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EMPRESAS
Trampas de Valor acechan a mineras. Glencore: estrategias del CEO
10/10/2015

Oro parece... ¿carbón es? Las trampas de valor acechan a las mineras

El confidencial

Michael Barakos, gestor del JPMorgan Europe Equity Plus, uno de los mayores fondos de bolsa europea, no le pilló por sorpresa el batacazo.

Cuando Glencore, el gigante británico de la minería, se llegó a hundir casi un 30% el día 28 en la bolsa de Londres, a un par de manzanas de la sede de JPMorgan AM junto al Támesis, sus carteras ni se inmutaron.

"No teníamos exposición a la compañía, de hecho, incluso teníamos una pequeña posición bajista. No nos gustaba ni la estructura financiera, con un endeudamiento excesivo, ni el 'management' ni el sector", afirma Barakos, que tiene infraponderadas en cartera las compañías de materiales básicos, con apenas una posición del 5%. "Estamos ante la clásica trampa de valorHay muchas compañías relacionadas con materias primas que parecen estar baratas, pero que en realidad tienen motivos para estar a esos precios".

Las conocidas como 'value trap' o 'trampas de valor' representan uno de los mayores riesgos para los inversores que se basan en el análisis fundamental para buscar valores atractivos. Aparentemente, encuentran compañías por las que se pagan muy pocas veces los beneficios o las ventas, lo que les pone ante la tentación de comprar pensando que el mercado se equivoca, que es una ganga.

Por ejemplo, empresas que cotizan con un PER (veces que se paga el beneficio) muy bajo o una rentabilidad por dividendo alto implican que el mercado está excesivamente negativo y que el riesgo que se asume es menor. El problema es que muchas veces, con el paso del tiempo, acaba llegando una fuerte revisión en los beneficios o un recorte en el dividendo.

Las empresas que superen el bache pueden tener un gran potencial de revalorización, pero las trampas, como la de Glencore, estarán a la orden del día

El sector de las materias primas está plagado de compañías que se han desplomado en los últimos meses, ante el fuerte castigo por los temores sobre la ralentización de China, el mayor consumidor mundial de estos materiales. ¿Pero todas las compañías sufrirán? ¿O habrá algunas que resistan? Algunos gestores se abonan a esta última opción y empiezan a poner dinero en esta tesis.

Es el caso de Iván Martín, de Magallanes Value Investors, que ayer informaba a sus clientes en su carta trimestral que había entrado en Antofagasta. "Tratamos de identificar, dentro de un sector muy castigado, a aquellos jugadores que estén en las mejores condiciones para poder acabar la carrera sin lesionarse, y a ser posible, ganarla. Creemos que Antofagasta es uno de ellos". 

Según Martín, "hay tres factores que marcan la diferencia en Antofagasta sobre el resto de mineras: no tiene deuda, produce barato y es pequeña". Además, destaca que esta productora de cobre, basada en Chile, "está controlada al 65% por la familia Luksic, reconocidos por su buena reputación como empresarios y buen trato al resto de accionistas minoritarios".

Destaca también en su carta que "desde el punto de vista de valoración, a los precios actuales, comprar Antofagasta costaría unos 11.000 dólares por tonelada de producción anual, lo que compara con los 20.000 dólares que requeriría poner en marcha una mina de cobre desde cero, según un informe de la casa de análisis Bernstein".

Distinguir los ganadores de los perdedores va a ser la clave para los inversores en los próximos meses. El premio puede ser muy alto, porque las empresas que superen el bache pueden tener un gran potencial de revalorización, pero las trampas, como la de Glencore, estarán a la orden del día. Tiempos interesantes para el sector.

La agresiva estrategia de negocio del CEO de Glencore

La Tercera

Como un buen negociador y con una táctica de negocio agresiva es reconocido en el mercado Ivan Glasenberg, el CEO de Glencore, minera que en Chile opera las minas de cobre Collahuasi (44%), Lomas Bayas, la fundición Altonorte y Altos de Punitaqui. Además, tiene el 65,8% de Energía Austral.



El ejecutivo no ha tenido días fáciles, pues parte de su agenda, en las últimas semanas, la ha destinado a calmar los ánimos de un mercado que ha castigado con fuerza la acción de una de las tres mayores compañías mineras del mundo, después de Rio Tinto y BHP. Esto, en medio del escenario de incertidumbre que vive el sector, con dos años que ya se vislumbran complejos por la fuerte caída en los precios de las materias primas y las dudas sobre el consumo de minerales que requerirá China.

