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ANÁLISIS
Laborda: el posible equipo de Macri. Kohan: devaluación e ilusiones
29/10/2015

Diálogos con José Tasa

Ambito

GUILLERMO LABORDA

 

Periodista: Los mercados no pueden creer lo que está pasando. Operadores se pellizcan...

José Tasa: 
Están todos los grandes fondos rearmando activos en función de lo que pasó el domingo, viendo qué es lo que tiene más potencial, y qué es lo que ya está cerca de un techo. Por ejemplo, los bonos argentinos en dólares son los que menos recorridos tienen. El Bonar 24 rinde menos del 8,5%. Es obvio que las acciones son las que más potencial tienen. Y además resucitó el cupón del PBI, que es lo más apetecible en el actual contexto. Piense que el mercado pasó de una probabilidad del 70% que gane el FpV en primera vuelta a un 75% de chance de que gane el PRO en el balotaje.

P.: ¿Pero no toman en cuenta que aún ganando Macri va a haber un festival de bonos? Mínimo u$s 15.000 millones para cerrar con los holdouts...

J.T.:
 Para ello recién faltan 6 meses. Hay un problema de oferta y demanda de papeles argentinos. Son muy pocos los activos en circulación. Ya hemos hablado de ello. Fíjese los ADR argentinos que se operan en Nueva York. Son pocas las empresas. Y encima con poco volumen de negocios. Para que se adecue el total de empresas cotizantes en EE.UU. en este contexto faltan años. Conclusión: los ADR argentinos y el cupón PBI son la mejor opción si se mantienen las actuales expectativas dado que además no hay forma de que haya mayor oferta y la demanda se mantendrá firme.

P.: De hablar de los economistas del FpV ahora las versiones se centran en cómo será el equipo de Macri...

J.T.: 
Sé positivamente que Mauricio Macri no dará a conocer su eventual ministro de Economía hasta después del balotaje, siempre obvio que gane. Lo esconde. Sí me aseguran que Alfonso Prat Gay quiere ser canciller más que ministro de Economía. Quizás repitiendo lo que hizo Domingo Cavallo en la gestión Menem, haciendo una temporada en el Ministerio de Relaciones Exteriores para luego desembarcar en el Palacio de Hacienda. Y en ese escenario Carlos Melconian tendría más chances. Tiene un problema: no son pocos los economistas del PRO que no toleran su personalidad e ínfulas. Con él ya trabajan Rodolfo Santángelo, su socio, y un grupo de economistas. También anote el nombre de Rogelio Frigerio (nieto), que hoy maneja el Banco Ciudad y que estuvo muy cerca de Macri en toda la campaña. 

P.: ¿Quienes más integrarían el equipo de Macri?

J.T.:
 Nicolás Dujovne es uno de ellos. Es muy respetado en el mercado. También Javier Ortiz Batalla y Luciano Laspina. Juan José Aranguren y Carlos Bastos estarán en Energía. Con ellos está también Daniel Dreizzen, el hijo de Julio, quien fuera ejecutivo del Galicia exsubsecretario de Financiamiento de Daniel Marx. La lógica indica que Federico Sturzenegger tenga un rol en el BCRA. También allí iría Paco Gismondi, un ex BCRA, pero de la línea. Enrique Szewach es otro de los que está trabajando o aportando ideas. Gustavo Lopetegui también. Los radicales aportan lo suyo para secretarías o directores del BCRA. Javier González Fraga, Lucas Llach, y Javier Alvaredo (trabaja con Ernesto Sanz) pueden ser de la partida eventualmente. Luis Secco también por esta vertiente. Miguel Kiguel estuvo en algunas reuniones también.

P.: Obviamente, la Fundación Pensar es el eje...

J.T.:
 Sí, con Miguel Braun y Francisco Cabrera, que puede ir a uno que se llamara de Desarrollo Productivo (reemplazará al de Industria). En Infraestructura está Guillermo Dietrich que ganó crédito en el macrismo con el metrobús. Desde enero viene trabajando por un plan nacional de infraestructura. Incluso si no me equivoco, alguna vez Macri lo blanqueó en un discurso. Pero claro, era cuando nadie le daba muchas chances al PRO. Después hay otros economistas que no quieren sumarse al proyecto por los juicios que siempre trae aparejada la función pública. Sobre todo si se está en el BCRA. La Di Tella aportará lo suyo también con Andrés Neumeyer y Gastón Sandleris. Pero siempre claro que gane Macri el balotaje. Ya vimos varias idas y vueltas aunque ahora faltan sólo 24 días para el balotaje.

P.: Lo que se está complicando es el mercado cambiario...

