"El blue se iba a $ 16 de cabeza", aseguran en las mesas. Ayer a las 13, el billete había escalado hasta $ 15,80 y venía muy tomador, como para cerrar en $ 16 cuando, de repente, dos cooperativas y una casa de cambio amiga del gobierno salieron a vender varios bloques de media gamba (u$s 50.000) a
$ 15,70. Rememoran que esto no sucedía desde el 2013, desde la época del todo poderoso secretario de Comercio, Guillermo Moreno. Según estiman, en total las ventas habrían sido alrededor de u$s 1 millón, lo que provocó una baja del billete a
$ 15,65, que fue su cierre.
"El problema es que el mercado rápidamente se acomodó y los encaró para llevarse los billetes. Al final de la rueda comenzaron a carretear de vuelta y se llevaban lo que le ponían. Está tan atomizado el mercado que sólo les queda vender, no tienen otra forma de asustar a la demanda mayorista", revelan.
En sólo tres días de este mes hubo 415.000 compradores de dólar ahorro por u$s 266 millones. La cifra supera, tanto en cantidad como en monto, lo de todo agosto del año pasado. El cupo promedio per cápita sigue en caída libre: ayer fue de u$s 611, contra u$s 777 del tercer día del mes pasado, lo que marca una merma del 21,4%.
El equilibrio cambiario lo forma tanto el comex blue de la economía informal que contrabandea como el ahorrista informal que no califica a la AFIP. De acuerdo a Puerto Finanzas, eso hoy implica que cada 1% que aumenta la demanda de blue, la oferta AFIP debe subir 13% anualizada. Eso implica que si el blue aumenta 10% anual su precio para equilibrar el excedente de pesos en la economía paralela, la oferta de billetes para abastecer la economía blue debe crecer por encima del 130% anual, como ocurrió durante 2015 versus 2014 con el cupo AFIP. Cuando la oferta de dólar ahorro crece anualizado debajo del 100%, se traslada a precios. El problema es que la economía informal con comex blue requiere casi u$s 1.600 millones de cupo AFIP en diciembre para abastecer por completo al mercado y mantener en torno a $ 16 el dólar. Caso contrario, sube el precio.
Además, se pasó de tener un mayorista que operaba u$s 800.000 a tener diez que operan u$s 80.000 cada uno, que incluso pueden ser más por la atomización. Eso quitó a la venta grande de la plaza. Para hacer daño en blue con el dólar ahorro se necesita de miles de minoristas cuando antes alcanzaba con un mayorista. Necesitar miles de pequeños ahorristas del cupo AFIP implica levantar muchos teléfonos, más intermediarios, más cambistas, más comisiones y pérdidas en el pase de manos. Durante septiembre se produce el primer desequilibrio de la plaza por el cambio estacional del comex blue de primavera y verano, lo que obliga a un esfuerzo mayor de entrega de dólares nuevos a plaza por parte de AFIP.
Según estimaciones de Puerto Finanzas, se requiere de un cupo mayor a u$s 800 millones en septiembre para mantener al blue debajo de $ 16. Con u$s 700 millones entregados, el equilibrio se logra con un precio del blue en torno a $ 16,50 en septiembre. El cupo debe ir incrementándose hasta octubre, teniendo un respiro en noviembre un mes históricamente de "resaca" para la plaza del blue, porque queda en el medio de las dos demandas. Si AFIP mantiene el cupo en u$s 700 millones mensuales, el equilibrio lo hará precio para diciembre, y ese equilibrio de la economía informal lo ubica en $ 19,40 por dólar. Si ese monto es menor, el equilibrio económico del blue será mayor.
En la oficina de BBVA Banco Francés frente a la plaza Roma de Buenos Aires, un joven oficinista le preguntaba este miércoles a otro compañero: “¿Hoy comés ‘puré’?”. “Sí, como ‘puré’”, respondió con una sonrisa. Ambos formaban una fila con otros clientes que portaban en sus manos la autorización de Hacienda para comprar dólares, la divisa en la que los argentinos de clases medias y altas llevan cuatro décadas ahorrando. El ‘puré’ consiste en adquirir la moneda norteamericana en el mercado de cambios oficial, en el que rigen cupos mensuales, y venderla de inmediato o pocos días después en las ‘cuevas’ (casas de cambio ilegales) con una tasa de rentabilidad de hasta el 67%.
‘Hacer puré’ es una expresión que se usa en Argentina para decir ‘romper’. Así como la patata se deforma para hacer puré, los argentinos de clases medias y altas hacen lo propio con los dólares para obtener un beneficio en pesos.
“Con el ‘puré’ gano casi 1.000 pesos (107 dólares) extra por mes”, comenta Laura, empleada administrativa de 33 años que, como muchos otros argentinos, apenas cobra su salario va los primeros días del mes a hacerse con todos los dólares que le permite este país afectado por la escasez de divisas desde hace cuatro años. “Es la única forma de llegar a fin de mes. Con esa ‘plata’ (dinero) pago deudas y ayudo un poco más a mi ‘vieja’ (madre), que cobra 5.000 pesos (536 dólares) por atender un negocio 12 horas por día”, añade Laura. A ella no le preocupa que un día la fiscalice Hacienda para preguntarle dónde están los dólares adquiridos. Alguna vez el fiscal contra el lavado de dinero, Carlos Gonella, aclaró: "No podemos criminalizar a la gente que va a comprar 'plata' a una 'cueva'. Para abordar este fenómeno criminal tenemos que ir por los verdaderos responsables, que son los que fondean las 'cuevas'".
