En una sesión escandalosa y que hoy mismo será cuestionada judicialmente por la oposición, el Frente para la Victoria impuso su ajustada mayoría en Diputados y designó ayer en la Auditoría General de la Nación (AGN) a los hasta ahora viceministro de Justicia, Julián Álvarez, y presidente del Banco Nación, Juan Ignacio Forlón, como representantes de la actual mayoría oficialista. Los bloques opositores impugnaron la votación y se retiraron del recinto mientras los dirigentes de La Cámpora juraban sus nuevos cargos gritándoles "¡truchos! ¡Esto es una truchada!".
El primer cuestionamiento fue del diputado del Frente Renovador, Adrián Pérez. "No pueden incorporarse temas distintos en una sesión especial", avisó, aferrándose al temario que todos los presidentes de bloque habían consensuado en la tarde del martes. Intervino el presidente de la Cámara, Julián Domínguez, autoridad máxima en casos de discusión, y falló en favor de su compañera de bloque. Algo que volvería a hacer dos veces más a lo largo de la tarde, provocando críticas muy ásperas de la oposición.
El segundo cuestionamiento lo expresó Mario Negri, por la UCR. "Hay una gambeta que los pone en la ilegalidad", observó al repasar los antecedentes administrativos sobre los mandatos de los auditores, que para el FpV vencieron hace dos meses y para el radicalismo y el resto de los opositores vencerán recién el 10 de diciembre. Por esa diferencia de criterios, la UCR se negó a designar al auditor que le corresponde.
Todas las aristas de la discusión las tocó la jefa de la bancada oficialista, Juliana Di Tullio, al informar: "Están vencidos los tres cargos que esta Cámara pone en votación. Se han vencido el 5 de septiembre. Al bloque mayoritario le corresponden dos lugares en la Auditoría, así que venimos a proponer a Julián Álvarez y Juan Ignacio Forlón".
Por el PRO, Federico Pinedo, introdujo un nuevo cuestionamiento. "El kirchnerismo propone designarlos de modo tal que si pierden las elecciones podrían tener cinco de siete miembros. Me parece que claramente esto no representa el peso que va a tener el FpV en el Congreso a partir del 10 de diciembre", advirtió el jefe de la bancada macrista.
Como los diputados ya están electos y el FpV seguirá siendo la primera minoría, Di Tullio le respondió que el kirchnerismo conservará esos dos lugares, aunque el planteo del PRO era otro: como nadie tendrá mayoría absoluta, los tres auditores en representación de la Cámara baja ya no deberían ser dos por el oficialismo y uno por la oposición, sino uno por el FpV, uno por la UCR y uno por el macrismo.
Dado que la ley no precisa cuántos auditores le corresponden a cada bloque o en qué fecha deben renovarse los mandatos (que son de ocho años), el oficialismo se afirmó en su ajustado número necesario para imponerse. Después del diez de diciembre, aunque conservará la primera minoría, ya no podrá aprobar proyectos o designaciones en soledad.
Hasta ahora el FpV tiene cuatro de los siete auditores. Si Daniel Scioli ganase el ballottage, el equilibrio se mantendría igual, con la salvedad de que los dos representantes del oficialismo por Diputados serán dos figuras de peso en La Cámpora. En cambio, si se impusiera Mauricio Macri, el FPV se adjudicaría la presidencia (hoy en manos del radical Leandro Despouy) y pasaría a tener cinco auditores sobre siete. Una conformación al menos llamativa si se tiene en cuenta que el presidente en este escenario, Macri, no tendría la primera minoría en ninguna de las dos Cámaras.
Terminada la votación, que arrojó 128 votos oficialistas, Graciela Camaño cuestionó duramente al presidente de la Cámara, Domínguez. "Están tan cebados que creen que van a poder seguir llevándose el mundo por delante siempre. Dos funcionarios que parece que están buscando conchabo vinieron a jurar como ladrones e irse con el papelito bajo el brazo. ¡Es una vergüenza!", lamentó. Domínguez, sin inmutarse, avanzó con la sesión, ya sin diputados de la oposición.
