La caída en el precio del carbón tiene "en las cuerdas" a Mina Invierno -faena ubicada en Magallanes, propiedad en partes iguales de Copec (Angelini) y Ultramar (Von Appen)-, por lo que la administración de la compañía está buscando fórmulas para permitir la continuidad del yacimiento, la que todavía no está asegurada debido a lo desafiante del mercado.
En esos esfuerzos, cuentan altas fuentes de la industria, está la ampliación de su porfolio de clientes, buscando mejoras en los precios de venta respecto a los contratos vigentes. Por eso, hace algunas semanas enviaron un embarque de prueba del carbón de Isla Riesco, del tipo sub-bituminoso, al gigante siderúrgico Gerdau en Brasil para el funcionamiento de sus hornos, ya que puede ser mezclado con carbones de mayor poder calórico, reduciendo los costos.
Eso sí, todavía no existiría un contrato firmado con los brasileños. "Hubo un embarque menor para probar el carbón en este segundo semestre y no hay aún indicación del resultado de la prueba", señala un conocedor del proceso.
Otra fuente comenta que los primeros indicios muestran que las pruebas fueron positivas, por lo que de llegar a puerto la negociación, Mina Invierno enviaría unas 300.000 toneladas. "Este contrato podría ayudar, pero en ningún caso es el salvavidas que la empresa necesita, su principal problema está en el precio", señala.
Baja del carbón
El descenso en el precio de este energético ha sido abismal. En lo que va del año, de acuerdo al indicador API 2 -uno de los más relevantes en esta industria, que establece como referencia el puerto de Rotterdam-, el precio del carbón cayó 29%, mientras que en un año ha disminuido 35,6%, situándose el viernes a US$ 46,65 la tonelada.
La reducción de los precios del carbón, explican expertos, está dada por la entrada en operación de nuevas minas. A esto se suma a la menor demanda china, país que está inmerso en un plan de optimización de sus centrales termoeléctricas, las que ahora necesitan menos carbón para producir la misma energía.
Foco en costos
La viabilidad de la mina, además del añorado repunte en los precios, está en la disminución de sus costos. Por eso a comienzos de año la firma ingresó una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) para obtener los permisos necesarios para practicar tronaduras, pero la tramitación terminó de manera anticipada al considerar la autoridad que faltaba información.
Hace algunos días la empresa inició la tramitación de una nueva declaración, en la que se subsanaron las observaciones antes hechas. Según el documento, el proyecto perfeccionará "la estrategia de extracción mecánica mediante palas hidráulicas utilizada actualmente, lográndose una mayor eficiencia en las faenas mineras". La empresa solicita un máximo de cuatro tronaduras semanales con un volumen aproximado no superior a 100.000 m3 de material a remover en cada una.
Aclaran que este método no ampliaría la vida útil de la mina, fijada en 12 años si se extraen 6 millones de toneladas anuales.
LA HISTORIA DE ISLA RIESCO
Sociedad Minera Isla Riesco fue creada en 2007 como resultado de una alianza estratégica entre Empresas Copec e Inversiones Ultraterra -de Ultramar-, con el objetivo de iniciar un proyecto de extracción de carbón. La compañía es dueña de diversos yacimientos de carbón en esa isla, la cuarta más grande de Chile, donde se encuentran las mayores reservas de carbón sub-bituminoso del país.
La empresa fue renombrada, luego, como Mina Invierno. En total, los yacimientos de la firma alcanzan reservas superiores a 250 millones de toneladas y recursos ascendentes a 516 millones de toneladas, permitiendo sustentar una operación minera por más de 20 años.
El Estudio de Impacto Ambiental correspondiente al proyecto de extracción de carbón desde el yacimiento Mina Invierno fue aprobado en febrero de 2011. En abril del año siguiente, Mina Invierno inició su operación, con la remoción de la capa de estéril. A principios de 2013 comenzaron la extracción de carbón y embarque del mineral desde su puerto.
La inversión total estimada para el desarrollo completo del distrito carbonífero alcanzaba los US$ 500 millones. La producción máxima se calculó en seis millones de toneladas anuales.