De recalcitrantes críticos de las plantas fotovoltaicas, las grandes eléctricas han pasado a hacerles la ola, diseñando servicios ad hoc para comprar y canalizar su energía.
Es el último capítulo del culebrón eléctrico español. Atrás quedan tiempos en los que desde alguna eléctrica tradicional se lanzaban mensajes como "lo que mejor que se puede hacer con las solares es achatarrarlas".
O desde los grupos puramente de renovables, como T-Solar o Acciona acusaban a las eléctricas de tener beneficios artificiales, "llovidos del cielo", gracias a que la regulación les favorecía. Grupos como Iberdrola y Endesa luchan ahora entre sí por hacerse con la producción que generan las instalaciones fotovoltaicas, y estas se dejan querer por las eléctricas tradicionales.
Iberdrola ha lanzado un nuevo producto comercial dirigido a prestar servicios a los pequeños productores de energía solar fotovoltaica en España, a través del cual les ofrece la posibilidad de comprarles su producción a un "precio fijo".
Curiosamente lo ha lanzado al mismo tiempo que Endesa anunciaba la puesta en marcha de SPEL Solar, que permitirá la celebración de la primera subasta de energía solar para la Península Ibérica. Con la subasta, Endesa ofrece comprar la luz a las fotovoltaicas a un "precio estable". La subasta de Endesa, coordinada por el gestor independiente Omip, está dirigida a productores solares de forma que les permita vender su energía a plazo, directamente o a través de sus representantes.
El mercado mayorista a plazo no ofrecía hasta ahora herramientas de gestión de riesgo que se adaptaran al perfil específico de la producción solar. Con este servicio, Endesa puede dar cobertura a las 60.000 plantas de energía fotovoltaica precisamente en uno de los asuntos más críticos de negocio, la volatilidad de los precios. En la práctica, el servicio ideado por Endesa compite con el de Iberdrola en la compra de energía solar, uno mediante subasta, y otro con contratos bilaterales.
Iberdrola, además, intenta dar un paso más allá y también ofrece a los productores solares el servicio de gestión integral de la planta fotovoltaica, a través de un contrato de servicios. En principio, los fotovoltaicos han reaccionado positivamente. Atrás queda la brutal guerra de guerrillas que se desató entre renovables y empresas tradicionales en plena reforma normativa del sector energético.
En los dos últimos años, en pleno proceso de reforma, todos se echaban mutuamente la culpa de los males que padecía el sector, ahogado financieramente por el denominado déficit de tarifa, un desfase multimillonario entre los ingresos y costes del sistema eléctrico que llegó a sumar casi 30.000 millones de euros.