En un nuevo informe de la entidad que agrupa a las estaciones de servicio del país (CECHA), el aumento de la cantidad de autos que circulan en el país contra el cierre de estaciones de servicio pone en riesgo el normal funcionamiento del parque automotor.El boom inmobiliario y la menor rentabilidad del negocio de venta de combustibles son las razones de esta tendencia.
Durante los 90, en pleno apogeo de la convertibilidad en la que un dólar equivalía a un peso, el negocio de la venta de combustibles se expandió en todo el país. Las estaciones de servicio, además, tomaron otro perfil. Ampliaron y mejoraron sus mercados y kioscos y se transformaron un lugar de encuentro social.
A partir de la devaluación, la crisis de 2001 y la regulación de los precios de los combustibles, el panorama fue el opuesto. El boom inmobiliario que apareció a partir de la recuperación económica de los años siguientes, llevaron a muchos de los dueños de las estaciones o de los terrenos a vender su propiedad.
En este último punto, la ciudad de Buenos Aires, la más buscada por los desarrolladores inmobiliarios y la más habitada del país, es la más afectada. Pasó de 403 en 1999 a 212 estaciones de servicio a agosto de 2015, una baja de casi a la mitad.
A nivel país, la cantidad de puntos de venta pasó de 6.366 contra 4.429 este año. Por el contrario, la venta de vehículos se incrementó sin cesar. Pasó de un total de 10 millones a 13,5 millones.
Entre las marcas, el impacto fue de mayor a menor, entre las que más despachan combustibles. YPF contaba con 2534 estaciones de servicio en 1999 y hoy tiene 1527; Shell pasó de tener 1077 en 1999 a 618 en 2015 y Esso (hoy Axion), de 977 en 1999 a 500 en 2015