Juan Carlos Andrada
El gobierno de Lucía Corpacci ganó en la provincia pero perdió en los departamentos mineros y, de acuerdo a la tendencia, correría la misma suerte a nivel nacional con Daniel Scioli. El candidato oficialista cae junto con el relato kirchnerista ante el líder del Frente Cambiemos. Con este contexto, a la gobernadora catamarqueña se le quitó el sueño, y no es para menos.
Pero con Scioli o Macri como sucesor de Cristina Fernández el escenario minero en Catamarca tiene tres aspectos importantes o escenarios posibles a considerar:
1.- El cambio de la matriz energética y las posibilidades de extraer uranio en Tinogasta. Aunque lo niegue Corpacci y el intendente electo, Sebastián Nóblega, la política nacional de cualquiera de los candidatos presidenciales es avanzar con la extracción de uranio. La Primera mandataria y el jefe comunal corpaccista lo saben pero lo niegan. Mientras Lucía asegura que ella no va a permitir la extracción de uranio o que no sabe nada, funcionarios nacionales confirman prospección en Catamarca. Lo hizo nada más y nada menos que Norma Boero, presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CENEA). ¿Usted a quién le cree?
2.- El proyecto Agua Rica tiene la suerte echada. Poner en marcha ese yacimiento depende casi exclusivamente de la infraestructura de Alumbrera, de otra forma es inviable. Pero por las circunstancias políticas-económicas, variables internacionales, falta de acuerdo entre las partes y sobre todo de licencia social, por una cuestión de tiempo y oportunidad, no habrá ensamble entre Alumbrera y Agua Rica.
3.- El cierre de minas y el dique de colas de Alumbrera va siendo el tema de agenda prioritario. El proceso ya empezó y las acciones en este sentido se acentuarán hasta concluir con el compromiso de la empresa operada en la provincia. Lo importantes es saber que, en la medida que no hay otro yacimiento de envergadura para continuar Alumbrera, se acaba la megaminería en Catamarca. De todas formas lo que ha pasado en Brasil ha sensibilizado a los catamarqueños también.
Esta situación política-social es conocida en detalle por los presidenciables. Incluso los asesores mineros tanto de Scioli como de Macri estuvieron en Alumbrera, Agua Rica y Tinogasta. El diagnóstico y las posibilidades es un conocimiento en detalle que está en el dominio y patrimonio de ambos dirigentes nacionales.
Es curioso además comentar que ni el oficialista Scioli ni el opositor Macri se guían de la versión provincial dada por Corpacci, Ángel Mercado, (esposo de la Gobernadora) y su socio Hernán Vera (YAMANA). Una prueba de ello es que cuando los asesores mineros de los presidenciales vinieron a Catamarca ninguno de los actores locales mencionados sabía de la visita a los yacimientos catamarqueños. Se maneja a otro nivel.
Trascendió también de fuentes nacionales confiables a El Intransigente que en esta nueva etapa que comienza el 10 de diciembre se le dará otra importancia a los intendentes de los departamentos mineros. Entienden que de hecho podría ser más determinante el rol de los jefes comunales en el desarrollo (o no) de iniciativas mineras que la propia gobernadora Corpacci, atento a que la Primera mandataria también carga con el antecedente de que electoralmente, la política minera provincial, no consigue generar confianza en la gente y mucho menos contar con la licencia social.
Con Scioli o con Macri las perspectivas serán las mismas en Catamarca. No hay diferencia si gana uno u otro, es igual el panorama minero. Pero, no va a haber minería en la provincia si hay conflictos sociales. La resolución de problemas locales estuvo en manos del Gobierno provincial. Desaprovecharon la oportunidad y ahora no pueden ocultarlo para "quedar bien” con cualquiera de los candidatos que pueden suceder a Cristina Fernández. Los asesores mineros de Daniel y Mauricio manejan más y mejor información sobre la realidad minera en Catamarca que la que le quieren vender funcionarios provinciales. Resta decir únicamente que el gobierno kirchnerista fracasó porque los funcionarios comandados por Corpacci y su esposo concibieron la actividad como una caja, un negocio personal, no como una política de Estado.
