En medio de la crisis de la minería surge una nueva empresa en el sector. Se llama Mantos Copper, tiene dos operaciones en Chile y ambiciosos planes: una cartera de proyectos de más de US$ 1.000 millones, la idea de aumentar la producción hasta casi duplicar su nivel actual, comprar activos e incluso abrirse a la Bolsa en Londres, Toronto o Santiago.
“Es una nueva empresa que tiene siete días bajo nuestro liderazgo, aunque integra dos operaciones mineras de larga tradición”, dice John MacKenzie, presidente de la nueva compañía, formada tras la compra de Mantoverde y Mantos Blancos a Anglo American.
¿El comprador? Audley Capital Advisor, un fondo de inversión fundado en 2004 en Londres, y donde algunos ejecutivos son además accionistas. Su brazo de recursos naturales ha cerrado este año varias operaciones importantes, como la mina de níquel y zinc Talvivaara Sotkamo Oy, en Finlandia, y la adquisición de Circle Oil, en África. Con esta operación Audley Capital ingresa al mercado chileno.
MacKenzie es una figura conocida en la industria: fue el Chief Executive Officer de Anglo American Chile hasta fines de 2013 y luego asumió como presidente del brazo minero del fondo Audley Capital Advisor.
La compra que efectuó Audley hace una semana se selló en un monto inicial de US$ 300 millones, que puede elevarse a US$ 500 millones, dependiendo del precio del cobre y si el comprador desarrolla diversos planes de expansión, como un proyecto de súlfuros, para el que Anglo ya había avanzado en estudios.
Tras cerrar el deal , MacKenzie viajó a inicios de la semana a las dos faenas mineras para reunirse con los sindicatos, profesionales y ejecutivos. Cuenta que la recepción fue muy positiva y lo que ahora viene es un proceso de trabajo en varios frentes: reducir costos, aumentar la producción y viabilizar proyectos.
La disminución de costos es crucial. Mantoverde y Mantos Blancos tienen un costo operacional muy similar al actual precio del cobre -del orden de US$ 2,3 por libra- y por ello, el negocio se juega en lograr márgenes operacionales más amplios, dice MacKenzie.
Esto no implica, necesariamente, recortar la dotación de trabajadores. Porque la nueva empresa tiene que contar con una estructura corporativa propia. “Conozco mucho estas operaciones, Mantoverde y Mantos Blancos. Tenemos un equipo fantástico y tengo mucha confianza en ellos”, añade.
“Aunque nos preocupa el precio actual del cobre, este es un negocio de largo plazo y confiamos en que los fundamentales del cobre son muy sólidos en el mediano y largo plazo”, explica el presidente de la novel compañía minera. Por lo mismo, Mackenzie sostiene que ni la reforma tributaria ni la laboral les complican. “Hasta ahora Chile es uno de los mejores destinos para las inversiones en cobre en el mundo. Nosotros creemos en el cobre, en Chile y nuestra visión es de muy largo plazo”.
Las negociaciones con Anglo partieron cuando la cotización del metal rojo era más alta, y -detalla el ejecutivo- “nosotros no cambiamos nuestra posición (oferta) cuando el precio bajó en los meses siguientes”.
Mantos Copper, añade MacKenzie, es una plataforma para el desarrollo. Aunque en el corto plazo el foco estará en aumentar la productividad y la eficiencia de los yacimientos, en el mediano y largo plazo podrían considerar otras adquisiciones en Chile y otras latitudes. Por ello, ven la opción de abrirse a la Bolsa. “Podría ser en Londres, Toronto o Santiago”, dice MacKenzie.
La nueva empresa produce 100 mil toneladas de cobre fino. Mantos Blancos hoy produce unas 50 mil toneladas, y aunque su capacidad va decreciendo, los nuevos dueños apuestan a prolongar su vida útil. En cuanto a Mantoverde, todo depende del desarrollo de dos planes. Uno, explotar entre 70 mil a 80 mil toneladas de súlfuros al año y, dos, que también logren extender la vida útil del mineral de óxidos, que hoy produce 50 mil toneladas anuales. Así, en conjunto, si estos planes se dan, podrían casi duplicar la producción.
El plan para explotar súlfuros de cobre en Mantoverde es una iniciativa que Anglo American ya tenía en carpeta y que supone una inversión de US$ 1.000 millones, para extraer cobre durante 20 o 30 años más. La idea es revisar la prefactibilidad y el costo de este proyecto, explica John MacKenzie.
En cuanto a Mantos Blancos, MacKenzie explica que cuando Anglo American la compró en 1980, a esa faena le quedaban cinco años de vida. Hoy, 35 años después, tiene otros seis años de operación adicional, ya que Anglo contemplaba su cierre para 2021. Los nuevos dueños están convencidos de que tiene futuro y en una primera etapa buscan extender la vida útil al 2024 y de ahí hasta el 2029, con una expansión de la planta concentradora.