En agosto pasado, un millón de trabajadores de Argentina, el 8% del total, compró dólares en el mercado legal. No hay registro de los que los adquieren en las ‘cuevas’, que constituyen un mercado pequeño pero influyente en las expectativas de devaluación. En la plaza oficial, el dólar cuesta 9,32 pesos. Si bien existe un recargo tributario del 20% para adquirirlo, que eleva la cotización a 11,18 pesos, el trabajador puede evitarlo de dos modos: depositando las divisas por un año en el banco o desgravándolo de los impuestos a la renta o al patrimonio. De cuaquier manera, ambos precios son muy inferiores a los 15,62 que este jueves estaban pagando en las ‘cuevas’. Claro que hay algunos como Laura que esperarán unos días para hacer ‘puré’ sus dólares porque especulan con que el llamado dólar ‘blue’ (azul) o ‘negro’ vuelva a subir al calor de las devaluaciones de los demás países emergentes y de la incertidumbre por las próximas elecciones presidenciales del 25 de octubre.
En los dos primeros días de septiembre, unos 310.000 argentinos compraron sus dólares autorizados por Hacienda. Solo pueden adquirirlos los que ganan el equivante a más de 1.190 dólares mensuales y con un cupo que equivale al 20% de su salario y que tiene un máximo de 2.000 dólares. La prensa advirtió que este mes Hacienda redujo esa cuota un 20% de media, con casos que llegan al 50%. El administrador federal de Ingresos Públicos, Ricardo Echegaray, negó que se acotara el cupo, pero después el jefe de Gabinete de Ministros, Aníbal Fernández, reconoció que las divisas no solo se administran según los salarios de los que las piden sino también "de acuerdo con el momento en que se está y el movimiento de ingreso de divisas al país".
Los pesos queman en el bolsillo, en la caja de ahorro y mucho más en el colchón. Por eso aquellos argentinos que prefieren no consumir pero sí invertir tienen diferentes opciones para dolarizarse a futuro sin necesidad de comprar el billete americano.
Sin duda invertir en ladrillos es una de las formas preferidas. Es que pese a los esfuerzos del Gobierno por pesificar al mercado de compra y venta de propiedades, sólo el 7 por ciento de los avisos publicados piden pesos por los metros cuadrados, un porcentaje lejano al 20 por ciento, el pico que se generó en diciembre del 2012 cuando el Gobierno dio lugar al proceso de pesificación a través del Cedín.
Si bien el mejor de los panoramas lo tiene quien tiene dólares y los hace valer a la cotización del blue comprando en pesos, quien hoy destina sus ahorros en moneda nacional en metros cuadrados a futuro podrá venderlos en dólares. En estos casos, la oportunidad está en aquellas obras en fase final de construcción o ya terminadas con unidades remanentes que el desarrollador necesita vender para poner el foco en otro proyecto. A la hora de invertir, el cálculo es de $ 20.000 el valor promedio del metro cuadrado de venta. Otra opción es adquirir un lote en un barrio privado, en pesos y financiado.
Este también es un bien momento para construir o refaccionar. Es que el costo del metro cuadrado de construcción ronda los US$ 700 al valor del blue.
Para quienes disponen de menos capital, comprar una cochera es una buena salida. Se consiguen desde los $ 300.000 y es un negocio fácil de administrar, abierto a las negociaciones de precios por inflación y con un margen que ronda el 7 por ciento anual, tres puntos por encima de lo que deja el negocio de alquilar una propiedad.
Los que compren un auto o se actualicen también están realizando buen negocio. No sólo porque más del 60 por ciento de sus componentes son importados sino también porque los precios seguirán subiendo al ritmo de la inflación.
Más arriesgada es la apuesta al oro, el metal en el que se refugia el mundo cuando las monedas internacionales están en crisis. De todas formas, las opiniones sobre su resurgimiento están divididas. Hace dos años alcanzó la onza alcanzó un valor de US$ 1900, hoy ronda los US$ 1100 y su futuro es un enigma, pero es una alternativa para poner pesos y obtener dólares. En la Argentina se puede adquirir en la calle Libertad o en el Banco Ciudad.
Para los amantes del arte, comprar obras es una buena opción para aprovechar las bondades del “dólar pincel” sobre todo si se tiene en cuenta que se trata de un mercado en el que las cotizaciones aumentan a un ritmo del 17 por ciento anual. Si bien en la Argentina las ventas están planchadas en parte porque nadie quiere deshacerse por pesos de una obra que se puede comercializar en dólares. Claro está, la elección del autor es clave. Algunos de los artistas que mantienen los valores son: Pettoruti, Berni, Quinquela y Molina Campos.
En otra liga y otra jugada atada a la coyuntura local es la decisión de apostar a la ganadería llamada "la caja de ahorro de los campos". En este caso existe oferta de fideicomisos en dólares a los que se puede entrar en pesos a valor oficial. La inversión inicial parte de los $ 30.000 y su potencial está atado al Mercosur como principal motor de abastecimiento de la demanda futura mundial. La expectativa es que cuando el país abra sus exportaciones que hoy representan apenas el 7 por ciento, no habrá suficiente carne para abastecer la suma de las demandas interna y la externa.