J.T.:
 El BCRA no hizo más que reflejar que se está quedando sin nafta con las medidas anunciadas. Por eso volvió la presión en todas las variantes del dólar. La fiesta del dólar futuro es lo que más llama la atención con otros 600 millones que vendió el BCRA hoy (por ayer). En definitiva será más emisión de pesos. El problema de usar esos mecanismos para contener el mercado spot es que se comienza por montos chicos, pero luego se transforma en una bola de nieve. Lamentablemente es algo que viene operándose hace tiempo. No creo que tenga repercusiones legales más allá de las amenazas que se les están haciendo a Alejandro Vanoli por parte de Prat Gay. Es diferente a lo que sucedió con Corea del Sur en los 90, cuando directamente en vez de u$s 5.000 millones de reservas tenía saldo negativo... Ahí no había otra alternativa que recurrir al FMI. Acá se deberá absorber ese monto con las Lebac...Un eventual Gobierno de Macri no va a cambiar metodología de los futuros para no pagarlos... Por eso sigue siendo una buena alternativa ese subsidio que están haciendo al seguro de cambio.

P.: Podría decirse que es una suerte de "puré sofisticado".

J.T.: 
Y con más calorías por las ganancias potenciales. Lo que está claro es que el dólar "ahorro" se termina el 11 de diciembre. No hay margen de reservas. Gane quien gane. 

P.: ¿Y qué haría un Gobierno de Macri con el cepo?

J.T.: 
Creo también que el primer día lo desactivará, previa negociación con empresas para que no salgan de golpe a pedir giro de utilidades al exterior. Mantener el cepo es comprarse el problema. Además, mientras siga el cepo no entrarán divisas al país. Ese tipo de medidas seguramente requieren una implementación directa sin escalas. Piense que se tienen 90 días siempre para responsabilizar al anterior. Después, la culpa es de uno.

P.: ¿No tiene la sensación de que el mercado descuenta todo lo bueno, pero que el trabajo por delante es muy arduo?

J.T.:
 Puede ser. Pero partimos con precios de activos en el subsuelo. Tienen que volver a planta baja por lo menos. Medidas como el ajuste en tarifas que se viene y la devaluación per se del tipo de cambio oficial deberán ser digeridas. Pero entiendo que los que hoy compran papeles locales lo saben. Lo mismo que la negociación con los holdouts. No hay que tener mucha imaginación para saber cómo serán las primeras medidas del macrismo. Permítame que repita: siempre que ganen las elecciones.

Mientras esperan devaluación, empresas se ilusionan con acuerdo Macri-Massa por leyes

Cronista

GUILLERMO KOHAN

Empresarios e inversores se ilusionan estas horas con un acuerdo parlamentario entre Mauricio Macri y Sergio Massa que asegure gobernabilidad para enfrentar la pesada herencia política y económica que dejan los 12 años de la era Kirchner, en particular el descalabro monetario y fiscal con que Cristina cerrará su mandato en apenas 43 días.

Las señales de Sergio Massa, José Manuel de la Sota y Roberto Lavagna mostrándose más dispuestos a respaldar a Macri que a Scioli para la segunda vuelta animaron fuertemente el espíritu del mundo económico en las últimas horas, una sensación que se contrapone a la creciente preocupación por los términos políticos y económicos en que concluirá en las próximas semanas la administración de la señora de Kirchner.
El agotamiento cada vez más evidente de las reservas, más la incertidumbre sobre el timing y las medidas concretas que adoptaría Macri para levantar el cepo y sincerar el precio real del dólar colocan el corto plazo en el terreno de lo imprevisible. Todo exacerbado por las versiones que ayer informaban sobre la crisis política cada vez más profunda en el oficialismo, con la posibilidad de que finalmente Daniel Scioli no compita en el balotaje.

En ese contexto, tanto el público inversor como los profesionales del dinero buscan deshacerse de los pesos y no paran de cubrirse. Compran dólares, bonos, acciones, pasajes, autos, repuestos, y mercaderías. Los más audaces suponen que los mejores resultados, en el mediano plazo, serán las acciones de empresas sometidas a la regulación argentina: bancos y compañías de servicios públicos. Recomiendan comprar empresas que tengan deudas en pesos y activos o ventas futuras en dólares.

Todos apuestan a un sinceramiento cambiario. Y otorgan cada vez más chances a un esquema de liberación del tipo más inmediato que gradual. La mayoría de los economistas que trabaja en el equipo de Macri opina que si se libera el tipo de cambio, la fuerte devaluación del peso que eso supondría se podrá explicar políticamente como el blanqueo de la devaluación que dejó Cristina y no quiso reconocer.

"Si liberás el dólar y levantás el cepo, la devaluación la hizo Cristina. Si seguís con el control de cambios y devaluás 20% o 30% para ir viendo, entonces políticamente la devaluación la hizo Macri". Obviamente estos economistas suponen que podrán presentar un plan integral que genere confianza, de modo de que al abrir el cepo el público y las empresas prefieran vender los dólares antes que seguir comprando. Opinan en público, a valores de hoy, que a 16 pesos el dólar está carísimo. Se entiende: son técnicos que también están en campaña electoral.

