Sólo queda un mes para que se lleve a cabo uno de los eventos más importantes de cambio climático que se realiza a nivel internacional: la vigésimo primera Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP21); que se desarrollará en París Francia, y tendrá por objetivo generar un acuerdo internacional con miras a 2030 para enfrentar este problema mundial, manteniendo el aumento del calentamiento global por debajo de los 2°C.
En este marco, a finales de septiembre pasado, la presidenta Michelle Bachelet anunció en la Asamblea General de las Naciones Unidas de Nueva York que la Contribución Nacional Tentativa de Chile apunta a la reducción del 30% de las emisiones de CO2 por unidad de PIB a 2030 con respecto al nivel de 2007, cifra que podría llegar a 45% si se cuenta con apoyo internacional, ya sea a través del Fondo Verde o en forma de donaciones. Adicionalmente, el compromiso incluye el manejo sustentable y la recuperación de 100 mil hectáreas de bosque principalmente nativo, para la captura de unas 600 mil toneladas de CO2eq (equivalentes) anuales, y a reforestar otras 100 mil hectáreas adicionales.
En esa línea, el ministro de Medio Ambiente, Pablo Badenier, señala que el entendimiento y compromiso del mundo privado es clave para lograr este objetivo, que además es fundamental para migrar hacia una economía baja en Carbono.
"El aporte de cada sector productivo en incentivar el uso de energías limpias, eficiencia energética y manejo de residuos, entre otras, no sólo le servirá a la industria para mejorar su gestión interna, sino que también se sumará a los esfuerzos del país para reducir sus emisiones", apunta.
Emisiones de la industria
Según cifras del proyecto del gobierno de identificación, análisis y evaluación de oportunidades de reducción de emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI), MAPS Chile, las industrias que más CO2 producen en el país son las de generación eléctrica, transporte, agropecuaria, procesos industriales, la minería del cobre y residuos (ver tabla). Frente a eso, su encargado sectorial y de minería, Manuel Díaz, explica que según los escenarios de reducción de emisiones modelados por MAPS, el que más se aproxima al compromiso nacional proyecta una reducción de 800 mil toneladas de CO2 a 2030 por parte de la industria, aunque no se han planteado metas ni planes específicos para ésta.
Aun así, como explica el ministro Badenier, los privados no se han mantenido ajenos e incluso algunos sectores como el energético, agroindustrial y la minería del cobre ya han medido su huella de carbono y avanzado en algunas acciones de mitigación, entre ellas el convenio de eficiencia energética firmado el año pasado entre el Consejo Minero y el Ministerio de Energía con el compromiso de realizar auditorías energéticas independientes para identificar oportunidades.
Las apuestas
Según el presidente del Consejo Minero, Joaquín Villarino, algunas de las medidas que tendrán mayor impacto en mitigación para el sector industrial y la minería será la implementación de sistemas de gestión de energía, auditorías y eficiencia energética en el transporte, siendo el mayor desafío el enfrentar eficientemente factores exógenos como las bajas leyes, mayor dureza de la roca y el crecimiento de los rajos, los que implican un mayor consumo energético y, por ende, tienden a aumentar las emisiones.
Por su parte, el vicepresidente de la Asociación de Generadoras, Claudio Seebach, cuenta que la industria puede contribuir a alcanzar los compromisos de la COP21 a través del aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, especialmente desarrollando la hidroelectricidad, que según MAPS, es una de las medidas que más puede aportar a la mitigación junto a otras renovables. A modo de ejemplo, la reducción de una central hidroeléctrica de 150 MW equivale a retirar casi un 10% del parque automotriz de Santiago.
En tanto, el presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Patricio Crespo, señala que los principales desafíos de mitigación de la agroindustria se concentran en la ganadería por sus altas emisiones de metano, donde ha habido un trabajo sostenido para reducirlas, por ejemplo, con el uso de biodigestores en lecherías, aunque confiesa que en materia de transporte aún podrían ser más duros. Además, indica que dadas las exigencias de sus clientes externos, el agro cumple con altos estándares, pero que falta mayor coherencia.
"Tal como se exige que Chile se haga cargo, que también lo haga el resto, sino finalmente se genera competencia desleal", enfatiza.