El conflicto Pachón vs. Pelambres por la escombrera ilegal que la minera chilena alojó en áreas del proyecto argentino va camino de convertirse en una verdaderaguerra sucia, en la que peligrosamente se abandonan los elementales códigos de las buenas prácticas empresariales.
El comunicado de ayer de Antofagasta Minerals, en réplica a la dureza con que definió las cosas la minera de Glencore en San Juan describe este estado de cosas: los directivos de Pelambres decidieron enjuiciar los planes estratégicos de la minera denunciante, como la mejor forma de eludir sus responsabilidades en el botaderogate.
El Grupo Luksic insistió en la prensa chilena con su tesis de un "mal informado cambio de límites territoriales en Cerro Amarillo, donde depositó por largo tiempo todo tipo de residuos.
Pachón dijo esta semana que “Pelambres insiste en dilatar el cumplimiento de la medida cautelar ordenada por la Justicia argentina” y recordó que en marzo , el juez Miguel Gálvez, de San Juan, ordenó a la minera de AMSA , mediante una medida cautelar, presentara en 30 días un plan para el control ambiental de los residuos de la mina chilena que fueron trasladados en centenares de viajes de camiones al territorio de Pachón.
“Habiendo transcurrido ya casi seis meses de haber recibido una orden judicial para ejecutar trabajos para la protección del medio ambiente, Pelambres continúa sin iniciar los mismos, en un claro intento de privilegiar sus costos por sobre el cuidado ambiental. La presentación de Pelambres consiste sólo en un nuevo intento de dilatar el cumplimiento de la orden judicial", sostuvo la minera de Glencore.
Para Pachón, la pretensión de Pelambres de cerrar la escombrera sin retirar los residuos es inadmisible por el imperio de la Constitución Argentina y reclama a su querellada que los residuos se retiren utilizando contratistas y mano de obra argentina, aprovechando incluso los caminos y la infraestructura de la mina para desalojar el voluminoso alojamiento de escombros y neumáticos.
El plan de "aislamiento técnico" que Pelambres “fue preparado por una empresa especializada de gran prestigio, de acuerdo a los más altos estándares técnicos internacionales”, replicó ayer Francisco Veloso, presidente del Directorio de Minera Los Pelambres.
“Es una conducta permanente, que no tiene explicación. Nosotros buscamos construir acuerdos, aplicar los máximos estándares técnicos disponibles en la industria y todos nuestros intentos siempre se topan con la oposición de sus ejecutivos”, dijo Veloso quien insiste en que el depósito de rocas de Cerro Amarillo fue autorizado por Chile en 2004. Según los argentinos, las señalizaciones de 2012, de San Juan, concluyeron que la escombrera está del lado argentino y en predio del proyecto Pachón de Glencore.
Pelambres subió la apuesta en su ataque a Pachón al sostener ayer que puso que los criterios considerados en la propuesta de aislamiento, para garantizar que Cerro Amarillo no genere ningún daño ambiental, son superiores a los que el mismo Glencore aplica en las escombreras que han construido en suelo argentino.
“Más que criticar un plan serio y de alto nivel técnico, Glencore debería revisar lo qué está haciendo con las distintas escombreras que ha construido en la Argentina”, señaló Veloso.
Veloso se metió lisa y llanamente con los planes de Pachón poniendo en duda las intenciones de Glencore, holding que el lunes anunció un plan de cierre de operaciones, reducción de inversiones y de costos anunciado el lunes.
“Es bueno que Glencore aclare los plazos en que quiere supuestamente desarrollar Pachón, porque en los últimos años han sido más activos en buscar compensaciones de Minera Los Pelambres, a través de juicios en la Argentina, que en lograr avances concretos del proyecto”, dijo Veloso.
“Este es un tema (el de Cerro Amarillo) de fácil solución técnica y no tenemos que dejar que otros intereses interfieran en la solución”, dijo el directivo chileno.
Entre los empresarios y las autoridades mineras de los dos países involucrados había en las últimas horas de ayer una marcada preocupación por la nueva dinámica que le imprimió Luksic a la disputa pública.
No es usual que dos grupos empresarios de esta envergadura acudan a estas artes a través de la prensa. En San Juan, la impresión generalizada es que Antofagasta Minerals no está dispuesta a afrontar la solución que le reclama la Justicia argentina.
Los plazos se vencen en un litigio que complica a las dos partes, pero más a Pelambres, una mina en operaciones que en los últimos meses apareció demasiado en la prensa por cuestiones medioambientales.