El actual CEO de YPF, Miguel Galuccio, terminó ingresando en un terreno que siempre había intentado evitar. Hoy se encuentra en el ojo de la tormenta política y la Justicia comienza a pedir explicaciones acerca de presuntos manejos discrecionales de la empresa desde que asumió su gestión.
La apertura del acuerdo secreto firmado con Chevron impulsada desde la Corte Suprema de Justicia de la Nación es parte de este nuevo contexto.
El fallo, que obliga a revelar el pacto entre las petroleras, lo deja como gran perjudicado por haber sido el artífice del contrato firmado con los estadounidenses, aunque toda la información se conocerá recién después del 10 de diciembre.
El titular de YPF se mostró molesto con la orden del máximo tribunal y despotricó con dureza contra el núcleo duro del kirchnerismo desde donde se lo presionaba, tras el revés de las últimas elecciones, para que saliera en respaldo del modelo nacional y popular. El paso que dio la Corte lo terminó de involucrar en la interna.
Durante todo este tiempo Galuccio fue muy hábil, ya que pudo sortear los vaivenes políticos a los que fue sometido. Incluso, recientemente, bajó línea a sus ejecutivos para que dejaran de mencionar a Juan José Aranguren –referente energético de Macri– como el personaje maléfico que viene de Shell a colonizar la petrolera argentina. "No nos olvidemos de dónde vengo yo", señaló en alusión a su paso por la multinacional Schlumberger mientras se desplazaba por los pasillos de Macacha Güemes frente a sus subordinados y ante la mirada atónita de un pequeño grupo de militantes de La Cámpora colocados en su momento en YPF por el ministro Axel Kicillof.
Pero desde el gobierno nacional se insistió en la campaña del terror a la que el CEO de YPF no se sumó. "Quieren privatizar la empresa", "detrás de este fallo están Macri y Aranguren", "miles de trabajadores quedarán en la calle", salieron a señalar desde el actual jefe de Gabinete Aníbal Fernández hasta el mismo gobernador y candidato a presidente del FpV Daniel Scioli cuando se conoció la orden de la Justicia por el acuerdo con Chevron. Pese a todo, Galuccio fue prudente. Sólo atinó a señalar en un comunicado que va a cumplir el pedido de la Justicia. "No queremos ingresar en esta interna política. Estamos tratando de evitar las presiones y los comentarios que no suman absolutamente nada a este enrarecido escenario", admitió una alta fuente de la empresa.
Investigación
Pero desde el núcleo duro del kirchnerismo continúan las presiones y le piden a Galuccio un mayor compromiso con el gobierno. En la Casa Rosada dejaron trascender que YPF tiene una investigación, que lleva años cajoneada en Tribunales, en la que se estudian las presuntas irregularidades del negocio de la importación de gas en la Argentina. Esto también podría incidir en el futuro de Galuccio al frente de YPF.
En una entrevista que dio hace un tiempo al diario "La Nación", el exministro Roberto Dromi contó que la empresa a la que él asesoraba dejó de participar en las licitaciones de Enarsa cuando Axel Kicillof tomó el control de la compra de energía y afirmó que los contratos "no se ajustan a la ley argentina" y no tienen ningún tipo de control estatal. Además, reveló que ya han sido impugnados judicialmente.
El exministro de Carlos Menem explicó que al pasar de Enarsa a YPF la contratación de los barcos de gas licuado éstos dejaron de ser fiscalizados por los órganos de contralor del Estado y, peor aún, adquirieron la condición de "secretos", como el acuerdo que la petrolera estatal firmó con Chevron. El abultado gasto del gobierno para importar energía alteró a Cristina desde que empezó su segundo mandato y cayó en la cuenta de que el déficit energético sería una carga durante su gestión. "Se pasaron de rosca con los barquitos", bromeaban en la Casa Rosada.
La Justicia tomó en ese entonces cartas en el asunto. Sin embargo, por ahora nada de esto prosperó judicialmente. No obstante, los acuerdos firmados no dejan de ser una espada de Damocles para todos los funcionarios y ejecutivos que participaron de las millonarias contrataciones para la importación de gas. Para muchos, Galuccio tampoco está exento de sufrir las consecuencias de los coletazos, de avanzar la investigación.