Trabajadores de la estatal brasileña Petrobras iniciaron este viernes un movimiento de protesta, que incluyó paros y atrasos en las actividades de algunas unidades operativas de la compañía, ante lo que califican el inicio de la privatización de la petrolera, según informaron fuentes oficiales.
De acuerdo con organizaciones sindicales, las protestas responden a la pérdida de derechos que establecería la aprobación del nuevo convenio colectivo propuesto por la compañía, al tiempo que defienden que vuelvan las inversiones a Petrobras.
Según el sindicato Federación Única de Petroleros (FUP), el objetivo de la huelga, de la que se venía hablando desde principios de septiembre, es impedir la ejecución del Programa de Desinversión previsto en el Plan de Negocios y Gestión 2015-2019 de la compañía.
Este plan prevé la venta de activos de la petrolera por valor de 60.000 millones de reales (unos 15.240 millones de dólares),incluyendo parte de su red de gasolineras BR Distribuidora, así como su subsidiaria Gaspetro.
Para el sindicato estas medidas suponen el inicio de la privatización de la empresa.
Petrobras, por su parte, ha confirmado apenas que "las negociaciones por el Convenio Colectivo están en marcha".
Entre las propuestas realizadas por la empresa estarían la reducción del pago de horas extras en un 20 por ciento, la redacción de una nueva cláusula para el seguro médico que eximiría a Petrobras de determinadas responsabilidades y la reducción de la jornada laboral de ocho a seis horas, con la consecuente disminución del salario en un 25 por ciento, según señaló la FUP.
La empresa estatal, que durante años fue responsable de buena parte del PIB brasileño, afronta un período crítico al estar envuelta en un gigantesco escándalo de corrupción por el que están siendo investigados exaltos cargos de la petrolera, ejecutivos de otras empresas y medio centenar de políticos.
Según reflejó la propia Petrobras en sus balances, la red de corrupción operó al menos entre 2004 y 2014, período en que desvió de forma ilegal unos 2.000 millones de dólares, lo que ha llevado a la petrolera a recortar sus previsiones de inversión para los próximos años.