La crisis internacional del petróleo sigue beneficiando una parte de las cuentas públicas de la Argentina. En los primeros nueve meses del año, el Gobierno gastó 42% menos de dólares para importar energía que en igual período del 2014. Al mes de septiembre, según datos del mercado (los datos oficiales de la Secretaría de Energía se publican con rezago y están actualizados hasta el mes de agosto), el Estado pagó cerca de u$s 5000 millones destinados a compras de crudo y de gas del exterior, contra los casi u$s 8750 millones que desembolsó en igual lapso del año anterior.
La cifra implica un "ahorro" aproximado de u$s 3700 millones. El número no es despreciable, considerando que representa nada menos que el 13% de las reservas con las que hoy cuenta en sus arcas el Banco Central (BCRA) actualmente en u$s 27.700 millones. La reducción en los montos, bajo un contexto de demanda y consumo que permanece sostenida, se explica en gran parte, porque un barril de crudo más barato incide también en el precio de sus derivados, como las naftas, gasoil y fuel oil.
Los beneficios que para el país trae un crudo más barato están a la vista (ayer en EE.UU., el barril WTI bajó un 0,93 % cerrando en u$s 46,66 y en Europa, el Brent perdió 1,78% ubicándose en u$s 48,97) pero aún así se estipula que la factura de energía también terminará este año en rojo y en un nivel elevado. Aunque se proyecta un 30% menos en términos interanuales, se ubicaría en el orden de los u$s 5000 millones, según los especialistas consultados por este diario. Durante 2014, el déficit de la balanza energética superó los u$s 6500 millones. Y es que si bien el costo de las importaciones está cayendo, ahora también lo hacen las exportaciones, por las que se paga menos.
El legado de una balanza energética negativa (y el desafío de revertirla) será uno de los escollos, tan complejo como urgente, con los que se deberá enfrentar cualquiera de las administraciones que asuma a partir de diciembre. Para combatir la crisis en el sector (principal causa del cepo cambiario), los candidatos son conscientes que deberán sincerar precios y ajustar tarifas; todas medidas que no caerán simpáticas en el público. Es por eso que los tres aspirantes que se posicionan con mayor firmeza a ocupar la presidencia (Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa) han convocado desde el inicio de la carrera electoral a especialistas y referentes de la industria para sumarse a sus equipos técnicos e incluso prometieron la creación de organismos especiales para reforzar políticas en esta materia.
Todos, a su vez, son conocedores que, en caso de ganar las elecciones, les espera un futuro más espinoso en los campos petroleros. Compañías y sindicatos están alertas a lo que sucederá a fin de año, cuando venza el acuerdo que establece un precio interno del barril de crudo entre u$s 20 y u$s 30 más ca ro que el internacional en pos de blindar la actividad local de bajas de equipos y despidos laborales.
