Iván Ruiz
Diez mil cargos. Nadie se inquieta en Cambiemos; sin embargo, por el alto número de funcionarios que precisan para poner en marcha las gestiones de la ciudad, la provincia, más de 60 municipios bonaerenses y, eventualmente, la Nación, si Mauricio Macri gana el ballottage, el 22 del actual.
De los 10.000 cargos saldrían los próximos ministros, secretarios, subsecretarios, directores, de ahí hacia abajo. La cifra no es aleatoria: el macrismo, para gobernar, necesitará ese número según concluyeron una decena de dirigentes de todo el arco político que consultó LA NACIÓN.
Primero, se ubicará a la gente de confianza, a los equipos de trabajo que ya tienen rodaje. Después, habrá lugar para los dirigentes técnicos de la fundación Pensar, el think tank macrista. Esperan, también, que el envión político tras las elecciones motive el desembarco de una nueva oleada de "amigos" que se desempeñan en la actividad privada. La nómina la completarán los cuadros del radicalismo que participen del gobierno bonaerense
Desde Pro se ilusionan con volver a las fuentes, recrear el ADN fundador del partido. Como sucedió con el propio Macri -y muchos de sus ministros-, que dejó el holding familiar para ganarse un lugar en la política porteña, ahora esperan una segunda oleada de empresarios y ex hombres de negocios que resignen sus despachos para aportar "un granito de arena al país". Según pudo saber LA NACIÓN, desde Pro ya se habrían contactado con headhunters para tentar a varias decenas de ex CEO con larga experiencia en gestión. Fuera de esta situación excepcional, el contacto con la esfera privada está a cargo de la agrupación G-25.
"La gente que estaba en el sector privado funcionó muy bien en la ciudad. Muchos vinieron a tocar la puerta porque quieren colaborar. Vidal los recibirá, conversará con ellos y empezará a ver quién puede ayudar sobre la base de su experiencia y de nuestro perfil", aseguró Federico Salvai, hombre de extrema confianza de la gobernadora electa.
La transición bonaerense será clave para la distribución de cargos. "Todavía no sabemos cuánta gente vamos a necesitar porque habrá un cambio del organigrama. Nos enfocaremos en Seguridad, Infraestructura y Educación. Habrá lugar para todos los buenos", explicó Salvai.
Las negociaciones por el desembarco en La Plata comenzaron en dos mesas paralelas. Por un lado, Salvai y Hernán Lacunza -el referente económico- mantuvieron el martes la primera reunión con los sciolistas Alberto Pérez y Rafael Perelmiter para ordenar la transición. Por el otro, desde Pro planifican los pasos a seguir con la UCR, su gran aliado. "Pueden quedarse con varios ministerios bonaerenses, pero ninguno significativo para la gobernabilidad", dijo otro dirigente de Pro.
En el radicalismo descuentan que Pro necesitará de su cantera de dirigentes para poblar la gestión bonaerense. "Si uno mira los cargos, a Pro evidentemente no le alcanza", aseguró el referente radical Federico Storani. "Suena muy bien el interés de dirigentes que vienen de fuera de la política, pero tiene sus riesgos. Ojalá que vengan empresarios, pero tienen que comprometerse a ganar mucho menos en la función pública. En las ONG hay gente muy valiosa, pero también te puede tocar una como [Romina] Picolotti", alertó Storani. Y se animó a postular: "Tenemos dirigentes muy preparados en áreas como Salud y Educación".
Para los 64 municipios bonaerenses tendrán prioridad los cuadros técnicos que hayan militado para los candidatos. Recuerdan con alivio desde Pro que muchos de esos distritos fueron ganados por el radicalismo y dan por sentado que al centenario partido no le hacen falta recursos humanos para gobernar esas intendencias.
Las pulsaciones de los macristas se estabilizan a la hora de explicar cómo componer la próxima gestión porteña. "Sólo con el ascenso de segundas y terceras líneas ya tenés garantizada una buena cantidad de cargos con gente idónea", dijo un funcionario con largos años en el Ejecutivo de la ciudad. Si Macri ganara la segunda vuelta podría mudar a Nación a unos 1000 funcionarios de su gestión porteña. En ese caso, Vidal, Horacio Rodríguez Larreta y Macri jugarán una suerte de pan y queso de la política. Del otro lado estarán los funcionarios con más renombre de Pro. Quedarán a la espera, también, sus aliados políticos. ¿Quién elige primero? "La prioridad la tiene el jefe, como en todos lados", bromeó Salvai.
2500
Gobierno bonaerense
Es la cantidad de dirigentes que necesitará Pro para ocupar ministerios, secretarías y más
2000
Gobierno porteño
En el macrismo confían en el ascenso de funcionarios de carrera para ocupar cargos políticos
50
dirigentes
Es la cantidad de funcionarios de confianza que necesitarán cada uno de los 64 intendentes bonaerenses de Cambiemos para completar sus equipos
“Todavía no acepté ningún ministerio. Se van a sorprender cuando anuncie lo que voy a hacer. Algunos somos diferentes”, comentó Ernesto Sanz el fin de semana delante de tres empresarios y de la corresponsal de Clarín en Mendoza, dando por hecho que Mauricio Macri está a un paso de la Casa Rosada.