Sentarse a resolver el pleito en el juzgado de Thomas Griesa aparece como lo más sencillo. Y sincerar el precio del dólar parece, a esta altura, inevitable. Ya no quedan reservas ni para pagar los pasajes al exterior. Los faltantes de insumos críticos ya golpean otra vez a sectores sensibles como la salud. Y las últimas determinaciones del Banco Central revelan que las reservas probablemente no lleguen ni a la fecha de la segunda vuelta. Ni hablar al 10 de diciembre.

No sorprende, en este cuadro, que hayan reaparecido las alarmas por una radicalización extrema del equipo económico con más cepo y más autoritarismo económico, en el afán de evitar lo que ya aparece como un riesgo real: una corrida financiera más profunda que obligue a Axel Kicillof y su equipo a una salida desordenada del Ministerio de Economía y del Banco Central.

A propósito del final de Kiciloff y su equipo, las operaciones con el dólar futuro que auspicia el Gobierno a través de la autoridad monetaria ya desataron un escándalo político con la denuncia pública que realizó el ex titular del BCRA, Alfonso Prat Gay, y que podría derivar en una cruzada judicial encabezada por la diputada Elisa Carrió contra Alejandro Vanolli, el propio Kicillof, y la mayoría de los directores del Central que responden al ministro de Economía. Podría significar la acusación de mal desempeño para remover a la cúpula de la autoridad monetaria en el nuevo gobierno.

Claro que el escándalo con el dólar futuro también podría terminar alcanzando a figuras prominentes e instituciones del sistema financiero, incluso a la entidad que compensa estas operaciones en el mercado, el prestigioso Rofex.

Conviene aclarar, a esta altura, que en todo el mundo los mercados de futuros son necesarios para estabilizar los precios y permitir la cobertura de cobros o pagos futuros en moneda extranjera. Pero para ello los precios deben ser transparentes, únicos y libres. Y el juego de la oferta y la demanda debe darse fundamentalmente entre actores privados, sin perjuicio de que los Estados puedan intervenir como un actor de referencia cada tanto, o en situaciones extremas. En los mercados de futuros mundiales, los agentes privados arriesgan, ganan y pierden por su cuenta.

Nada de eso está ocurriendo hoy en la Argentina. Aquí hay uno solo que vende dólar futuro, que es el Central. Y lo vende al precio del dólar oficial que todo el mundo sabe que no es el verdadero, dado que hay control de cambios, cepo y una brecha de 70% con el precio de mercado.

Todos saben por qué es solo el Gobierno el que vende a $ 10,50 para fin de marzo, y todos los demás actores compran, apostando a que tarde o temprano ese precio de $ 10,50 u 11 pesos será pasado por encima por la devaluación. Que la fiesta la pague el que sigue, con el cargo a todos los argentinos.

Sin embargo, la historia enseña que si todo esto deriva en un escándalo y el año que viene se desata un golpe inflacionario por la emisión récord que deberá realizar el Gobierno para pagar esta cuenta y otras, la clase política y los jueces dirán que los bancos sabían lo que estaba ocurriendo y se callaron la boca. Semejante acusación de complicidad, en parte, también es cierta.

En lo inmediato, los hombres de negocios esperan mayor represión cambiaria hasta que se vaya Cristina, y especulan sobre los términos de la la liberación del cepo si efectivamente el sucesor es Mauricio Macri. Mientras transcurren las semanas se ilusionan con un acuerdo entre el candidato de Cambiemos y Sergio Massa. Conversaciones que de momento parecen más avanzadas en la provincia de Buenos Aires, donde el massismo ofrece respaldo en la Legislatura.

Debe recordarse que la gobernadora electa, María Eugenia Vidal, le había ofrecido al intendente massista reelecto en San Miguel, Joaquín de la Torre, ser su compañero de fórmula si acordaban sus jefes no enfrentarse, como finalmente lo hicieron, en la primera vuelta. De la Torre, se sabe, es uno de los dirigentes más convencidos del acuerdo con Macri. No queda claro cuánto massismo aceptarán los radicales, hoy columna vertebral para Macri en todo el país. También José Manuel de la Sota quiere respaldar a Macri, aunque el jefe peronista de Córdoba aclaró que no podría hacer campaña en su provincia al lado de sus adversarios históricos, Ramón Mestre y Luis Juez. Ni hablar de la voluntad anti Scioli de la esposa de Massa, Malena Galmarini, cuya tirria contra el actual gobernador nunca se apagó, desde aquel grave episodio que afectó a la familia Massa cuando un integrante de la Prefectura ingresó armado a robar en su domicilio hace dos años. Hasta Roberto Lavagna parece haber recalculado y ahora, después de desairar a Scioli, hasta sugiere que podría votar por Macri.


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