La represa neuquina no logra salir de su laberinto. A pesar de que todo el proyecto está armado y sólo resta una firma, no se destraba el crédito ruso de 2.000 millones de dólares para empezar con la construcción.
El ministro de Planificación, Julio de Vido, había prometido que para esta fecha habría novedades. Pero el trámite parece paralizado.
Más allá de las complicaciones que sufrió Rusia como la devaluación de su moneda, también la geopolítica se habría impuesto como una traba, confiaron fuentes cercanas al proyecto a este medio.
Según esta perspectiva, los rusos están esperando para ver quién gana las elecciones y cómo se perfila para aprobar el crédito. Temen que tanto Mauricio Macri como Daniel Scioli terminen alineados con Estados Unidos y buscan, en cierto modo, poner como prenda de cambio el crédito, en una suerte de diplomacia financiera.
Más allá de las especulaciones, lo cierto es que no hay noticias del préstamo. Ni siquiera los empresarios que ganaron la licitación tienen certezas sobre cuándo se firmará el acuerdo, algo que no ocurrirá hasta la próxima gestión.