La corporación de energía nuclear del Estado ruso determinó incrementar su participación en Sudamérica a partir de un acuerdo con Brasil para fortalecer la utilización de energía nuclear en el tejido industrial del país vecino. La empresa Rosatom ha firmado un memorando de cooperación con su par brasileña. En la Argentina Rosatom ya tiene a cargo la construcción de una central nuclear, la cual fue una de las cuestiones conversadas en el último encuentro entre Cristina de Kirchner y Vladimir Putin.
En realidad, el acuerdo de Rosatom con el Gobierno brasileño apunta a -en un futuro cercano-EXPLORAR la posibilidad de construir una central nuclear en dicho país, que ostenta la sexta reserva mundial de uranio. El paso previo es este acuerdo que incluye la intención de la corporación rusa (que abarca 350 empresas de distintos rubros que van desde la medicina nuclear hasta la construcción de rompehielos nucleares) de participar en el sector petroquímico, naval y de la energía eléctrica. Se trata de un desafío, especialmente si se considera que la empresa de energía nuclear francesa GDF Suez ya tiene una posición consolidada en el mercado brasileño. Aun así el director de Negocios Internacionales de Rosatom, Kirill Komarov, sostiene que la meta de la corporación con sede en esta ciudad es apuntar otros proyectos en Sudamérica desde la única oficina de la empresa en la región, ubicada en Río de Janeiro.
Brasil cuenta con dos reactores nucleares (Angra I y II) y un tercero en construcción, además de otros cuatro en obras, cuya operación se espera que comience en 2020. Al igual que en la Argentina, el desarrollo de la energía nuclear en Brasil comenzó en la década del 50.
El interés de Rusia en Latinoamérica se ha potenciado a partir de la pertenencia del país limítrofe al grupo de los BRICS, que nuclea a las principales economías emergentes. En las últimas semanas este grupo ha desarrollado una política económica coordinada, que incluye a Brasil, que intenta acumular reservas de oro para limitar la dependencia de las oscilaciones del dólar. En el primer semestre de 2015, el intercambio comercial entre Rusia y Brasil ascendió a u$s 2.500 millones.
Estos lineamientos coinciden, hoy por hoy, en la agenda del Gobierno ruso con cuestiones paralelas de diversa índole y en ciertos casos sensibles en esta capital, como la propuesta de Putin para que los ciudadanos de los BRICS ingresen a Rusia sin visado. Cuestión que es estratégica en la relación de Moscú con China e India, países extremadamente populosos y que deben requerir permiso para traspasar la frontera.
En cuanto al mercado energético, América Latina es un destino para Rusia desde que la Argentina, Brasil y México sostuvieron sus acciones
en el terreno de la energía nuclear mientras que en el resto del mundo la actividad se vio limitada por múltiples regulaciones como consecuencia del desastre nuclear de Fukushima en Japón en 2011.
En los últimos meses, ejecutivos de Rosatom han desarrollado encuentros en el Ministerio de Planificación Federal y ya se han firmado documentos y acuerdos de cooperación con el objetivo de que en la Argentina la empresa estatal construya su primera central nuclear en la región. El costo de ésta oscilaría en los 6 mil millones de dólares. Otro aspecto en el cual será determinante la elección presidencial de octubre.