El precio del oro puede haber tocado suelo en 2015 y, a partir de ahora, retomar un rumbo alcista respecto al dólar. Los tipos de interés reales, la fortaleza de dólar estadounidense y el comportamiento generoso de los bancos centrales son tres factores a tener muy en cuenta en esta posibilidad al alza de la cotización del oro.
Lamentablemente, la atención de los mercados lleva tiempo dedicado a tratar de desentrañar las declaraciones de la responsable del Federal Reserve-Fed (Banco Central de los EE.UU.), Janet Yellen, para conocer si los tipos de interés van a subir o no. Y de las palabras de Yellen, hay diferentes interpretaciones entre los expectantes inversores. Una realidad que es consecuencia de siete años de intervención en el mercado y planificación central de la economía estadounidense, llevada a cabo por la Fed.
Y en este contexto, de culminación de estas políticas de expansión monetaria –como los QE, tipos de interés cercanos a cero, o laoperación Twist– es donde el precio del oro puede haber tocado mínimos y emprender una senda alcista. Tres son los factores relevantes a tener en cuenta para esta estimación: los tipos de interés reales, la fortaleza del dólar y el comportamiento de los bancos centrales.
Los tipos de interés reales y su influencia en el precio del oro
Los tipos de interés nominales (nominal interest rate) son uno de los mejores medios predictivos para valorar el precio del oro en dólares. Cuando estos tipos son bajos (o negativos), el oro cobra impulso. Por el contrario, cuando los tipos de interés nominales son altos, el precio del oro se ve afectado y sufre presión a la baja. Pero es mucho más relevante para nuestros propósitos anteponer el tipo real antes que el nominal.
Es decir, el resultado entre el tipo de interés nominal, que actúa en el mercado, menos la inflación. Por ejemplo, si el tipo de interés nominal es del 5%, pero la inflación es del 3%, el tipo real será sólo del 2% (5% menos 3%). Aunque suene bastante simple pueden añadirse complicaciones. Si la tasa de inflación es mayor que el tipo de interés nominal, tendremos de hecho, tipos de interés negativos. Si el tipo establecido para un bono a 10 años es del 1% pero la inflación se ha situado en el 2%, ese bono ha sido una inversión negativa en términos de rentabilidad. Sin embargo, este escenario constituye una situación ideal para los poseedores de oro. Es cierto que su mera tenencia no genera intereses pero, en la situación descrita, ese mismo oro gana rentabilidad y poder adquisitivo y hace subir la cotización del oro.
Este factor todavía no se ha activado. Durante los últimos años, los tipos nominales a 10 años han sido, en su mayoría, superiores al 2%, con una inflación próxima al 1%, a veces inferior. Sin embargo, hay un ejemplo pasado ilustrativo. En 1980, cuando el precio del oro alcanzó un nuevo máximo de 800 dólares por onza, los bonos del Tesoro de EE.UU. concedían un tipo del 13%, siendo la inflación del 15%. Es decir, el tipo real era negativo en un 2%. Así que para un mejor apreciación del futuro del precio del oro, es más interesantefijarse en los tipos reales antes que en los nominales y tener clara la diferencia entre uno y otro.
La fortaleza del dólar y su impacto en la cotización del oro
El segundo factor es la fortaleza del dólar, divisa de reserva internacional, donde la correlación es aún más sorprendente. Si partimos de la premisa que el oro es una forma de dinero o moneda -en su comparación directa con el dólar-, entonces es fácil ver un hecho evidente. Un dólar fuerte indica un precio bajo de dólares por el oro, y un dólar débil refuerza la correlación, a favor del oro, en el intercambio de uno por otro.
La mejor forma de medir la fortaleza del dólar –excluyendo el propio oro- es el Price-Adjusted Broad Dollar Index, publicado por la Reserva Federal. En julio de 2011, este índice situaba el dólar en 80,5 unidades, mientras el precio del oro alcanzaba su máximo histórico respecto al dólar. De forma opuesta, a día de hoy, ese mismo índice está situado en 95,595 puntos, la cifra más alta en más de 6 años. No sorprende pues que al igual que el dólar está en un máximo de seis años, el precio del oro se sitúa cerca de un mínimo de seis años. Aunque no es una correlación perfecta si es sorprendentemente robusta y otro factor importante a tenerlo en cuenta.
El comportamiento intervencionista de los bancos centrales y su efecto en el precio del oro
Dos premisas para empezar. La producción minera de oro ha sido relativamente constante en las últimas décadas y podemos situarlas en unas 2.000 toneladas por año. Además, no está de más recordar que el oro tiene muy pocos usos industriales. De esta forma, la salida constante de producción sumada a una demanda variable del oro -como reserva de riqueza- ha sido un aliciente para que los bancos centrales hayan manipulado el precio del oro, utilizando para ello sus reservas de oro en el mercado físico en momentos críticos.
Ha habido tres grandes manipulaciones del mercado físico achacables a los bancos centrales. El primero tuvo que ver con el organismo predecesor del London Bullion Market Association-LMBA, el London Gold Pool que colapsó en 1968. El segundo fue el esfuerzo encubierto, liderado por los EE.UU. y el Fondo Monetario Internacional-FMI, para inundar el mercado del oro con 1.700 toneladas, durante el periodo comprendido entre 1975 a 1979. Una maniobra pensada para tratar de disfrazar el verdadero impacto de una galopante inflación que, sin embargo fracasó en 1980, cuando la inflación y el precio del oro escaparon de cualquier control.
El último y tercer intento del que tenemos conocimiento fue también de inspiración estadounidense y fue la constitución del ‘Central Bank Gold Agreement’ (CBGA), una especie de “cártel”, compuesto por 11 bancos centrales nacionales –excluyendo la Fed-, organizados para la venta de oro. El CBGA fue creado en 1999 y renovado en dos sucesivos periodos quinquenales (2004 y 2009). El mayor vendedor bajo el paraguas de esta entidad ha sido Suiza. Pero desde 2010, los bancos centrales han pasado de ser -por primera vez en décadas-, de vendedores netos de oro a compradores del metal, y el CBGA no cuenta ya con entusiastas participantes.
En definitiva, son pocos los vendedores dispuestos a desprenderse de su oro y muchos los compradores -oficiales y no oficiales- que figuran en la lista. La demanda de oro, ahora mismo, supera la oferta de todo el oro que producen las minas, y la satisfacción a la presión compradora se cubre con las posesiones de los vendedores que, lejos de asumir más pérdidas, prefieren desprenderse del metal.
¿Cuál puede ser el recorrido del precio del oro?
El presente análisis no está escrito pensado en la situación actual del mercado del oro sino en un posible futuro del mismo. Los bancos centrales no pueden tolerar unos tipos desbocados porque afectan al consumo y a la inversión. De la misma forma, la Reserva Federal tampoco puede fomentar un dólar fuerte porque implica la importación indirecta de la deflación –en forma de precios más bajos en las importaciones- del resto del mundo.
El mercado físico del oro sufre un exceso de demanda proveniente de China, India,Rusia, Irán y otros países continúan demandando oro para diversificar sus reservas de dólares. Pero la producción se mantiene constante y los bancos centrales occidentales ya no venden, sino que también compran. Los tres factores antes citados – tipos reales, la fortaleza del dólar y el comportamiento de los bancos centrales- sugieren un cambio en las actuales tendencias y en el abono de nuevas condiciones que favorecerán unos mayores precios del oro. Sólo existe una bolita de cristal para decir que el oro puede moverse en cualquier dirección, pero es mucho más probable que se mueva hacia arriba que hacia abajo.