El real brasileño traspasó este martes la barrera de los 4 reales por dólar y se derrumbó a su mínimo histórico: 4,05 unidades por billete verde a pocos minutos de la apertura. A su vez, el Bovespa cede 2,5% a 45.431 unidades.
La moneda cayó al valor más bajo desde su implantación en 1994, presionada por las dificultades que encara el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff en el Congreso para poner en marcha un plan de ajuste económico, así como por la decisión hace dos semanas de la agencia S&P de retirar el grado inversor al país, séptima economía del mundo.
En lo que va del año, el real ha perdido 33% de su valor ante la divisa estadounidense.
"Esta fuerte desvalorización no sólo se debe a la situación económica que Brasil está enfrentando, sino también a la inmovilidad del gobierno. Desde mi punto de vista, parece que el gobierno está perdido, que no dialoga con el Congreso, que llega y envía cosas sin planificar", comentó a la AFP Angelo Larozi, analista de la corredora Walpires en Sao Paulo.
"Esa falta de dialogo y de planificación está generando esta crisis y presionando el mercado financiero, porque además se perdió el grado de inversión. Todas esas son cosas que se van acumulando como en una bola de nieve que presiona nuestra economía y mercado", añadió.
Standard and Poor's rebajó hace poco más de 10 días la nota de la deuda soberana de Brasil al grado especulativo ante su incapacidad de llevar adelante un ajuste fiscal en medio de una recesión y una crisis política que tiene al gobierno de Rousseff contra las cuerdas.
Para este año el gobierno prevé una contracción de la economía de 1,49% -aunque el mercado cree que puede llegar a 3%- mientras la inflación se aproxima a dos dígitos, más del doble de la meta oficial, y el desempleo sigue subiendo.
Analistas esperan que el real continúe perdiendo valor ante el dólar y algunos incluso anticipan que puede caer a cinco unidades por billete verde.
"Nosotros por ahora prevemos que puede caer a 4,5 pero la situación puede empeorar", comentó Larozi.
En las últimas semanas el real ya venía hundiéndose a sus mínimos históricos desde octubre de 2002. Nunca había caído tanto desde entonces, cuando el nerviosismo se apoderó del mercado ante la inminente victoria del izquierdista Luiz Inacio Lula da Silva a la presidencia.
Sin freno. Reflejo del clima de incertidumbre que vive Brasil, el real se hundió ayer al nivel más bajo de su historia. La falta de claridad sobre cómo se resolverá la crisis política que acecha al gobierno de Dilma Rousseff, y que no le permite tomar medidas de ajuste fiscal para superar la recesión, ayudó a que el dólar rompiera por primera vez la barrera de los 4 reales. Por eso, se encendieron nuevas alertas sobre el futuro del país.
La moneda brasileña, que sirvió de ancla de estabilidad para la potencia sudamericana desde la creación del Plan Real, en 1994, durante la administración de Itamar Franco y con la tutela de Fernando Henrique Cardoso como ministro de Economía, profundizó su depreciación con una pérdida de 1,78% de su valor frente al dólar. La moneda norteamericana cerró el día con una cotización de 4,05 reales. Así, en los últimos doce meses, el real acumula una devaluación del 70%, la mayor a nivel mundial después de la del rublo ruso (72%).
Esta tenaz disparada del dólar es tan sólo el último de los problemas que enfrenta el gobierno brasileño.
"En el mercado cada vez hay más dudas sobre si Dilma tendrá la capacidad de recomponer su base de apoyo político para crear las condiciones de gobernar e implementar el programa de ajuste fiscal necesario para restaurar la economía. Hasta ahora, todas las señales han sido muy negativas", afirmó a la nacion Rafael Cortez, analista de la consultora Tendencias, en San Pablo.
Desde que Dilma asumió su segundo mandato, en enero, las dificultades económicas y políticas se han ido apilando mientras hacía esfuerzos por introducir medidas de austeridad para ordenar las cuentas públicas: desplome del precio de las materias primas que más vende Brasil (soja, mineral de hierro, petróleo) y desaceleración del crecimiento de China, su principal comprador; pronóstico de recesión para este año (-2,7%) y para el próximo (-0,8%); fuerte alza de la inflación (9%); aumento del desempleo (8%); las investigaciones en torno al escándalo de corrupción de Petrobras, que han salpicado a políticos del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) y sus principales aliados; feroces divisiones en la coalición de gobierno, en tanto la oposición impulsa el juicio político a la mandataria, cuya popularidad se desmoronó a su mínimo histórico (7,7%), según las encuestas.
Luego, el mes pasado, ante la brutal caída en la recaudación, el gobierno se vio obligado a presentar al Congreso, por primera vez en la historia, un presupuesto con déficit de 0,5% del PBI para el año próximo. El veredicto del mercado no tardó en llegar: la agencia calificadora de riesgo Standard & Poor's rebajó la nota crediticia de Brasil y le quitó su tan codiciado grado de inversión. El equipo económico de Dilma buscó controlar los daños con un nuevo paquete de ajuste que preveía revertir el déficit presupuestario y lograr un superávit del 0,7% del PBI a través de una mayor reducción de gastos, el congelamiento de ajustes salariales y contrataciones de empleados públicos, la eliminación de ministerios, la reinserción de un impuesto a las operaciones financieras, y hasta de recortes en los programas sociales que han sido una de las cartas de presentación de las administraciones del PT desde que Luiz Inacio Lula da Silva llegó al poder, en 2003.
Pero en las últimas dos semanas, las nuevas medidas han encontrado obstáculos tanto en el Congreso como entre los empresarios y sindicalistas afines al gobierno.
"Ahora, la relevancia del dólar dejó de ser tan sólo como valor de la moneda estadounidense y pasó a ser un termómetro de los riesgos políticos que enfrenta Brasil", apuntó a la nacion Raphael Figueredo, analista de la agencia de cambio Clear Corretora.
Para los expertos, los impactos que tendrá el alza del dólar sobre Brasil son muchos y variados. En primer lugar, se intensificará la presión inflacionaria, ya que muchas empresas compran sus insumos en el exterior, mientras que también subirá el precio de las manufacturas importadas. Todos los brasileños sentirán los efectos en su bolsillo, y con el dólar turístico que ya cotiza a 4,5 reales, se reducirán notoriamente los viajes y compras fuera del país.
Asimismo, se incrementarán los problemas para las numerosas compañías que tienen deuda externa en dólares, como por ejemplo la estatal Petrobras.
Y, además, la devaluación del real llevará a que Brasil pierda nuevas posiciones en el ranking internacional. Ya se esperaba que para este año pasará de ser la séptima a la octava economía mundial, pero se calcula ahora que podría caer incluso al noveno puesto.
"Los únicos que pueden beneficiarse del aumento del dólar son los exportadores, para quienes sus productos adquieren ahora mayor competitividad de precio a nivel internacional, y los operadores turísticos domésticos, que seguramente verán un incremento de los viajes dentro del país, tanto por parte de brasileños como de extranjeros que verán a Brasil como destino más barato", explicó Figueredo.
La gran incógnita ahora es si el dólar se mantendrá en este nuevo nivel o continuará su ascenso con un deterioro más profundo de la situación político-económica.
El peor récord del real
4,05
Desplome histórico
La moneda volvió a depreciarse y rompió el récord de 2002, cuando llegó a 3,99 reales por dólar.
-1,83%
La caída de ayer
La incertidumbre fiscal y la perspectiva de un alza de tasas en EE.UU. arrastraron a la divisa.
69,3%
Apreciación del dólar
En los últimos 12 meses el dólar comercial se apreció a un ritmo acelerado.
