El responsable de carbón de Glencore PLC, Peter Freyberg, trató el miércoles de tranquilizar los temores de los inversionistas en torno a su reservada filial de corretaje, mientras la empresa minera sigue asegurando que su modelo de negocio es saludable.
Algunos inversionistas calificaron recientemente a la filial de comercialización de Glencore de una “caja negra” en la que los riesgos son imposibles de valorar, lo que ha provocado fuertes fluctuaciones del precio de la acción de la compañía.
“No hay un gran misterio aquí, sencillamente nuestro negocio de comercialización es una red mundial de logística que genera ingresos a través de oportunidades de arbitraje que descubrimos y sobre las que actuamos, entregando al final la materia prima física a nuestro cliente industrial en todo el mundo”, dijo Freyberg en el texto de un discurso.
“Las economías de escala de Glencore en suministro, transporte, almacenamiento, finanzas y gestión del riesgo son puntos fuertes”, dijo. Además, recordó que la compañía ha soportado con éxito los distintos ciclos que han vivido las materias primas durante más de 40 años.
Los precios de los commodities que produce la compañía, como el cobre, el níquel o el carbón, han descendido con fuerza recientemente debido a la amplia oferta y a el enfriamiento de la economía china, el principal comprador de muchos recursos naturales.
Los inversionistas temen que estas caídas puedan afectar negativamente e endeudado negocio comercial de Glencore.
“Nuestro negocio sigue siendo operativa y financieramente sólido. Tenemos positivos flujos de caja, una sólida liquidez y ningún problema de solvencia”, indicó Freyberg.
Además, el ejecutivo señaló que Glencore tiene motivos para ser optimista. El directivo prevé un sólido apetito de economías como las de Corea del Sur, India, Japón y Vietnam citando previsiones de la Agencia Internacional de Energía, que estima que la demanda mundial de energía crecerá 37% en el próximo cuarto de siglo.
Conforme los precios de las materias primas sigan cayendo, las quiebras de los productores y las fusiones de la industria sin duda se acelerarán. Los proveedores de equipos agrícolas, de minería y de construcción ya están preocupados. Con este embate, no es de sorprender que Glencore, la gigantesca empresa suiza que domina los mercados mundiales de productos primarios, haya perdido la tercera parte de su valor en un solo día de la semana pasada.
Glencore fue fundada en 1974 por Marc Rich, operador de materias primas y fugitivo de los EU por evasión fiscal que murió en 2013. En un principio, la firma, llamada Marc Rich Co., no tenía activos de minería porque Rich los consideraba demasiado volátiles. En cambio, ponía el acento en la negociación de materias primas y con el tiempo convirtió a la compañía en la empresa de comercio más grande del mundo. Rich trató de monopolizar el mercado del zinc en 1993-94 pero fracasó y debió vender el 51 por ciento de la compañía a un equipo de directores del que formaba parte el actual máximo responsable ejecutivo de Glencore, Ivan Glasenberg.
La nueva compañía se involucró directamente en operaciones de minería, pero siguió poniendo el énfasis en la estabilidad de sus ganancias comerciales. El prospecto de la oferta pública inicial de Glencore de 2011 indicaba que su negocio comercial está "menos correlacionado con los precios de las materias primas que sus operaciones industriales, lo que hace que las utilidades de Glencore en general sean menos volátiles que las de los productores puros de metales y productos de minería y energía".
Las cosas no resultaron así. La caída en picada de los precios de las materias primas y sus 30,000 millones de dólares de deuda han puesto a Glencore contra las cuerdas, al menos a los ojos de los inversores y posiblemente de las agencias de calificación crediticia.
Pese a las medidas anunciadas a comienzos de septiembre para reducir la deuda en 10,000 de dólares millones a través de la venta de acciones, la reducción de los dividendos, las ventas de activos y los recortes de costos, el rendimiento de su bono denominado en dólares estadounidenses con vencimiento en 2022 pasó de 4.6 por ciento a fines de julio a 11 por ciento hace poco. La acción de Glencore se desplomó un 29 por ciento el 28 de septiembre y bajó un 90 por ciento desde la oferta pública de 2011, realizada durante el pico máximo de los precios de las materias primas.
Si la enorme empresa de comercio de Glencore no puede proteger su negocio de minería, ¿qué les espera a empresas mineras gigantescas y concentradas como BHP Billiton, Vale, Rio Tinto y Anglo American? ¿O a compañías de equipos de minería como Caterpillar? ¿Y qué hay de las firmas más pequeñas y menos sólidas financieramente? Alcoa acaba de tirar la toalla en la producción básica de aluminio y escindió esa división de sus empresas de refinación y procesamiento, que ofrecen más valor agregado.
Los inversores que tengan muchos menos conocimientos sobre materias primas que Glencore probablemente sigan viéndose obligados a hacer dolorosas reevaluaciones. Esto incluye a los fondos de pensiones que se sumaron a la moda de las materias primas hace una década y esperaban que más aumentos rápidos de precios los ayudaran a alcanzar sus metas de inversión en una era de bajas tasas de interés. Muchos elevaron las materias primas a la categoría de inversiones como las acciones y los bonos.
Yo siempre he dicho que las materias primas no son una clase de inversión sino una especulación. Desde mediados del siglo XIX, los precios de las materias primas, ajustados por inflación, siguen una tendencia constantemente descendente.