En el marco del debate por el desarrollo minero en la provincia del Chubut, son varias las posturas que desde hace años conviven en el análisis del colectivo social, desde donde se vislumbra la posibilidad del crecimiento económico pero, al mismo tiempo, se teme ante la falta de controles adecuados y el impacto ambiental que dicha práctica pudiera provocar en la región.
La posibilidad de recibir inversiones por parte de empresas mineras multinacionales parecería estar interpelada no sólo por cuestiones económicas y ambientales, sino también por la capacidad de la provincia para hacer frente a los requerimientos de la minería en materia de bienes, insumos y servicios.
La minería o megaminería es un debate del que muy pocos actores de la escena política acceden a participar, en gran parte por el costo político de pronunciarse a favor de industria que ha encontrado en el colectivo social un gran porcentaje de reservas y negatividad, principalmente en lo que refiere a la explotación de minerales metalíferos a cielo abierto con la utilización de sustancias contaminantes.
Uno de ellos es Néstor Di Pierro, intendente de Comodoro Rivadavia, donde predomina en gran parte la industria petrolera. Sostuvo que ya hay inversores dispuestos a desembarcar en la región pero que resta “una decisión política fuerte”. En el orden local, las recientes declaraciones del diputado provincial por Chubut, Carlos Gómez, volvieron a colocar la discusión en la agenda pública. Gómez destacó el potencial beneficio que la minería podría significar para los habitantes de los pueblos de la Meseta, donde en muchas ocasiones hay poco desarrollo industrial y, consecuentemente, pocas oportunidades para sus habitantes.
Movimiento económico
En relación a las necesidades que un eventual proyecto minero implicaría, el CEO de Internares, Daniel Centurión, sugiere que es necesario apostar al desarrollo de los empresarios y comerciantes de la zona para que puedan hacer frente. “Es importante la nacionalización de repuestos, artículos y elementos que puede necesitar la minería y que antes se compraban en el exterior. En el ámbito nacional, particularmente en Santa Cruz, se está apostando a la nacionalización de partes en todo lo que es posible”, sostiene el empresario. Consultado sobre el sector desde el cual debería fomentarse financieramente el armado provincial para recibir a la minería, Centurión fundamenta que “se tendrían que implementar medidas o planes de créditos para que se puedan comprar elementos, máquinas o equipos que correspondan a este desarrollo a través de un consenso con la empresa y con lo que va a necesitar. El desarrollo tiene que venir de parte del Banco del Chubut, tiene que bajar líneas que hoy por hoy no las tiene, hacia lo que es el desarrollo provincial y en este caso, particularmente, el madrynense y trelewense, además de todo lo que sea una zona de injerencia de lo que podría ser el Proyecto Navidad, que es el más grande hoy en día en la zona”. En cuanto a las capacidades locales, el presidente de Intermares comenta que “por ejemplo, una empresa que transporta personal va a necesitar más vehículos. La persona que va a lavar la ropa necesita más equipos. Nosotros, que nos dedicamos a lo que es metalmecánico, vamos a necesitar más equipos. La minería es más de todo, desde el que vende biromes hasta el que vende diarios”.
Discusiones regionales
En el contexto del debate por la incorporación de la minería a la región chubutense, el concejal Pedro Giménez explica que “el gran tema pasa por si finalmente se va a autorizar o no la explotación minera a cielo abierto. Todo indicaría que sí, pero todavía hay mucha tela para cortar”. Giménez fue diputado entre 1999 y 2003, período en el que ocurrió la masiva protesta en Esquel contra la minería, que marcó un punto de inflexión en el debate público sobre su implementación en suelo argentino. Sobre esta línea, el edil detalla que “he concurrido a muchas charlas de un lado y del otro que se daban en su momento, desde sitios oficiales y organizaciones, y para el vecino de la localidad, que no está ni en la industria minera y tampoco en la antiminera, y la sensación que me quedó es que si uno escuchabas hablar a los técnicos de la minera, pensaba que se podía tomar dos litros de cianuro y no le iba a pasar nada. Pero, por otro lado, escuchando a los ambientalistas parecía que, cuando bajaran el primer balde de cianuro, nos íbamos a morir todos. El tema es cuál es el punto de equilibrio. Hay un sector muy importante de la ciudadanía que no está en contra de la minería pero sí quisiera tener la tranquilidad de que haya controles eficientes y eficaces de la actividad.
Potenciar los controles
Sobre esta línea, Giménez afirma que “todos descreemos de los controles oficiales. El tema de la pesca, la depredación y los controladores de abordo, todos sabemos que nunca funcionaron. Hay métodos concretos, en el caso de la pesca, como son los controles satelitales, pero nunca se implementan y evidentemente la corrupción del Estado hace que todos descreamos del sistema”. A su vez, agrega que “la cuestión es quién audita a los que va a controlar la minería, con la plata que hay detrás de eso. En lo personal, creo que sin minería volveríamos a la edad de piedra. La discusión no es ‘minería sí’ o ‘no’, sino ‘cómo’. Yo estaría absolutamente de acuerdo en que haya minería, si alguien me garantiza que el Estado va a cumplir su rol y ejercer todos los controles que hace falta tener para una actividad de ese tipo. La verdad es que, en los ‘Estados’ que tenemos, no creo y a las pruebas me remito. Si uno ve lo que pasó con la pesca, cómo se controlan las fronteras y la permeabilización del narcotráfico, hoy parecería ser que todo es comprable. Con este Estado, es muy complicado plantear una situación de esas”.
La infraestructura de Madryn
En cuanto a cómo se encuentra equipada la ciudad costera y si los servicios actuales pueden abordar los requerimientos de emprendimientos mineros, Pedro Giménez explica que “no se puede tener una gran cantidad de servicios si no se tiene a quien servir, y viceversa. Las inversiones en materia minera no solamente son monstruosas sino que son de largo plazo, no se invierten 50 millones de dólares para estar facturando en tan sólo seis meses. Hay procesos previos, entre ellos la exploración”. Además, sostiene que “es claro que si no vienen capitales de inversión internacionales, podemos olvidarnos de hacer minería”. En cuanto a los servicios de la ciudad, el concejal afirma que “Puerto Madryn junto a Comodoro Rivadavia es una de las ciudades más importantes en cuanto a infraestructura de servicios de empresas metalmecánicas. Tal vez tenga o no lo que la industria minera requiere, pero obviamente posee una estructura importante y un parque industrial mediano, metalmecánico, muy importante. Este parque no solamente se ha generado a la par de empresas como Aluar, sino que hoy hay empresas importantes que trabajan en otros lugares de las provincias y del país. El hecho de tener el puerto no es tampoco un dato menor. Creo que Madryn y la provincia tienen, mínimamente, una estructura de servicios que podrá crecer a la par de una eventual actividad minera”.