Después de mucho hablar sobre el auge de la energía solar en Japón, el carbón aún tiene futuro en ese país y, potencialmente, un gran futuro.
El gobierno y la industria de Japón están respaldando las tecnologías emergentes del carbón, pues consideran que estas son menos dañinas para el medio ambiente. Mientras respalda el combustible fósil más contaminante en su país y en el extranjero, Japón intentará pulir sus credenciales ambientales en las conversaciones sobre el clima que comienzan a fin de mes en París.
A nivel mundial, Japón es el principal patrocinador en financiamiento público al carbón, según un informe emitido en junio redactado en conjunto por el Consejo de Defensa de Recursos Naturales (NRDC), un grupo medioambientalista estadounidense, y socios involucrados.
El país está también último en el Grupo de los Siete en cuanto a esfuerzos para alejarse del carbón, según una declaración del mes pasado de E3G, una organización sin fines de lucro que promueve una economía de baja emisión de carbono.
Al promover tecnologías nuevas y avanzadas para el uso del carbóncomo combustible más limpio y eficiente, Japón se opone a organizaciones ambientalistas como NRDC y WWF que buscan desalentar la financiación de los combustibles fósiles por parte de los inversores. Para los principales proveedores japoneses de sistemas de generación de energía, como Mitsubishi Hitachi Power Systems Ltd., la campaña nacional también ofrece la oportunidad de comercializar sus productos en países donde el carbón aún se utiliza ampliamente.
“Sin duda podemos contribuir a la reducción de emisiones de CO2 al aplicar la tecnología superior de carbón de Japón”, indicó Nobuyuki Zaima, administrador de proyectos a cargo del desarrollo de tecnología de carbón limpio en New Energy and Industrial Technology Development Organization, entidad afiliada al Ministerio de Comercio de Japón.
El proyecto Osaki CoolGen, respaldado por el gobierno en Hiroshima y llevado a cabo por una empresa conjunta entre Chugoku Electric Power Co. y Electric Power Development Co., propone utilizar la tecnología denominada gasificación integrada en ciclo combinado (IGFC, por sus siglas en inglés). Esto significa que usará parte de las emisiones capturadas para cargar una pila de combustible y generar electricidad adicional.
El enfoque se basa en otra técnica avanzada conocida como ciclo combinado de gasificación integrada (IGCC) que calienta o cocina carbón para producir un gas que se quema en una turbina. El calor residual se utiliza para accionar una turbina de vapor para producir más electricidad.
Comparada con las plantas japonesas que mayormente utilizan carbón, se espera que la tecnología IGFC aumente el rendimiento en 15 puntos porcentuales y rebaje las emisiones de dióxido de carbono en un 30 por ciento, según estimaciones del gobierno.
La avanzada tecnología del carbón tiene una desventaja que va más allá de las emisiones, especialmente en el precio. El costo de la primera etapa del proyecto en Hiroshima se calcula en 89 mil 500 millones de yenes (736 millones de dólares), con un tercio subvencionado por el gobierno, de acuerdo a un documento del Ministerio de Comercio. El costo total del proyecto aún debe hacerse público, según la empresa Electric Power Development, conocida como J-Power.
“Las tecnologías IGCC e IGFC no cambian el panorama”, dijo Sebastien Godinot, economista de la Oficina de Política Europea de WWF. “No están listos comercialmente. Ahora se requiere un cambio urgente a una generación de electricidad con bajo contenido de carbono”.
“Éste es un programa colosal que hará posible la tecnología IGFC”, señaló Hiroshi Sasatsu, director del departamento de investigación y desarrollo de J-Power.
No todos apoyan la idea de promover la electricidad a partir del carbón en una forma más eficiente.
“Aunque la eficiencia de la generación de energía a través del carbón ha mejorado, las plantas de carbón emiten cerca del doble de dióxido de carbono que las plantas alimentadas con gas natural”, indicó Yuki Tanabe, coordinador de programa del Japan Center for a Sustainable Environment and Society.
No obstante, el carbón es barato y atractivo para algunos países en desarrollo con reservas abundantes, señaló Toshi Arimura, catedrático de economía ambiental de la Universidad de Waseda en Tokio. Esto hace que la tecnología de carbón limpio sea la segunda mejor opción, agregó.
“Sería magnífico si las energías eólica y solar pudieran trabajar como sustitutos, pero éstas no pueden servir inmediatamente como fuentes de abastecimiento básico como sí lo hace el carbón”, dijo.