NOEMÍ ACUÑA
Una de las grandes promesas de este Gobierno ha sido la masificación del gas natural y la reducción del precio, lo cual pese a algunos esfuerzos aislados, está lejos de ser una realidad.
El proyecto que iba abastecer de gas a diez ciudades alto andinas del sur del país, entregado a Transportadora de Gas Natural Comprimido Andino con una inversión de US$ 15 millones, todavía no tiene fecha de inicio de operaciones.
El proyecto que debía llevar gas a 150.000 familias de siete ciudades del norte, a cargo de Gases del Pacífico, fue postergado para el tercer trimestre de 2016. En similar situación se encuentra la concesión que debía entregar gas natural a 64.000 hogares de Arequipa, Moquegua y Tacna otorgado a Gas Natural Fenosa.
Conforme al cronograma establecido por Pro Inversión, los tres proyectos debieron operar comercialmente desde octubre de 2015. La realidad es que empezarán a funcionar después de junio de 2016
EL PROBLEMA
¿Por qué el retraso? Además de las duras trabas burocráticas, Janinne Delgado, Gerente de Hidrocarburos de la Sociedad Nacional Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), sostiene que el problema en el retraso de estos grandes proyectos ha sido la ineficaz coordinación del Estado con la empresa privada.
Para que el gas natural pueda ser distribuido debe ser comprimido, el punto de acopio para esta conversión es la planta de licuefacción Pampa Melchorita, administrada por Perú LNG, que debía construir una planta adicional para abastecer estos tres proyectos.
“El Gobierno entregó las concesiones pero se olvidó de conversar con la empresa que hacia el convertimiento. Recién hace poco han llegado a un acuerdo para tener listo el cargadero. Esto nos da señales claras de que debiera haber una coordinación mucho más fina a nivel Estado”, señaló la experta de la SNMPE. “Pero más allá de la falta de coordinación, el gran problema es la carencia de un proyecto integral”.
A la fecha está en proceso de adjudicación el proyecto de masificación de gas para siete ciudades del centro del país, y el poliducto de la planta de Pisco a Lurín para evitar el desabastecimiento de GLP por oleajes anómalos que a veces no permiten desembarcar el gas en el Callao. Pero en el caso del ducto, no hay mayor infraestructura que lo respalde como una planta de abastecimiento.
“Tenemos la adjudicación del poliducto, pero qué hacemos una vez que llegue el gas a la costa de Lima. No hay una planta de abastecimiento ni de despacho. El proyecto debe ser complementado”, puntualizó Delgado.