La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, anunció hoy la eliminación de ocho ministerios y la fusión de otras carteras, en una reforma que busca reducir el gasto público en medio de la crisis política y económica que golpea desde hace meses a su gestión.
"Vamos a dar hoy un primer y gran paso para la reorganización de la administración pública federal. Estamos comenzando por reducir ocho ministerios", anunció la mandataria en un acto en Brasilia.
El gabinete pasará ahora de de 39 a 31 carteras. Rousseff dijo que pretende "fortalecer y dar más foco a las políticas públicas" y que habrá una "reducción del 20 % los gastos de gestión" del gobierno. También se anunció un recorte del 10 por ciento en los salarios de los ministros, la extinción de 30 secretarías en varias carteras y el fin de 3000 cargos.
La mandataria no realizó cambios en su equipo económico, encabezado por el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, en una señal de que seguirá con sus esfuerzos para frenar el gasto y revertir un déficit fiscal.
Como se esperaba, Dilma sustituyó al jefe de Gabinete, Aloizio Mercadante, por el ministro de Defensa, Jaques Wagner, ex gobernador de Bahía y hombre de confianza de Lula da Silva.
Mercadante, quien era en gran parte responsabilizado por el ex presidente por la falta de cintura política del gobierno, pasó a Educación. La influencia de Lula en los cambios también llevó a que el principal aliado del PT, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), ganó más peso en el gabinete. De controlar siete ministerios sumó dos más: Salud, y Ciencia y Tecnología, que cuentan con jugosos presupuestos.
El apoyo del PMDB es clave para Dilma, ya que los legisladores de ese partido aprobarían el más reciente paquete de medidas de ajuste impulsado por el gobierno, además de poder obstruir cualquier intento de juicio político en el Congreso (para iniciar el proceso de impeachment se requiere el voto de al menos 342 de los 513 diputados)
Reuters
La presidenta brasileña Dilma Rousseff redujo el número de ministerios y modificó su gabinete este viernes para mejorar las alianzas dentro de su gobierno de coalición y reducir el riesgo de que se le realice el juicio político que buscan sus opositores.
Rousseff nombró al ex ministro de Defensa, Jacques Wagner, como su jefe de Gabinete y dejó la cartera de Salud bajo control del Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), partido de centro derecha que es su principal aliado en la coalición y que ahora controla 7 de los 31 ministerios del Gobierno.
En tanto, el ex ministro de Deporte, Aldo Rebelo, compañero de la mandataria en el Partido de los Trabajadores, será el nuevo jefe de Defensa.
El viernes en un discurso en Brasilia, Rousseff dijo que ella iba a fortalecer los vínculos de su coalición con los legisladores que necesita para lograr un equilibrio en las finanzas públicas.
"Mi Gobierno está buscando apoyo en el Congreso", afirmó la presidenta brasileña. "Necesitamos estabilidad política para que Brasil crezca".
El Gobierno brasileño lidia con una recesión, con un sobregiro en las finanzas públicas, con la creciente oposición dentro del Congreso y con un enorme escándalo por corrupción que ya ha implicado a destacados empresarios y líderes políticos.
La mandataria eliminó 8 de 39 ministerios al quitar las carteras de menor peso y fusionando otras, como las del Trabajo y la Seguridad Social, y el Ministerio de Derechos Humanos con el de la Igualdad Racial y el de Asuntos de la Mujer.
Rousseff dijo también que los salarios de los ministros serían reducidos en un 10% y que los gastos de las carteras se recortarían en un quinto, lo que se lograría en parte con la eliminación de 3.000 puestos.
No se realizaron cambios en el equipo económico, que actualmente intenta controlar el gasto, revertir un déficit fiscal y evitar una nueva reducción de la calificación de crédito, como hizo Standard & Poor's el mes pasado.
Los cambios realizados el viernes le dan más peso político al PMDB, que se quedó con el Ministerio de Salud, la cartera que dispone del presupuesto más grande.
Al darle mayor poder al partido de centro derecha, Rousseff busca asegurar que respalden las medidas propuestas de austeridad y que minimicen los intentos de algunos legisladores de someterla a un juicio político.
Pero el apoyo que ganaría Rousseff podría durar poco, ya que el PMDB tendrá un congreso el mes próximo y se prevé reconsideren su relación con el PT.
"Este cambio en el gabinete le dará (a Rousseff) algo de apoyo hasta el congreso del PMDB", opinó David Fleischer, profesor de Política de la Universidad de Brasilia.
Funcionarios dijeron que los recortes ministeriales ahorrarán apenas unos 200 millones de reales (50,4 millones de dólares, monto muy menor considerando el déficit presupuestario primario para 2016 de 35.500 millones de reales (8.950 millones de dólares), que presentó Brasilia el 31 de agosto.
Actualmente, los índices de aprobación de Rousseff son de apenas un dígito, los más bajos para un presidente brasileño en tres décadas.
Pero las posibilidades de evitar un juicio político subieron esta semana luego de que su fiscales dijeron que su principal enemigo en el Congreso, el presidente de la Cámara de Diputados tenía cuentas en Suiza investigados por sospecha de corrupción y lavado de dinero.