Guardian sobre el megaproyecto que un equipo de ingenieros chinos está a punto de iniciar en el sur del país, donde "se dinamitarán laderas y se verterán millones de toneladas de hormigón para dos represas hidroeléctricas gigantes que inundarán un área del tamaño de Buenos Aires".
El artículo del periodista Jonathan Watts aseguran que estas dos estructuras "transformarán Santa Cruz, crearán puestos de trabajo, dinero y desarrollo para la provincia que representa el corazón del kirchnerismo".
Sin embargo, el autor también se hace eco sobre la preocupación por la creciente influencia de China y los efectos que podrían provocar en la zona famosa por sus aguas y sus glaciares; y destaca que aunque el estudio de impacto ambiental para el plan aún no se ha anunciado y aprobado, los trabajos preparatorios ya está en marcha junto al valle del río Santa Cruz.
"Decenas de maquinarias de perforación y enormes camiones chinos están ahora estacionados en medio de la inmensa llanura. Ejes y túneles son excavados en las laderas, y un campamento base - con comedores, salas de juegos y dormitorios portátil que todavía huelen a pintura fresca - está establecido en el semidesierto", indica.
Y tilda al proyecto de la mandataria argentina de "dinástico" porque una de las dos presas se llamará Néstor Kirchner. "La zona beneficiada será Santa Cruz, corazón político de los Kirchner. Allí la presidente tiene una casa y es propietaria de varios hoteles locales. Su cuñada, Alicia Kirchner, fue elegida gobernadora y su hijo Máximo se ha asegurado un escaño en el Congreso".
La financiación proviene de bancos chinos: China Gezhouba Group va a construer la presa junto a un socio argentino y luego la operará por 20 años. Luego, la presa pasará a manos del Estado.
Esta presa es la inversión más grande que acordaron el año pasado los gobiernos argentino y chino. Otros proyectos incluyen dos vías férreas y una base de seguimiento por satélite en la Patagonia, que brinda al Ejército chino espacio para monitorear desde la Argentina. Además, hay planes de construir una planta de energía nuclear, a pesar de que el futuro presidente, Mauricio Macri , se comprometió a revisar esta decisión.
Esta alianza estratégica entre China y la Argentina forma parte de la intención de Cristina Kirchner de no negociar con las grandes potencias occidentales, una tendencia regional que también se ve en Brasil , Venezuela , Ecuador y Bolivia.
Voces en contra
Varias especialistas insisten en que este proyecto fue precipitado para concretarse antes del final del mandato de Cristina a pesar de los problemas ambientales que podría causar.
Además, los grupos ecologistas creen que en lugar de una presa gigante deberían desarrollarse energías alternativas en la zona. "Santa Cruz podría ser el Kuwait de la energía eólica", asegura Emiliano Ezcurra Said de la organización ecologista Banco de Bosques. "Cristina podría dejar un legado de tecnología de vanguardia del medio ambiente. En su lugar, dejará detrás una horrible cicatriz en nuestra hermosa tierra".
La mayor preocupación es el impacto que la vida silvestre probable y el paisaje.