LAURA ROCHA
Las energías renovables redefinen su horizonte en la Argentina. La semana pasada, después de varias idas y venidas, la Cámara de Diputados de la Nación sancionó una nueva ley que establece que en 2017 el país deberá contar con el 8% de su generación eléctrica a partir de electricidad generada por el viento, el sol o las pequeñas centrales hidroeléctricas, entre otras fuentes.
La norma además impulsa a que en 2020 ese porcentaje suba al 20%. El desarrollo de este tipo de fuentes generación constituyen las medidas de mitigación de lucha contra el cambio climático más eficientes.
¿Es una meta ambiciosa o no? Depende de cómo se analice. Es ambiciosa en cuanto a que el crecimiento de proyectos energéticos renovables deberá ser importante . Al día de hoy apenas el 1% de la matriz de generación de energía es renovable, según el informe de Cammesa de 2014. Para los expertos puede evaluarse como poco ambicioso, según el potencial argentino.
El 87% de la generación eléctrica de Argentina se obtiene quemando combustibles fósiles. El resto lo completa la energía nuclear y la hidroeléctrica. La energía eólica hoy lidera la generación eléctrica renovable: Genneia tiene en Rawson, Chubut, el parque más grande: con 77 MW instalados, genera electricidad para 100.000 hogares. Le sigue en importancia el parque Arauco, en La Rioja; luego está Loma Blanca, también en Chubut, y otros emprendimientos más pequeños.
La energía fotovoltaica es otra de las tecnologías en desarrollo. Consiste en generar electricidad a partir de paneles que absorben la radiación solar y luego se transforma en energía. El parque más grande está en San Juan y le sigue uno en San Luis. La provincia de Buenos Aires cuenta también con un proyecto solar y otro eólico al tiempo que suma la generación con biocombustible a partir de aceite vegetal usado.
Nicolás Brown, ingeniero experto en tecnologías renovables indicó: "Va a ser un desafío la reglamentación e implementación de la ley porque implica crear un mercado de energía renovables prácticamente de cero, y un desafío también para la industria renovable y los grandes consumidores de energía en general".
Otro punto central de la normativa lo constituye la obligación con penalidad a los grandes usuarios de energía eléctrica, en especial lo que tienen un consumo igual o superior a 300 kW (kilovatios) para el cumplimiento individual de la metas de consumo de energías renovables que fija la ley. Es que la norma obliga a esos consumidores a abastecer sus consumos eléctricos con generación que utilice fuentes de energía renovable.
Un punto que la ley sigue sin regular es la inyección individual de energía en el sistema eléctrico, como existe en otros países. Esto significa que el consumidor que genera energía puede autoabastecerse y además, inyectar en el sistema electricidad por la cual percibe un resarcimiento económico.
Este tipo de iniciativa es más común en la generación solar. Según el Instituto Nacional de Tecnología Industrial, en la Argentina son 74 los proveedores autorizados de equipos y servicios de energía solar en todo el país.
La energía solar puede utilizarse con dos tecnologías: la solar térmica y la solar fotovoltaica. La primera, en general, es mucho más accesible y rentable, ya que permite calentar el agua previamente a que pase al termotanque y, de este modo, evitar que éste trabaje. El ahorro en gas natural es casi inmediato. La solar fotovoltaica es un poco más costosa porque además necesita de un conversor y algunos equipos usan baterías para poder almacenar y equilibrar la energía que se genera.
"Para que una instalación para una casa tenga un efecto en la factura tenemos que hablar de unos 20.000 pesos. Mientras que los equipos de térmica arrancan en 4000 pesos. Dos personas pueden ahorrar hasta un 80% en la factura de gas", indicó Rodrigo Herrera Vegas, de Sustentator, un emprendimiento que comercializa estos equipos.