Con deliberado tono misterioso, el jefe radical aprovechó la degustación de delicias cubanas organizada por una bodega de capitales españoles para revelar que el ofrecimiento de la cartera de Justicia no es un tema cerrado y que el reclamo de la Jefatura de Gabinete que le exigen en su partido por ahora sólo es una expresión de deseos.
Las especulaciones sobre el rol que el candidato de Cambiemos piensa para sus socios si llega al gobierno se agigantan a medida que los pronósticos alimentan esa ilusión. Al entusiasmo inicial por el avance partidario en provincias (el radicalismo tendrá tres gobernadores y dos vices) y municipios ( manejará 446), más la consolidación como segunda fuerza parlamentaria, le siguieron sucesivas puestas en escena para demostrar que los necesitarán para garantizar la gobernabilidad. El próximo aviso será el lunes, en Santa Fe, con Sanz alineando al Foro de Intendentes.
El hermetismo al que es afecto el jefe de Gobierno porteño acentúa las ansiedades en tropa aliada y hasta en emisarios propios. Al punto que en las charlas de campaña que mantienen el estratega macrista Marcos Peña y el radical Jesús Rodríguez (mano derecha de Sanz) y el operador todoterreno del PRO, Emilio Monzó, con referentes de la UCR, comenzaron a burbujear diversidad de alquimias posibles.
Atentos a que los radicales hicieron saber que el Ministerio de Justicia para su jefe les suena a migajas, desde la posmoderna sede porteña de Parque Patricios fogonean usinas de rumores para calmar a las fieras.
Así es que ya se habla de ubicar a radicales en tres o cuatro ministerios, cuidando de mechar a los que jugaron de entrada con Macri con los que preferían a Sergio Massa. Además de los casos ya conocidos de Justicia (para el PRO sigue siendo de Sanz) y Salud (para el tucumano José Cano), circulan Interior, una de las plazas más codiciadas, y Defensa. Para ambas cotiza Oscar Aguad, el cordobés más fiel a Ma- cri. Pero como adictos empecinados a las internas, ya sonaron las alarmas en su provincia.
El intendente de la capital, Ramón Mestre, hizo saber que con el 60% que allí obtuvo Cambiemos (techo nacional) le correspondería dar la venia. Y Aguad no está entre sus preferidos para la cartera política. Casualmente, el que ambiciona Interior es Monzó, a quien Macri preferiría como presidente de la Cámara de Diputados. Los más osados en el PRO alientan que ese cargo de línea sucesoria recaiga en otro radical cordobés, Mario Negri. Así Aguad perdería posiciones y para Defensa resurgirían las aspiraciones del sanzista bonaerense Federico Storani de colar a Angel Tello, profesor platense y viceministro de la Alianza.
Mientras revisan el rompecabezas radical, los macristas se preguntan qué quiso decir Sanz cuando los trató de “corporativos”. ¿O habrá oído que el ministro porteño Andrés Ibarra, un tecnócrata, sería el plan A de Macri para la Jefatura de Gabinete?.
Tras la sorpresiva paridad que presentó el candidato presidencial del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, con el postulante de Cambiemos Mauricio Macri en los comicios del 25 de octubre, varios analistas políticos afirmaron que el camino que debía seguir el gobernador bonaerense para lograr más votos de cara al balotaje sería diferenciarse más abruptamente de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
En ese marco y sin haber dado muestras claras que elegiría esa vía para llegar al sillón de Rivadavia, Scioli admitió hoy queel Gobierno "tiene cosas" en las que "no cumplió con las expectativas de la sociedad". "Yo no voy a negar ni la inflación ni la pobreza", sentenció el gobernador bonaerense en diálogo con FM Latina.
De ese modo, el candidato presidencial tomó distancia del kirchnerismo, al asegurar que en la provincia gobierna a su manera "con total independencia ejerciendo en plenitud la facultades constitucionales" y con los colaboradores que él consideró que son los mejores.
A 18 días de la segunda vuelta, el gobernador bonaerense también señaló que el domingo 22 de noviembre hay que votar entre su propuesta y la de Macri y no entre "kirchnerismo y anti-kirchnerismo”. Precisamente una de las razones que analizaron los encuestadores para explicar el gran resultado electoral por parte del frente Cambiemos fue identificar a esa fuerza como una opción viable a terminar con la era kirchnerista.
Scioli sostuvo que los indicadores económicos del país hay que "profesionalizarlos cada vez más" e insistió en que él "va a cambiar lo que haya que cambiar, corregir lo que tenga que corregir y mantener lo que haya que mantener".
Finalmente, cuestionó la campaña de su rival electoral: "A la pobreza cero (una de las promesas de campaña de Macri) se llega con educación y trabajo" y agregó: "La revolución de la alegría... ¿eso es un cambio?".
Asimismo, criticó algunas de sus decisiones políticas: "Tenemos que elegir la etapa de los científicos que vayan a lavar los platos", interpeló Scioli al electorado de cara al balotaje y aseguró que cuando se creó la empresa que se encargó de desarrollar el satélite Arsat desde Cambiemos plantearon "qué sentido tenía despilfarrar el dinero en ciencia y tecnología".