El Fondo Monetario Internacional recortó el martes sus previsiones de crecimiento mundial por segunda vez este año, citando la debilidad de los precios de las materias primas y una desaceleración en China, y advirtió que se necesitan políticas encaminadas a aumentar la demanda.
El FMI, cuya reunión anual se inicia en Perú esta semana, pronosticó que la economía mundial crecería un 3,1 por ciento este año y un 3,6 por ciento en 2016.
Ambas previsiones actualizadas son 0,2 puntos porcentuales por debajo de la estimación de julio y 0,4 puntos porcentuales y 0,2 puntos porcentuales respectivamente por debajo de su pronóstico de abril.
El recorte en las proyecciones se registra después de que los bancos centrales de las principales economías industrializadas han bajado las tasas de interés a cerca de cero y gastado alrededor de 7 billones de dólares en programas de alivio cuantitativo en los siete años que han seguido a la crisis financiera global.
A pesar de estas medidas, la inversión, el crecimiento y la productividad se mantienen por debajo de los niveles previos a la crisis y la demanda de los consumidores es escasa.
Entre las principales economías, se proyecta que Estados Unidos registre un crecimiento económico de un 2,6 por ciento en el 2015 y un 2,8 por ciento en el 2016, la zona euro avanzaría un 1,5 por ciento y un 1,6 por ciento, respectivamente, y Japón anotando una expansión de 0,6 por ciento y 1,0 por ciento.
El FMI considera que el crecimiento en China se desaceleraría a 6,8 por ciento este año y a 6,3 por ciento en el 2016.
El mayor golpe al crecimiento proviene de las economías emergentes, donde el FMI recortó su pronóstico de crecimiento al 4 por ciento en el 2015, debido a la fuerte caída de los precios de las materias primas.
"La distribución de los riesgos para el crecimiento mundial se mantiene inclinada hacia un declive", dijo el FMI en su informe Panorama Económico Mundial.
Adicionalmente destacó que "los riesgos a la baja para el crecimiento de los mercados emergentes y las economías en desarrollo han aumentado debido a los riesgos que enfrenta la transición de crecimiento en China, un desequilibrio más prolongado en los mercados de materias primas, una mayor exposición externa de los balances de las empresas y las salidas de flujos de capital asociados a cambios en los precios de activos problemáticos".
El Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó sus previsiones de crecimiento para la economía de América Latina y el Caribe, que cerraría el 2015 con su primera contracción en seis años por una recesión más aguda de la esperada en Brasil y Venezuela.
Según su Panorama Económico Mundial, la actividad económica regional retrocedería un 0,3 por ciento este año y apenas crecería en el 2016, lo que contrasta con la expansión de un 0,5 por ciento que había anticipado hace sólo tres meses para este año. Además, cree que el peligro de un deterioro ha aumentado.
"El riesgo de una recesión es ahora mayor en los cinco de América Latina", dijo en referencia a las economías de Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, las más abiertas entre las grandes de la región.
En su reunión trimestral, el FMI anticipó que la región se expandirá sólo un 0,8 por ciento el próximo año, por debajo del 1,7 por ciento que había previsto en julio.
El deterioro de la situación en Brasil pesó mucho en las nuevas previsiones del Fondo. Según sus cálculos, la mayor economía de la región se contraerá un 3 por ciento este año y un 1 por ciento el próximo, una recesión más grave y larga de lo que había pronosticado hace tres meses.
"Como promedio vemos un cuadro pesimista para América Latina, en general se debe a conmociones comunes, pero también a las circunstancias especialmente difíciles de un par de países grandes (Brasil y Venezuela)", dijo el economista jefe del FMI, Maurice Obstfeld, en una conferencia de prensa en Lima.
El Fondo también bajó sus expectativas de crecimiento para México y dibujó un panorama de estanflación en Venezuela, donde espera este año una contracción económica del 10 por ciento y precios al consumidor que subirían casi tres veces.
"(Venezuela) se ha enfrentado a desequilibrios fiscales severos que se han exacerbado drásticamente por la caída del petróleo", dijo el del subdirector de Investigación del FMI, Gian Maria Milesi-Ferretti.
MOVIMIENTOS DRAMÁTICOS
La economía de América Latina y el Caribe se había expandido un 1,3 por ciento el año pasado, profundizando una sostenida desaceleración desde la expansión de un 6,1 por ciento que registró en el 2010, cuando su ritmo de actividad eclipsaba el de las economías avanzadas tras la crisis financiera mundial.
Pero los precios de las materias primas que exporta la región y que fueron motor de su crecimiento, se han desplomado. Y la incertidumbre sobre el ritmo económico de China, su mayor cliente, sigue siendo un lastre.
"Esos movimientos (de los precios de materias primas) han sido dramáticos, en parte por los cambios en la economía de China, lo que afecta con particular fuerza a países de bajos ingresos exportadores de materias primas", dijo el Fondo en el informe semestral titulado "Ajustándose a precios más bajos para las materias primas".
