El presidente Barack Obama está pidiendo al Congreso fondos para financiar una ampliación de la flota de buques rompehielos norteamericana para reducir la diferencia con Rusia, que tiene una capacidad muy superior para navegar la región ártica.
Obama lo propuso ayer durante la primera visita que hace un mandatario estadounidense al inhóspito Ártico. Estados Unidos tiene tres rompehielos, incluyendo un solo buque "de alta resistencia", lo que se compara con los 40 de Rusia, que está construyendo otros 11 buques.
La Casa Blanca aseguró que las embarcaciones ayudarían a EE.UU. a "satisfacer nuestros intereses nacionales, proteger y administrar nuestros recursos naturales, y fortalecer nuestras relaciones internacionales". La región ártica está creciendo en importancia para la actividad comercial debido a que con el aumento de las temperaturas y el derretimiento del hielo oceánico se están creando rutas de navegación más cortas entre Europa y Asia.
"Es un importante primer paso", señaló Heather Conley, experta del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington. "Hubo sólo una demora en la buena disposición de esta transformación increíble que estamos viendo. Eso en parte explica porqué el presidente pasará tres días en Alaska".
Obama enfrentó presiones para que asuma una postura más firme hacia la región, en medio de la preocupación que genera ver que Rusia y Canadá se están moviendo agresivamente para aprovechar sus recursos energéticos. Quienes lo critican sostienen que puso demasiado énfasis en proteger el medio ambiente y no prestó suficiente atención en asegurarse de que los intereses económicos norteamericanos no se vean afectados.
El presidente intentó contrarrestar parte de esas críticas el mes pasado al otorgar a Royal Dutch Shell permiso para perforar reservas de crudo en Alaska, un estado donde el debate sobre el equilibrio entre la explotación de reservas energéticas y la protección de los recursos naturales es crucial y político.
Su decisión de autorizar la perforación offshore provocó una ruptura con Hillary Clinton, su ex secretaria de Estado y candidata para la nominación presidencial demócrata, quien tuiteó que el Ártico es un "tesoro único" y que "por lo que sabemos, no vale la pena correr el riesgo de perforar".
Conley aseguró que el planteo de Obama de sumar rompehielos es bueno pero que es apenas un sólo anticipo porque EE.UU. debe hacer una serie de cosas, incluyendo la inversión en puertos de aguas profundas y la construcción de mejores comunicaciones satelitales que ayuden a navegar la región.
En el estado más al norte de E
stados Unidos Obama debe superar un dura prueba ya que tendrá que demostrar que sigue en pie la credibilidad de su propia agenda. Mientras busca afianzar un legado en cambio climático, enfrenta un recurrente conflicto entre los imperativos de la protección del medio ambiente y el crecimiento económico.
A nivel nacional, la administración Obama descarta el concepto de que hay que optar entre prosperidad hoy o planeta acogedor mañana. Asegura que la energía renovable está creando más empleo por si misma.
Pero en ninguna parte de Estados Unidos es más difícil de defender ese argumento que en Alaska. El ambiente natural del estado es valorado y vulnerable, porque sus latitudes se están calentando más rápido que cualquier otro lugar del mundo, una tendencia que ya está derritiendo glaciares, aumentando las tormentas, erosionando las costas, y creando la amenaza de que pueblos costeros queden sumergidos.
Alaska también es una parte excepcionalmente pobre y poco desarrollada de Estados Unidos. Sus residentes que están preocupados por el cambio climáticos pero también hambrientos de más proyectos de petróleo y gas, que ven como una fuentes viable de riqueza futura.