La firma líder en el mundo en la cadena de producción y venta de piedras preciosas entró al país con una visión muy clara de lo que quieren hacer. El jefe global de operaciones de la empresa la explica.
Cuando Gemfields anunció su llegada a Colombia, hasta el Ministro de Minas y Energía aplaudió la noticia. En un comunicado de prensa el jefe de la cartera, Tomás González, dijo: “Esto demuestra que Colombia es un país atractivo para la industria minera internacional por la variedad de minerales que ofrecemos al mundo”.
El negocio, en términos financieros, no entra en la lista de los más grandes que se han hecho en Colombia este año. Se trata de la adquisición del 70 por ciento de una licencia minera de esmeraldas en la zona de Coscuez, en San Pablo de Borbur (Boyacá) y del 70 y 75 por ciento de las licencias de dos compañías que tienen solicitudes y contratos de concesión en trámite ante la Agencia Nacional de Minería. Ambos sumaron 22,5 millones de dólares.
Sin embargo, se trata de un negocio significativo porque es la segunda empresa de talla mundial y la primera listada en Londres que viene a trabajar en el sector de las esmeraldas en el país.El jefe global de operaciones de la compañía, Dev Shetty, habló en exclusiva con Portafolio y explicó cuáles son las expectativas de este nuevo negocio.
¿Cómo fue el negocio en Colombia?
Nuestro interés por Colombia no es algo reciente, nosotros empezamos a mirar al país desde el 2008, desafortunadamente con la recesión tuvimos que rehacer la estrategia de inversión y decidimos retroceder en el negocio. Regresamos en 2013, mirando diferentes operaciones y volvimos porque Colombia es un país que tiene una industria de mucho tiempo atrás, y tiene lo mejor de lo mejor en esmeraldas. Hay muchas oportunidades.
¿Qué tipo de oportunidades?
El año pasado se produjeron cerca de 2 millones de quilates de esmeraldas, y este año a septiembre iban por medio millón de quilates, es decir, los números vienen colapsando. No creemos que esto se dé porque las esmeraldas hayan desaparecido, el recurso sigue ahí, pero hace falta inversión para descubrir la geología, desarrollar las minas y en la comunidad. Esos son los tres pilares y nosotros estamos muy orgullosa de trabajar en estos tres frentes.
¿A qué se refiere?
Nosotros no vemos la sostenibilidad como una estrategia de mercadeo, tenemos una división de mercadeo, una de geología y otra de sostenibilidad. Son estas tres fortalezas de la empresa. Nuestra política es invertir como mínimo un 1 por ciento de nuestra ganancia neta en inversiones sociales. Lo que queremos hacer en Colombia es, primero, entender el recurso y la región para llevar a la industria de las esmeraldas a otro nivel.
Sabemos que no será fácil, sabemos que habrá retos y todos hablan de ello, y de la historia compleja, pero todo el mundo tiene historia. En la India y en África también hay situaciones complejas.
Tenemos confianza en el país, hemos hablado con el Ministerio de Minas y Energía, con la Agencia Nacional de Minería y nos han invitado a venir a aportar al sector.
¿Su equipo de Gemfields ya está en Colombia?
Sí, ya parte del equipo que viene de afuera está aquí en Colombia. Pero solo una parte, porque en realidad la mayoría de las personas que trabajarán en el proyecto provendrán de la comunidad. En particular para la mina de Coscuez vamos a necesitar trabajar con mucha gente de la región que conozca la zona. Para nosotros, el empleo debe venir de la comunidad.
¿Cuántos puestos de trabajo pueden crear con estos nuevos proyectos?
Aún es pronto para saberlo. Tenemos que conocer la comunidad para saber qué talentos hay y qué necesitamos para construir el talento que requeriremos. Dependerá también de la geología, de la escala de la mina, pero en definitiva hablamos de cientos de empleos. Y algo importante es que en este sector cuando creas un empleo, en realidad creas diez, por los encadenamientos productivos, así que si hablamos de 100 empleos en realidad son mil.
¿En este momento saben si van a desarrollar un proyecto subterráneo o abierto?
Tendrá que ser subterráneo porque en Colombia en esa zona no se puede hacer a cielo abierto. Hay otro sector en el que tenemos que hacer una exploración. Pero, de nuevo, tenemos que hacer mucho trabajo geológico aún, mapas, perforaciones exploratorias, química, y esto no solo nos va a ayudar a nosotros, va a ayudar a todo el sector, porque vamos a tener más conocimiento del subsuelo. Esto requerirá una inversión de varios millones de dólares. Ese trabajo creo que podría durar por los próximos 18 meses antes de que salgamos al mercado con un plan de negocios.
Pero una de las áreas que compraron ya está produciendo, ¿detendrán la producción para concentrarse en explorar 18 meses?
La idea es más cómo dedicarnos a organizar, para mirar por qué medio trabajamos, a qué escala lo hacemos. Es una inversión grande, así que tenemos que hacerlo bien desde el primer momento. Tenemos buenas expectativas con la licencia de Coscuez, que es para mina subterránea, pero qué tipo de tecnología es la más apropiada, es lo que tenemos que entender.
¿Pero quiere decir que no seguirán produciendo esta mina?
Creemos que mientras exploramos podemos encontrar algunas gemas, pero esto no será nuestra prioridad inmediata, nuestro plan es identificar cuál es la mejor tecnología, la mejor escala para trabajar.
¿Cuál es la inversión en la fase de exploración?
Es muy pronto para saber, tenemos que identificar primero cuál es la escala que necesitamos de exploración. Pero será una cifra significativa.
HAY MUCHO POR EXPLORAR
Según el director de operaciones en Suramérica y Asia de Gemfields, el geólogo Kartikeya Parikshya, la compañía tiene buenas perspectivas a largo plazo en Colombia porque aún hay zonas con potencial para encontrar las piedras preciosas que no se han explorado todavía.
Actualmente la firma tiene activos de producción de esmeraldas, rubíes y zafiros en Zambia y Mozambique, donde emplean 1.542 personas y registran ganancias por US$145 millones al año.
El proceso de clasificación y venta de las gemas es organizado por la misma compañía, que se encarga de monitorear la seriedad de los compradores.