Los defensores del oro lo han tenido difícil últimamente, pero existen numerosas razones para creer que el metal precioso tiene un papel que jugar en estrategias con mandatos de rentabilidad absoluta.
Tras la corrección del oro en la segunda mitad de 2014, los precios de los metales han vuelto a sufrir caídas significativas recientemente. El castigo ha afectado tanto a los industriales como a los preciosos, desde el mineral de hierro, el aluminio y el cobre, hasta el oro y la plata.
A finales de julio, el oro registró un mínimo de cinco años, lo cual desencadenó un incesante debate en torno a un posible mercado bajista y su potencial de nuevas caídas. Suzanne Hutchins, gestora del equipo de Real Return de Newton, considera que el oro todavía merece formar parte de una cartera de rentabilidad absoluta, pese a la mala racha que ha mostrado últimamente.
"El mercado de oro físico es relativamente pequeño, con unas existencias totales valoradas en unos 7 billones de dólares; esta cifra contrasta con las capitalizaciones totales de los mercados de renta fija y renta variable, de 140 y 70 billones, respectivamente", señala Hutchins. No obstante, el oro ha sido objeto de una enorme financiarización: actualmente, se cree que los derivados sobre el metal precioso representan 90 veces las existencias negociables, con lo que esta parte del mercado se ha convertido en una fuerza dominante en la determinación de su precio comparado con la demanda física de los hogares, explica la experta.
Hutchins afirma que el oro físico se ha venido desplazando de Occidente a Oriente, añadiendo que los bancos centrales han jugado un importante papel en esta transición: "Sus existencias y su demanda son de crucial importancia para el precio de este metal. Sin embargo, hay momentos en que cabe poner en duda las cifras de sus complejas operaciones en oro".
Por ejemplo, el Banco Popular de China anunció recientemente que tiene unas existencias de metales preciosos de 1.600 toneladas, pero ello supondría que un 60% de este total se acumuló solamente en junio de 2015, frente a 600 toneladas amasadas en los seis años anteriores. Al mismo tiempo, otras estadísticas del país muestran que ha producido más de 2.000 toneladas e importado más de 3.000 desde 2009. ¿Por qué opta el gigante asiático por anunciar en primer lugar sus existencias oficiales, y en segundo por minimizarlas?, se pregunta la gestora.
Iain Stewart, líder de inversión del equipo Real Return, afirma que gran parte de la polémica en torno al oro implica una comparación con la renta variable, y argumenta que si uno apuesta por este metal, lo hace en contra de las acciones, de la innovación y de la prosperidad.
En el marco de la estrategia Real Return, el equipo ve al oro como un "activo real" que no genera rentas, susceptible de actuar como una divisa 'refugio'. "En general, se considera que el oro no se consume en el marco de la actividad económica, sino que se acumula gradualmente a lo largo del tiempo sin degradarse, lo cual le otorga la capacidad de actuar como unidad monetaria", añade.
Por consiguiente, en opinión del equipo, el oro no puede compararse de modo alguno con un activo de riesgo que deriva su valor de los flujos de caja futuros generados a través de actividades comerciales, ni debería agruparse con materias primas consumidas para crear actividad económica.
Hutchins también cree que "la aplicación persistente de políticas monetarias de estímulo, diseñadas para contrarrestar los obstáculos estructurales al crecimiento mundial, significa que el dinero en que están denominados muchos activos es cada vez más arriesgado. Esto reviste una gran importancia para el inversor en rentabilidad absoluta".
"En un entorno de devaluación, envilecimiento y volatilidad crecientes del dinero fiduciario (papel moneda), denominar parte de una cartera en un activo monetario ajeno al actual sistema financiero basado en el crédito puede tener sentido desde un punto de vista de diversificación. Vale la pena recordar que, aunque el oro ya no se utiliza para respaldar el valor de las divisas, los países continúan acumulando oro como parte de sus reservas como seguro financiero a largo plazo. En este contexto, no nos parece ilógico que los ahorradores hagan lo mismo", concluye.