La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Ecoómico (Ocde) recortó sus previsiones sobre la economía chilena, que tras la severa ralentización sufrida en 2014 por el hundimiento de los precios del cobre, debería recuperarse lentamente, con un crecimiento del 2,2% en 2015 y del 2,6% en 2016.
Esas cifras, presentadas en su informe semestral de Perspectivas, suponen un recorte de las que la Ocde había presentado en mayo, cuando anticipaba una subida del Producto Interno Bruto (PIB) de Chile del 2,9% este año y del 3,7% el próximo.
En su nuevo informe, la organización también indica que el PIB debería avanzar un 3,3% en 2017, y que la recuperación en los dos próximos años vendrá de la mano sobre todo del consumo privado (ascenso del 2,8% en 2016, y del 3,4% el año siguiente, tras el 1,8% en 2015) y de la demanda exterior.
Después de la contracción en 2015 tanto de las ventas al exterior (-2,6%) como de las compras (-3,3%, en este caso por segundo año consecutivo), en 2016 se debería constatar un aumento cercano al 2%, que debería elevarse al entorno del 4% en 2017.
Dada la fuerte dependencia del mercado exterior, el principal riesgo que rodean estas previsiones es la evolución de sus principales socios comerciales, y en primer lugar China a donde va la cuarta parte de sus exportaciones: una caída de dos puntos de la tasa de incremento de la demanda interna china restaría 0,5 puntos de PIB a Chile.
La evolución de Brasil -con el que tiene fuertes vínculos comerciales, pero también financieros- igualmente puede aumentar o disminuir las expectativas de Chile.
La OCDE constató que el gobierno ha reaccionado al descenso del comercio exterior con un alza del 10% del gasto público para financiar sus prioridades en educación y bienestar.
Pero añadió que de cara al futuro el gasto público debe ser menos expansionista y estimó que el ajuste fiscal se producirá gradualmente, lo cual es apropiado para suavizar el impacto social de la ralentización económica.
Sobre la política monetaria, la Ocde advirtió de que las nuevas subidas de las tasas de interés, que se esperan para los próximos meses, tras el aplicado por el Banco Central en octubre, deben ser limitados teniendo en cuenta que el pico de inflación es temporal y se debe a la depreciación de la moneda, y no tanto a presiones en el mercado interior.