El 28 de septiembre, los papeles de la compañía se desplomaron un 29,4% en Londres, la mayor caída en la historia de la firma, que comenzó a transarse en Bolsa en mayo de 2011. Su valorización bursátil también se ha visto afectada, pasando de los US$ 59.347 millones que logró en 2011 a los actuales US$ 28.485 millones. La cifra está muy lejos del peak que logró en 2013, el año en que Glencore se fusiona con Xstrata, operación que fue calificada por el mercado como la quinta mayor fusión en la historia del sector (ver infografía).

La razón de la abrupta caída es la duda que tiene el mercado sobre la estrategia de negocio que presenta la compañía, cuyo foco de desarrollo no se centra en la producción minera, sino más bien en el corretaje de materias primas, lo que la hace requerir de constantes créditos bancarios y donde se maneja poca información para conocer los riesgos que enfrenta.

Lo que puso nervioso al mercado fue el informe que Investec Back publicó ese día, el cual se titulaba “El Triángulo de las Bermudas” y que advertía que si los precios de las materias primas no se recuperan, las acciones del grupo pueden bajar a cero. “Un escenario de mantenimiento de los precios actuales de las materias primas resultaría en el colapso casi total de los futuros beneficios de Glencore, de tal manera que no queda ningún valor para el accionista. La empresa sólo trabajaría para pagar sus deudas”, dice el documento de Investec.


REDUCIR LA DEUDA

Al día siguiente, Glasenberg salió a calmar al mercado y señaló que Glencore “sigue siendo robusto en lo operacional y en lo financiero”.

En la semana, la compañía ha anunciado una serie de medidas adicionales, como la del viernes, donde informó que recortará un tercio la producción de zinc, medida que afectará la dotación de la compañía de las operaciones ubicadas en Australia, Sudamérica y Kazajistán.

“Glencore ha perdido casi 2/3 de su valor de mercado en los últimos años, y con mayor intensidad en las últimas semanas. Si bien las principales compañías mineras han perdido entre 60% a 75% de su valor de mercado (por la crisis de los commodities), en el caso de Glencore se añade un nivel de deuda elevado, que proviene, en parte importante, de la adquisición de la minera Xstrata”, explica el director ejecutivo de Plusmining, Juan Carlos Guajardo.

La deuda de la firma llega a US$ 29.600 millones al 30 de junio, siendo la más alta de la industria junto con Freeport McMoran y luego Codelco, señala Guajardo.

El 7 de septiembre, Glasenberg informó al mercado un ambicioso plan para reducir en US$ 10 mil millones el nivel de deuda y gracias a la suspensión de dividendos y la emisión de nuevas acciones ya ha recortado en US$ 5 mil millones la cifra, pero espera, al menos, recortar unos US$ 5 mil millones más con la venta de activos y reducción de costos.


CONTROL DE XSTRATA

La forma en que negoció la compra de Xstrata marca el estilo con que Glasenberg hace los negocios.

La negociación más compleja la tuvo con el Estado de Qatar, que tenía el 11% de Xstrata, accionista que se negaba a aprobar la fusión si Glencore no aumentaba su oferta. Glasenberg llegó a un acuerdo con el sheik de Qatar en conversaciones en donde sirvió de intermediario Tony Blair, el ex primer ministro de Reino Unido.

Finalmente, Glasenberg pagó US$ 68 mil millones por su par suiza. “El compró la compañía en el peor momento, cuando el cobre estaba en su mayor nivel, sobre US$ 3,5 la libra. Fue una apuesta muy grande y hoy tiene un menor precio, pero el mismo nivel de deuda y le está pasando la cuenta”, dice un ejecutivo del sector.

Para algunos ex trabajadores de Xstrata en Chile, la llegada de Glencore fue traumática. Inicialmente, las compañías operarían de forma fusionada, pero la minera suiza decidió cerrar su oficina en Chile y redujo al mínimo su dotación. Hoy operan en una ubicación distinta, en Avenida Costanera Sur, y tienen cerca de 60 personas trabajando en Santiago.

