Afrontar la caída de los precios internacionales, el desarrollo de los recursos no convencionales, mantener la incipiente suba de la producción y la sustitución por recursos no renovables son los grandes desafíos que enfrenta la industria hidrocarburífera local y que se trasladan a la agenda por la carrera presidencial.
La desaceleración en el crecimiento de las economías emergentes, sobre todo de China, y la abundancia de crudo en los mercados internacionales tras la revolución del shale en Estados Unidos provocaron el desplome del precio del barril, que se arrastra desde el último trimestre de 2014.
En Argentina, ese escenario puso en vilo los proyectos en Vaca Muerta, sobre todo el de Loma Campana, la mayor inversión en marcha de la industria petrolera local. YPF y Chevron proyectaron su negocio en base a un barril a 91 dólares para 2015. Sin embargo, hoy, a dos años de la aprobación de la sociedad, el crudo en el mercado interno está bastante por debajo: 77 dólares.
Un informe reciente de la consultora KPMG sostiene que “teniendo en cuenta estas proyecciones, las que se utilizaron para justificar inversiones y estimar la rentabilidad del proyecto, y la tendencia descendente del precio del petróleo y el gas durante el último año, es lógico que Vaca Muerta, como otros yacimientos (tales los casos de Los Molles, el Golfo de San Jorge o Chaco) puedan ser demorados en su desarrollo”.
De todos modos, KPMG resalta que pese a la coyuntura, el potencial no convencional de la cuenca neuquina sigue traccionando la atención de las principales empresas mundiales, y empresas como YPF, PAE, Petronas, Shell, Total y Wintershall anunciaron importantes inversiones en los últimos meses para explorar Vaca Muerta.
La caída del barril permite al país ahorrar varios millones de dólares en la importación de energía, pero complica la industria petrolera en pleno despegue y luego de la reforma de la ley de hidrocarburos, que busca una mayor apertura al capital extranjero necesario para el desarrollo del shale.
Para que no se desmoronara el andamiaje de la recuperación del sector, a fines del año pasado, Nación acordó precios con los productores, una reducción de hasta el 20% en las alícuotas del impuesto a la transferencia de combustibles, una baja de las retenciones a las exportaciones y la implementación de un subsidio a la producción petrolera.
Compromiso de Scioli
En la reunión de la Ofephi del martes próximo, a la que está invitado Daniel Scioli, las provincias productoras reclamarán que se mantenga el precio interno del barril. Mientras que el candidato firmará un convenio mediante el cual se comprometerá a respetar los lineamientos del pacto sectorial firmado en diciembre si asume la presidencia, informaron fuentes de Nación a LM Neuquén. A cambio, recibirá el respaldo de los gobernadores petroleros.
El auge de la tecnología en Estados Unidos para explotar las formaciones shale y la confirmación de que Argentina está sentada sobre gigantescos recursos de gas y petróleo no convencional cambiaron la mirada del Gobierno sobre el sector. Luego de años de tarifas congeladas que apuntalaron la recuperación de la industria nacional y beneficiaron el bolsillo del consumidor hogareño, hubo un giro en busca de estimular las inversiones en el sector. La idea es apuntalar a YPF, que convirtió Loma Campana en su mayor campo productor de crudo y en el primer desarrollo masivo fuera de Norteamérica.
Se estima que Argentina tiene reservas técnicamente recuperables que rondarían los 21.000 miles de millones de M3 de gas y cerca de 27.000 millones de barriles de petróleo, y está entre los países con mayor potencial del mundo, detrás de China y Estados Unidos.
Oportunidad
KPMG destaca que el desequilibrio de la balanza energética “puede ser considerada como transitoria ya que Argentina cuenta con recursos, infraestructura y una importante experiencia en materia hidrocarburífera para hacer frente a estos desafíos en un mercado doméstico donde actúan los principales players mundiales, tales los casos de Chevron, Total, Petrobras, Shell, Pluspetrol, Madalena Energy, Pan American Energy, British Petroleum y CNOOC”.
El informe de la consultora internacional indica que una mejora en el desempeño del sector energético permitirá equilibrar sus cuentas comerciales y fiscales y, esencialmente, reducir al máximo el uso de dólares destinados a la importación de energía.
Además, señala que es necesario diversificar más la matriz energética dando mayor participación y desarrollo a las energías renovables, corregir las fallas del mercado reducir gradualmente la estructura de subsidios a las tarifas sobre el consumo.
La consultora observa que si las políticas de fomento que decidió el Gobierno en los últimos años, tras la estatización de YPF, son exitosas y Argentina “logra encauzar en los próximos años la producción y el dinamismo característico de la industria del petróleo y el gas, mejorando los niveles de inversión y productividad, los beneficios en el mediano plazo serán significativos ya que este sector resulta determinante para el resto de las actividades económicas”. De esa forma se podrán sanear las cuentas comerciales y el déficit energético, e iniciar el camino hacia el autoabastecimiento.
Según la consultora, el gran desafío de Argentina para superar su déficit energético es “tener la inteligencia suficiente para desarrollar estrategias que apunten al aumento de la producción de recursos convencionales y no renovables en el corto y mediano plazo, mientras continúa el desarrollo de los no convencionales, los que darán máximo rédito en el largo plazo”.