Las compañías petroleras de EEUU han comenzado a pensar en pequeño. La situación de precios famélicos en el mercado de crudo, que dura ya 16 meses, está haciendo que abandonen los proyectos de extracción más grandes -y arriesgados-, en favor de instalaciones de menor escala.
Exxon Mobil, Chevron, ConocoPhillips y Hess han aplazado, o sencillamente desechado, proyectos que van desde las profundidades del Golfo de México al océano Ártico, pasando por las arenas bituminosas de Canadá.
Las dos primeras de la lista, además, han confirmado planes para incrementar aún más la producción de sus pozos en Estados Unidos, sobre todo a través de sus operaciones de fracking.
"¿Qué tiene más sentido en este momento? ¿Perforar un pozo en aguas profundas por 100 millones de dólares, que además podría estar seco, o agujerear decenas de lugares en Texas donde ya sabes que hay crudo, por unos pocos millones cada uno?", se pregunta de forma retórica Michael Webber, subdirector del Instituto de Energía de la Universidad de Texas.
Las compañías especializadas en la exploración de nuevos campos van a recortar entre un 20% y un 25% el gasto en sus pozos de aguas profundas el próximo año. El mercado en conjunto, si bien está en retirada, apenas recortará las perforaciones entre el 3% y el 8%, según confirman analistas de Barclays.
Y es que los gigantescos campos petrolíferos propios de otras épocas ya sólo son accesibles en los lugares más profundos y fríos del planeta.
Un ejemplo: el fallo de equipamiento ha forzado a Chevron a detener el desarrollo de su proyecto Big Foot, una instalación de 5.100 millones de dólares (no está claro si su precio subirá aún más) que debería haber entrado en producción este año, pero de la que no manará crudo hasta 2018.
Neeraj Nandurdikar, director del area de hidrocarburos de Independent Project Analysis, certifica que los megaproyectos no sólo se han hecho menos atractivos, sino también menos predecibles. Si en 2005 la proporción de instalaciones entregadas dentro del presupuesto y el plazo establecidos era una de cada dos, en la actualidad el porcentaje de proyectos que exceden el marco es del 80%.
"Es un momento realmente malo para los megaproyectos", afirma Joseph Triepke, director gerente de Oilpro.com y antiguo analista de Citadel. "Cuando el crudo estaba en 90 o 100 dólares por barril, había margen de reacción de sobra para conseguir retornos positivos, pero con el petróleo a 45 dólares, sencillamente no hay margen: los proyectos gigantes no se pueden permitir sobrecostes o retrasos", afirma.
Pese a la explosión de la extracción con fracking, este tipo de instalaciones siguen siendo una de las opciones más baratas para las productoras.
Exxon ha más que triplicado el número de pozos para fractura hidráulica desde 2010, y planea duplicar la producción actual en sólo dos años.
En el caso de Chevron, sigue adelante con su objetivo de incrementar su producción total un 20% para compensar la caída de ingresos unitarios, y buena parte de su aumento recaerá sobre el fracking, que aportará unos 160.000 barriles al día en 2017.