AUTONOMÍA Y RAPIDEZ

En Collahuasi, donde Glencore tiene el 44%, la situación no fue distinta. El propio Glasenberg llegó a la oficina ubicada en Andrés Bello y le dio un claro mensaje al presidente ejecutivo de la mina que es responsable del 3% de la producción mundial de cobre, Jorge Gómez: “Si le va bien, no sabrá de nosotros; si le va más o menos, le preguntaremos cómo lo ayudamos; y si le va mal, se va”, cuenta un conocedor del encuentro.

De hecho, Gómez, por parte de Glencore, tiene total autonomía para realizar su trabajo, situación que no es similar por parte de Anglo American, socia de la suiza en esta operación, corporación que es mucho más tradicional para trabajar, indican en la industria.

Un ejemplo de esa autonomía se notó en la rapidez con que Glencore aprobó el cierre de la línea de lixiviación -proceso necesario para la producción de cátodos de co-bre-, con lo que disminuyó 30.000 toneladas de cobre al año y la salida de cerca de 200 trabajadores. “Al otro día, Glencore aprobó los cerca de cinco puntos que argumentaban por qué se estaba tomando la decisión, mientras que Anglo se tomó tiempo para el análisis y para elaborar algunas consultas adicionales”, cuenta un cercano a la minera.

Para la minera suiza, Collahuasi está dentro de una cartera de activos de larga vida que son muy importantes para la compañía y para la división de cobre. “La apuesta es asegurar su producción y estar atentos a las oportunidades de crecimiento”, indican en Glencore.

Pero esa no es la única medida que han tomado en Chile para paliar el negativo escenario que está enfrentando la compañía. También ajustaron la dotación de Energía Austral, negocio eléctrico que tiene en carpeta la construcción de la central Cuervo, hidroeléctrica que se ubica en Aysén. Hace unas semanas se desvinculó a seis personas, entre ellas, el gerente general del proyecto, Alberto Quiñones. El liderazgo hoy lo tiene Donald Brown.

La iniciativa ha pasado favorablemente los conflictos legales y hoy está a la espera del pronunciamiento del Comité de Ministros, cita que aún no tiene fecha, para dar el vamos a las obras de construcción.

CONFLICTO CON ANTOFAGASTA MINERALS

Que en la negociación por el control de Xstrata haya influido Tony Blair no es extraño para la industria. Ejecutivos que han estado en eventos con Glasenberg recuerdan que el ejecutivo siempre cuenta que las conversaciones para cerrar negocios las hace con los altos mandos. De hecho, ha relatado sus acercamientos con el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, y también, en su momento, con Fidel Castro, en Cuba.

Y esa misma actitud la tomó cuando comenzaron los problemas con Antofagasta Minerals, con la que tiene una disputa legal que comenzó el año 2014, cuando El Pachón -proyecto de la minera suiza en Argentina- demandó a Los Pelambres porque entre 2004 y 2011 utilizó como botadero de estériles -rocas con bajo o nulo contenido de mineral- una zona en territorio transandino.

Inicialmente, Glasenberg sólo habló con el presidente de Antofagasta plc, Jean Paul Luksic, cuentan en la industria, pero luego ha tenido un par de conversaciones informales con el CEO de la compañía, Diego Hernández, donde ha manifestado, indican las fuentes, las alternativas de pagar por el uso del territorio por parte de la chilena, o bien, buscar una salida amistosa al conflicto, como un potencial joint venture para potenciar ambos proyecto.

En Glencore aclaran estas versiones e indican que no se busca lograr un beneficio del conflicto con la minera chilena. “Para Glencore, el conflicto con minera Los Pelambres no es un beneficio. La única beneficiada con esta situación es Antofagasta Minerals, que construyó una escombrera en propiedad privada ajena, en otro país, y continúan usufructuando de nuestro terreno. Antofagasta Minerals trata permanentemente de desviar la atención del problema real, que es la ocupación ilegal de nuestro terreno en Argentina, con un pasivo ambiental que ha contaminado el medioambiente y que abandonaron hace años”, indican en la minera suiza.

Esta semana, los ejecutivos se cruzarán en la cena anual de la Bolsa de Metales de Londres, la que se realizará el martes en el Hotel Park Lane. De acuerdo con ambas compañías, no hay programada una reunión para tratar el conflicto.


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