Un funcionario de alto rango del FMI ya había sostenido el mes pasado que América Latina estaba en una posición más débil ahora que en el 2008 para responder a las crisis externas, antes sus mayores niveles de deuda y menor potencial de crecimiento.
Cuando han transcurrido más de cuatro años desde que asumió el timón de una institución en crisis, Christine Lagarde enfrenta algunas de las condiciones más volátiles de los mercados desde la crisis financiera, un reflejo de las preocupaciones sobre el curso de la economía mundial.
Conseguir que los líderes mundiales de las finanzas coordinen una política capaz de reactivar un panorama cada vez más sombrío se ha transformado en un gran dolor de cabeza durante el último año de su mandato.
Para ayudar a la economía mundial a eludir otra crisis, Lagarde tendrá que desplegar sus poderes de persuasión durante los próximos meses para encantar, engatusar y empujar a los líderes hacia lo que considera una actualización urgente de políticas. “Hay que hacer algo ahora”, enfatizó de cara a la reunión anual del FMI, que comienza a fines de esta semana en Lima.
El Fondo, que pertenece a sus 188 países miembros, lanzará serias advertencias en los próximos días de que la economía global corre el riesgo de registrar un crecimiento anémico durante años, o incluso estancarse, si las autoridades no actúan en forma concertada para estimular el crecimiento. “Mi mayor preocupación es que la combinación de factores negativos ocurran todos al mismo tiempo”, manifestó en una entrevista reciente.
Después de más de una década de crecimiento estelar, los mercados emergentes están entrando en una etapa marcada por un crecimiento mediocre y turbulencias en los mercados. Los inversionistas se están retirando en masa ante una desaceleración inesperadamente rápida en China, la segunda economía del mundo.
El FMI advirtió sobre una ola de cesaciones de pagos de empresas tras cinco años de abundante crédito barato provisto por los bancos centrales. Los problemas de las economías emergentes amenazan con propagarse a los mercados estadounidenses.
Lagarde, que está en el último de sus cinco años al frente de la institución multilateral, le pide a la Reserva Federal de Estados Unidos que espere hasta el año próximo antes de realizar su primer aumento de las tasas de interés en casi una década.
También presiona a los líderes de la zona euro para que resuelvan el problema de la cartera de préstamos incobrables que socava el crecimiento. Además, exhorta a los países emergentes a que lleven a cabo las reformas económicas e inversiones en infraestructura necesarias para reavivar el crecimiento.
“Además del sufrimiento desgarrador por los conflictos y la migración forzada, la dislocación económica y la baja actividad tienen un costo humano”, dijo Lagarde en un discurso pronunciado la semana pasada. Más de 200 millones de personas están desempleadas en todo el mundo, la desigualdad en ingresos y riqueza continúa en ascenso y las mujeres siguen en desventaja, alertó.
Nacido de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial, el FMI fue diseñado para ayudar a que la economía internacional evitara las crisis económicas que fomentan la inestabilidad política. Aunque se supone que sus reglas constituyen una guía de las mejores prácticas para los países miembros, Lagarde tiene pocas facultades para obligarlos a corregir las políticas dañinas a menos que soliciten préstamos de emergencia.
Puesto que la mayoría de las mayores economías del mundo no se encuentran en un programa de préstamos, el único recurso a disposición de Lagarde es la diplomacia respaldada por el arsenal de estudios económicos del FMI. “Puedo ser franca”, reconoció, “pero respetuosa”.
Mientras trata de persuadir a las potencias mundiales reacias a seguir las recomendaciones del FMI, Lagarde recorre el mundo para mantener la presión sobre los países que están en crisis, con una mezcla de aliento y suaves intimidaciones.
Durante una visita a Kiev el mes pasado, advirtió al gobierno de Ucrania que debe cumplir los compromisos que asumió al recibir un paquete de rescate. Un día más tarde, en Túnez, instó a la frágil coalición de gobierno a acelerar una reforma de la economía. Después de un vuelo nocturno a Monrovia, reprendió a puertas cerradas al ministro de Finanzas de Liberia, Amara Konneh, y le pidió que resolviera las discrepancias en el presupuesto en materia de contratos de infraestructura.
Sonríe a menudo para suavizar los mensajes más duros. Ser mujer en las esferas de poder dominadas por los varones ayuda, dice. “Los hombres tienden a ser un poco más territoriales, de modo que si no represento una amenaza física, los hombres no tienen necesidad de presumir”.
Mientras Janet Yellen, como presidenta de la Reserva Federal de EE.UU., dirige la institución financiera más poderosa del mundo, esta parisina de 59 años, con una predilección por los pañuelos de seda y unos ojos color avellana de mirada directa, es la que capta buena parte de la atención durante las cumbres internacionales.
Lagarde es discreta respecto de si planea buscar un nuevo mandato en el FMI o si aspira a un cargo diferente: ser la primera presidenta de Francia. Dice que tomará una decisión a finales de año. “Entonces tendré que decidir realmente (...) con una agenda personal y familiar, lo que puedo hacer”.