A propósito de la nota publicada por el diario Clarín en la cual se ponen en cuestión los avances tecnológicos del país en el sector energético, el Invap aseguró que considera "excelente" la decisión del Gobierno Nacional de continuar el plan nuclear con la construcción de centrales nucleares para generar energía eléctrica sin contribuir al calentamiento global.
"Compartimos la decisión del Gobierno Nacional de firmar los contratos por las nuevas centrales nucleares. Es coherente con las políticas que han puesto a la ciencia y la tecnología argentina como pilar del desarrollo socioeconómico", señala el organismo a través de un comunicado.
Al respecto, el Invap sostiene su postura argumentando que "la energía nuclear, que no produce gases de efecto invernadero, evita los problemas extremadamente serios que el calentamiento global produce".
Y agrega: "Sabemos que se han hecho exhaustivos estudios sobre la conveniencia y necesidad de la generación nucleoeléctrica en Argentina. Y sabemos que del análisis tecnológico ha surgido la recomendación de hacer una central nuclear más con uranio natural y agua pesada y luego continuar con centrales nucleares con uranio enriquecido".
Al mismo tiempo, el comunicado destaca que "la Argentina integra el grupo de países que lideran el uso exclusivamente pacífico de la energía nuclear" e indica que "el uranio enriquecido que se utiliza en las centrales nucleares no puede ser usado con fines militares, por no tener el grado de enriquecimiento necesario".
"El país domina la tecnología necesaria para producir uranio de bajo enriquecimiento (desarrollada por la CNEA e INVAP), y se continúan los desarrollos de nuevas tecnologías", añade.
Y "gracias a la capacidad de su sector nuclear, Argentina ha exportado tecnología a países industrializados, contribuyendo a instalar a la Argentina como país de perfil tecnológico".
Por último, el Invap sostiene que "para consolidar el dominio de tecnologías complejas hacen falta programas a largo plazo" y remarca: "La tecnología nuclear es una tecnología multiplicadora de la cual han surgido desarrollos en las industria satelital, de defensa y de comunicaciones
Clarín
Marcelo Cantón
“Se avanzó con China para que en el último trimestre del año se firme el contrato de financiamiento de Atucha III y el convenio marco que daría inicio a las negociaciones del contrato de financiamiento de la quinta central nuclear. Entre ambas centrales son unos US$ 12.000 millones”. Lo dijo Julio De Vido, en Viena, durante un congreso de energía atómica. Son contratos que el kirchnerismo dejará firmados, otra cuota de la herencia que este gobierno está dejando al que lo suceda. Algunos estiman además que el monto de esa factura podría superar los US$ 20.000 millones.
De Vido habló en Viena hace ya un mes. Y dejó en claro su vocación de que lo que él firma se continúe. Al hablar dijo a los presentes en el congreso: “Van a tener que fiscalizar los próximos años que estos planes continúen y se profundicen en la Argentina”. Aunque eso genera una fuerte polémica técnica y geopolítica, además de un gigantesco compromiso en dólares.
Argentina tiene tres centrales nucleares. Atucha I (ahora Central Nuclear Presidente Perón), de 1974, y 360 Mw. Embalse, de 1984, y 600 Mw. Y Atucha II (hoy Néstor Kirchner), que entró en funcionamiento este año, luego de décadas de demora, y con 690 Mw. Todas ellas utilizan como combustible uranio natural y agua pesada.
En el 2009 se aprobó por ley el Plan Nuclear nacional. Este incluía la construcción de una cuarta central, y extender la vida de Embalse, además del desarrollo del prototipo CAREM. Ahora se habla de tres centrales más, cuyos contratos se estarían apurando para ser sellados por este gobierno antes del 10 de diciembre.
“Se invirtieron 11.000 millones de dólares y están planificados invertir 31.000 millones de dólares en la década próxima”. dijo De Vido en Viena. Sólo para tener dimensión del tema.
Aunque el Gobierno lo presenta como inversión extranjera son, en verdad, contratos de compra de tecnología y de equipos. Además del acuerdo con China por Atucha III y del convenio para una quinta central, del que habló el ministro, que sería con Rusia, se menciona la compra de otra usina también a los rusos.
“Están apurando tres contratos, uno con China de 7.000 millones de dólares y dos con Rusia de US$ 10.000 millones”, pone en números uno de los principales consultores de temas energéticos.
“Es un hecho totalmente imprudente e innecesario del gobierno que se va, contratar estas centrales sin tener los estudios de factibilidad terminados, sin haber discutido a fondo de dónde sale el combustible, sin un plan energético serio de largo plazo”, dice el ex secretario de energía radical Jorge Lapeña. “Estas decisiones estratégicas que comprometen el larguísimo plazo deberían ser adoptadas por el próximo gobierno y de una manera consensuada”, añade.
El tema del combustible es central. Las tres usinas atómicas argentinas usan uranio natural. Ahora se pasaría a otras de uranio enriquecido. “Es energéticamente más eficiente -dice el ex subsecretario de combustibles del kirchnerismo Cristian Folgar-. Pero la Argentina hoy no lo produce. ¿Se va a procesar aquí, o se importará? Pero, sobre todo, es una decisión con otras implicancias: el uranio enriquecido está a un paso de la construcción de la bomba atómica. Y Argentina está firmando acuerdos con China y Rusia por esa tecnología. Eso implica una decisión geopolítica importante, de consecuencias”.
Los técnicos destacan además que estas centrales costarán hasta US$ 10.000 el kw, cuando las de gas se hacen por US$ 1.000 el kw. Y que hoy hay suficiente generación como para que no sea necesaria una decisión urgente. ¿Qué habrá pesado para que el Gobierno quiera firmar esos contratos por decenas de miles de millones de dólares antes de irse? Respóndalo usted.