Dos de las tendencias que han golpeado con más fuerza a los mercados emergentes son el alza del dólar y la caída del precio del petróleo. Ecuador está atrapado entre ambas.
El país sudamericano tiene la mala suerte de ser un productor petrolero con una economía dolarizada, que utiliza la divisa estadounidense como moneda de curso legal.
La dolarización ayudó al gobierno a controlar la inflación en el año 2000. Sin embargo, hoy lo priva de la válvula de escape que una depreciación de la moneda local podría otorgarle en momentos en que el descenso de los precios del petróleo perjudica las exportaciones del país.
Los bonos de Ecuador han repuntado recientemente, gracias en parte a la expectativa de que el gobierno pagará una emisión de US$650 millones con vencimiento en diciembre. El país, sin embargo, tiene miles de millones de dólares más en deuda, incluidos bonos que vencen en 2020, 2024 y 2025, para los cuales las perspectivas son más inciertas.
Sarah Glendon, responsable de investigación de deuda soberana de Gramercy Funds Management, una gestora de mercados emergentes con US$6.000 millones en activos, duda que Ecuador sea capaz de gestionar su carga de deuda después de este año.
“Estoy convencida de que tienen la voluntad de pagar, pero lo que más me preocupa ahora es su capacidad de pago”, manifiesta.
“Más allá de 2015, soy más escéptica. Vamos a ver una debilidad adicional a partir de entonces debido a los desafíos que enfrenta la economía”, añade Glendon.
En el precario mundo de la deuda de los mercados emergentes, la posición de Ecuador es vulnerable.
Gran parte de sus ingresos proviene de las exportaciones de petróleo. La caída de la cotización del crudo este año generó un déficit en el presupuesto nacional y ejerció presión sobre los bonos. A finales de septiembre, en medio de la oleada global de ventas en los mercados emergentes, el rendimiento de la deuda de Ecuador se elevó a 16%. Esto hace casi imposible que el país pueda volver a los mercados de capitales.
Como resultado de esta situación, los precios de la deuda pública de Ecuador han sido volátiles: bajaron 19% en el tercer trimestre y han repuntado 10% desde el 1 de octubre, superando el desempeño de todos los bonos soberanos, salvo los emitidos por Venezuela, según J.P. Morgan Chase. Un índice de deuda en dólares de mercados emergentes subió 2,2% en el mismo lapso.
El gobierno ecuatoriano ha estado tratando de disminuir su dependencia de los ingresos del crudo. Este año estableció el Ministerio de Comercio Exterior para fomentar las exportaciones no petroleras. Sin embargo, el fortalecimiento del dólar ha obstaculizado estos esfuerzos al encarecer los productos ecuatorianos en comparación con los de países vecinos como Colombia y Brasil, cuyas monedas se han depreciado drásticamente.
Durante los primeros ocho meses de este año, las exportaciones no petroleras de Ecuador, como bananos, flores y camarones, cayeron 4% con respecto al mismo período del año pasado, debido principalmente a la apreciación del dólar, según datos oficiales. Al mismo tiempo, los ingresos por la exportación de petróleo se desplomaron 48%.
En una entrevista realizada el mes pasado con The Wall Street Journal, Diego Aulestia, ministro de Comercio Exterior de Ecuador, dijo que no estaba alarmado por la disminución de las exportaciones no petroleras. En cambio, afirmó, está abocado a implementar políticas de mediano y largo plazo, como las reformas tributaria y educativa así como a forjar acuerdos comerciales bilaterales que ayuden a promover las exportaciones y atraer la inversión extranjera.
Tales medidas han sido elogiadas por las calificadoras de crédito. Moody’s confirmó a finales de octubre la calificación de Ecuador de B3, que se ubica en territorio especulativo o “chatarra”.
“Esta calificación incorpora el estrés que Ecuador enfrenta actualmente a causa del menor precio del petróleo, así como las políticas pragmáticas y proactivas del gobierno (…) para enfrentar los desafíos”, aseveró Renzo Merino, analista de deuda soberana de Moody’s Investors Service.
Muchos inversionistas, sin embargo, no están convencidos.
“Esta no es una economía que mejora”, indicó Javier Murcio, gestor de cartera de mercados emergentes de Standish Mellon Asset Management, que administra activos del orden de los US$170.000 millones. Los menores precios del petróleo, el uso del dólar y la incertidumbre política ponen al país en desventaja, agrega.
Otro elemento que ahuyenta a algunos inversionistas de renta fija son los antecedentes de pagos del país.
Ecuador ha entrado en cesación de pagos en dos ocasiones durante los últimos 25 años, a pesar de que sus reservas en moneda extranjera cubrían la deuda.
Ecuador estuvo al margen de los mercados de capitales desde 2008 y recuperó el acceso recién el año pasado.
Desde entonces, el país ha vuelto a incursionar mediante la emisión de miles de millones de dólares en bonos. Desde finales de 2013, la deuda externa total ha aumentado 45% y ronda los US$27.000 millones, según Moody’s.