Repsol decidió dejar de esperar una recuperación del barril del crudo y empezar a tomar medidas inmediatas para poder encarminar sus cuentas. En las próximas semanas anunciará un duro programa de ajuste de gastos e inversiones llamado Proyecto Go que se incluirá en su nuevo Plan Estratégico 2016-2020.
Según fuentes próximas a la petrolera el equipo directivo está ultimando las líneas maestras de la nueva hoja de ruta ante el vencimiento cercano del anterior plan y tras el cierre de la adquisición de Talisman, detalla El Confidencial.
Ante la complica coyuntura del precio del petróleo, la amenaza del enfriamiento de la economía china y la entrada en recesión de dos de los países de los que más depende Repsol, Brasil y Canadá, Antonio Brufau - presidente de la compañía - y el consejero delegado, Josu Jon Imaz pusieron en marcha en plan para ahorrar costos.
El Proyecto Go tiene varios objetivos, entre los que se destacan: ahorrar en 2015, US$ 250 millones, cantidad similar en 2016, unos US$ 300 M en 2017 y US$ 400 en 2018.
El último plan de ajuste que puso en práctica Repsol fue en 2009 ante la recesión económica mundial que provocó el crash financiero. Dicho programa ascendió fue un éxito y ayudó a reducir un 10% el presupuesto anual de la compañía.
Además del severo programa de ahorro de costos, Repsol incluirá en su Plan Estratégico 2016-2020 un recorte significativo de sus inversiones en aproximadamente un 50% condicionada a la evolución del precio del barril. Algunos de los proyectos actuales se pararán hasta que se estabilice la cotización del crudo.
Según El Confidencial, por debajo de los US$ 60, la mayoría de los pozos de Repsol no son rentables, en referencia a los campos que la compañía tiene en Brasil, Venezuela, Trinidad y Tobago y Libia, donde la situación política hace prácticamente imposible mantener la producción de forma recurrente. A los 50 dólares por barril actuales, la extracción hace muy difícil la rentabilidad.
La otra pata del Plan Estratégico es la venta de activos. Repsol ha contratado los servicios de Goldman Sachs y BBVA para desprenderse de algunas participaciones.
Los que más sufren la estrategia empresarial diseñada por Brufau e Imaz son los accionistas, grandes y pequeños, que ven como sus títulos van perdiendo valor día a día. CaixaBank, por ejemplo, su principal accionists lleva ya acumuladas este año minusvalías en Repsol superiores a los 600 millones de euros. Su caída en Bolsa, además, le ha supuesto, su expulsión del Euro Stoxx 50, el índice europeo de las 50 mayores compañías por valor bursátil, explica el portal Negocios.com
Antonio Brufau y Josu Jon Imaz